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OPINION
Yabrán, Yoma, Moneta

Por Alfredo Zaiat

El fin del menemismo no es sólo el archivo de la re-reelección y el comienzo de la lenta fuga de antiguos aliados hacia los brazos de quien hasta hace poco era el enemigo interno. También es el ocaso de los empresarios que sólo pudieron subir a la cima del poder económico durante esta década bajo el paraguas protector del Jefe. La suerte de esos advenedizos al mundo de los negocios, que el establishment tradicional miró siempre con un resignado dejo de desconfianza, dependerá de cómo puedan organizar su retirada en la declinación del Gobierno de Carlos Menem. Alfredo Yabrán, Emir Yoma, Raúl Moneta son los exponentes más representativos de ese nuevo poder cuya estrella empieza a apagarse.
A Alfredo Yabrán los tiempos se le precipitaron sin darle margen para un repliegue que le permitiera mantener su poder. Cuando se dio cuenta de que se le venía la noche optó por realizar ganancias, embolsando 650 millones de dólares al vender las principales empresas del holding (Edcadassa, OCA, Interbaires) al Grupo Exxel. Pero, a diferencia de otros empresarios de esa corte, fue perdiendo su halo de intocable a medida que avanzaba la investigación por el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas y la revelación, mediante el molesto Excalibur, de su íntima relación con el corazón de la Casa Rosada. Su trágico final es conocido.
A Emir Yoma, cuñado del Presidente, los bancos Nación, Ciudad y Provincia de Buenos Aires le cortaron el chorro cuando ya no era posible seguir financiando su curtiembre en Nonogasta, emprendimiento que sólo pudo desarrollarse con la desproporcionada asistencia oficial, a través de las entidades públicas y del fisco mediante el controvertido régimen de promoción industrial. Yoma no encuentra comprador para la curtiembre, gestión que fue liderada por el Banco Macro, también con línea directa a la Rosada. La quiebra de esa increíble planta en medio del desierto, alejada de los centros de comercialización, dejando el muerto a la sociedad en su conjunto, resulta el final previsible cuando el menemismo empieza a despedirse del poder.
A Raúl Juan Pedro Moneta, uno de los principales militantes de la re-re, el destino no le fue favorable. Cuando se encaramó como uno de los dueños del poderoso multimedia Citicorp Equity Investments (CEI), complejo de difusión puesto a disposición de los proyectos de Carlos Menem, fracasó como banquero. Negocio desde donde empezó a crecer, especialmente de la mano del Citibank, gracias a la ayuda de su compañero de escuela Ricardo Handley y al misterioso apoyo de John Reed, cabeza del Citi mundial. El desmoronamiento de los bancos República y ahora del Mendoza no sólo es una corrida de depósitos, también lo es para el poder económico del menemismo.

 

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