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OPINION
Los pollos del Presidente

Por Luis Bruschtein

Palito Ortega, que durante bastante tiempo apareció como el pollo del presidente Menem para sucederlo, dijo hace pocos días con respecto de esa relación: “La lealtad es un camino de doble mano que no se puede transitar cuando una de ellas no funciona”. El flamante pollo de Menem para la gobernación bonaerense es ahora el ex subcomisario Luis Patti, con lo cual, el que ahora parece quedar a contramano, según la metáfora de Palito, es el pollo anterior del Presidente para ese puesto, el senador Antonio Cafiero. Es decir que los pollos del Presidente terminan empollados.
Patti se hizo conocido en 1983, cuando era subcomisario de la Policía Bonaerense en Pilar y fue involucrado en el asesinato de los militantes justicialistas Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereira Rossi. Pero en los años 90 se afilió al Partido Justicialista y gracias a ello integró las listas partidarias y se convirtió en el actual intendente de Escobar. Ahora intentó disputar la candidatura a gobernador bonaerense en la interna justicialista, pero cuando vio que por ese camino no ganaba, se escindió del peronismo y fundó el Partido de la Unidad Bonaerense.
Las idas y venidas de Menem con su candidatura y sus candidatos y las idas y venidas políticas del ex subcomisario tienen un sesgo similar en un partido cuya liturgia señala, casualmente, como el día más importante del año al 17 de octubre, más conocido como el Día de la Lealtad.
“Es un hombre confiable y que ofrece garantías de seguridad para todos los bonaerenses y uno de los grandes hombres de la política nacional” dijo Menem sobre Patti. “Es el mejor candidato que existe en la Argentina” dijo Patti sobre Menem, aun cuando Menem no es candidato.
Pero no solamente se trata de esas coincidencias históricas. También hay una cierta empatía entre Menem-Patti que los lleva a encontrarse en este momento de sus vidas en el mismo andarivel de la política: el blasón de Patti es la mano dura. Y las políticas económicas y sociales del menemismo tienen su complemento lógico en ese blasón. En política, las casualidades prácticamente no existen.
Es decir que, si ambos llenaran sus tarjetas personales en esos círculos de solos y solas a los que suele recurrir tanta gente, seguramente la computadora los hubiera unido sin el más leve chasquido. Como diría Roberto Galán con una gran sonrisa: “Señores, ¡se ha formado una pareja!”.

 

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