La OTAN
golpeó ayer por primera vez a su villano en el conflicto en Kosovo: el ejército
yugoslavo desplegado en la provincia. Una columna de sus blindados fue atacada con bombas
de racimo (que esparcen explosivos sobre el área de impacto), con un saldo de entre siete
y 12 vehículos destruidos. Los estrategas de la Alianza esperan mejores resultados cuando
entre en acción dentro de 15 días el helicóptero Apache, diseñado para ataques a
tierra. La escalada no da señales de detenerse allí: el general Wesley Clark, el
comandante de la Alianza en Europa, pidió a sus líderes políticos el envío de más
aviones para cumplir mi misión, y el ministro de Defensa canadiense Art
Eggleton afirmó que la OTAN está considerando enviar tropas de tierra. Por lo pronto la
Alianza aprovechó el buen tiempo primaveral reinante para realizar el bombardeo más
intenso desde el comienzo de la ofensiva. Sólo ayer se registraron 439 misiones contra 28
objetivos en todo el país, incluyendo las ciudades de Belgrado, Nis, Novi Sad, y
Pristina. Según las agencias yugoslavas, hubo 12 muertos y 31 heridos, ocho de gravedad.
El balance fue contrapesado por el derribamiento de un avión espía no tripulado de la
OTAN.
El ataque aéreo contra las fuerzas serbias tuvo ayer sabor a revancha. Inicialmente, el
mal tiempo sobre Yugoslavia había reducido a la OTAN a lanzar ataques contra la
infraestructura, suministros y símbolos del poder gubernamental de Serbia, lo que puso a
la Alianza bajo críticas crecientes por su aparente incapacidad de castigar a los
responsables de la limpieza étnica en Kosovo. Pero desde el domingo, el clima
despejado sobre la provincia les quitó a las tropas serbias su inmunidad de facto contra
el bombardeo. Los ataques de ayer se descargaron sobre tres columnas de blindados. El
portavoz militar de la OTAN, David Wilby, admitió que los resultados fueron
mixtos. Un piloto que participó de la acción explicó al diario británico
The Guardian que los ataques eran difíciles de ejecutar por la táctica de los serbios de
ocultar sus blindados en las aldeas. Si están en áreas civiles, no tiramos
bombas, sostuvo.
El paso hacia el ataque directo a las tropas serbias en Kosovo está relacionado con el
despliegue de los helicópteros Apache, que estarán operacionales en 15 días. Los
tanques serbios están ahora entre nuestros blancos recalcó el secretario de
Defensa norteamericano William Cohen; pronto entrarán en acción helicópteros
Apache que son muy eficaces en el rol antitanque. El Washington Post criticó la
demora en desplegarlos, citando esta efectividad antitanque, pero varios analistas
advirtieron que el Apache era muy vulnerable al fuego antiaéreo.
La escalada de ayer, sin embargo, podría resultar insignificante en relación con una
posibilidad cada día más planteada en la OTAN: la intervención de tropas de tierra. El
canadiense Eggleton afirmó que los estrategas militares están planteando una
intervención de tropas de tierra sin el permiso del gobierno de Belgrado. Eggleton
aseguró que se querría que Yugoslavia aprobara la intervención de tropas de tierra,
pero como no da signos de hacerlo, la OTAN está examinando otras
alternativas. El Estado Mayor yugoslavo denunció que la OTAN planeaba una invasión
por un ejército de los refugiados albanos-kosovares expulsados de la provincia.
Pero por el momento, la Alianza continúa concentrando la mejor parte de sus esfuerzos en
su campaña contra la infraestructura de Yugoslavia, lo que ayer se tradujo en violentos
ataques contra las ciudades del país. Los objetivos principales fueron depósitos de
petróleo, fábricas militares, puentes y edificios gubernamentales. En Belgrado estalló
la Dirección de la Industria Militar, ubicada en el centro de la ciudad. Los bombardeos
llegaron a las otras grandes ciudades del país Nis, Novi Sad, Pristina, y
Podgorica pero también sufrieron daños las localidades de Gracanica, Ajvalija y
Gnjilane. Las autoridades yugoslavas no informaron hasta ayer si había instalaciones de
uso militar en esos lugares.
De todos modos, todas las ciudades sufrieron daños colaterales (bajas
civiles). En Pristina, seis misiles de crucero dirigidos contra el edificio del gobierno
serbio en Kosovo lo demolieron junto con el BancoCentral y un hospital que se encontraban
al lado. Las autoridades serbias contabilizaron unas 50 bajas entre muertos y heridos
ayer, y afirmaron que todavía hay muchas personas enterradas bajo los escombros. El
gobierno yugoslavo asevera que la OTAN utiliza bombas de racimo contra las ciudades, que
al dejar muchos fragmentos sin estallar dificulta el rescate de las víctimas. Este
nazismo es peor que el de 1941, declaró el alcalde de Pristina, Zoran Andjelkovic.
La experiencia de dos semanas de bombardeos está teniendo un duro impacto sobre la
población civil. Paso la mayor parte del tiempo escondido relató un
habitante de Pristina, nunca hay electricidad durante el día. Pero también
hay gestos de desafío. Un grupo de ciudadanos en Belgrado mantiene las 24 horas una
cadena humana para proteger uno de los puentes de la ciudad.
Claves *
Por primera vez la OTAN pudo bombardear ayer blindados yugoslavos, en una ofensiva
en ascenso. Pero cuanto más se acerca la Alianza a sus blancos, más posibilidad tiene de
sufrir pérdidas por el fuego antiaéreo. Ayer Yugoslavia derribó un avión espía no
tripulado. Además, la máquina militar yugoslava está intacta (pág. 24) y aún no usó
sus mejores ases.
* En el plano diplomático, la ofensiva de
Pascua ortodoxa de Milosevic parece avanzar con la posibilidad de liberación de los
pilotos norteamericanos capturados la semana pasada. Pero Bill Clinton sigue inflexible en
sus términos, y la opinión pública norteamericana lo sostiene cada vez más en esa
tesitura. |
LA CALLE CREE QUE MILOSEVIC TERMINARA CEDIENDO
Clima de derrota en Belgrado
The Guardian de Gran Bretaña
Por Maggie OKane desde Belgrado
Es el principio del fin.
Se habla de eso en todos lados: en la librería Los Pilares de la Sabiduría en la Plaza
de la República de la capital; en un sórdido café de obreros en una de las ciudades
más bombardeadas de Serbia, Pancevo. El presidente Milosevic está preparando a su pueblo
para las tropas terrestres de la OTAN en Kosovo. Pero ni la gente de las librerías, ni
los obreros ni los estudiantes creen que habrá una guerra terrestre con la OTAN. El
maestro del maquiavelismo de Estado, Slobodan Milosevic, está saliendo de abajo de las
bombas y proyectándose a la diplomacia, y lo hace con la destreza que se espera de un
hombre que causó cuatro guerras y miles de muertes y sin embargo logró mantenerse en el
poder durante casi 10 años.
Cuando lo vimos por televisión ofreciendo un cese de fuego, era obvio que estaba
empezando el proceso y que pronto sería visto como un héroe. Perdimos Croacia a las
hordas católicas; perdimos Bosnia a los locos musulmanes y ahora
vamos a perder Kosovo a los nazis de la OTAN. Pero saldrá como un
salvador, dijo Zena Franic, de 33 años, que pasó un tercio de su vida viendo cómo
desapareció la Yugoslavia federal en la que había crecido. Siempre está salvando
a Serbia para alguien. Ojalá parara de una vez. En Pancevo, una vieja ciudad
industrial al noreste de Belgrado, los muchos desempleados que se sientan alrededor del
sauce en la calle Obradovic leen las mismas señales que los intelectuales de Belgrado.
Entre ellos está Slavisha Petrovic, de 24 años, y sus amigos Sasha de 25 y Dragan de 23,
sólo tres de los 200.000 reservistas del ejército reclutados por el régimen entre los
hombres que irían a pelear por la sagrada tierra de Kosovo. Ayer, los tres hombres no
tenían planeado pelear por nadie. Kosovo va a ser entregado. No creo que Milosevic
pague el precio. Me gustaría que terminara como Ceausescu el presidente rumano
derrocado en 1989 y luego ejecutado, pero no sucederá, dijo Slavisha.
En el periódico Politika, el lenguaje del gobierno también viró de la guerra a la paz.
Nuestro presidente proclamó que frenaremos la guerra contra los terroristas de la
liberación de Kosovo durante los días de Pascua. La mayoría de nuestros ciudadanos
comprenden el gesto de buena voluntad de nuestro presidente. El hecho de que estos
movimientos de paz del martes fueran rápidamente rechazados por el mundo exterior es algo
de lo que apenas se informó aquí. La televisión y la radio repiten el mantra una y otra
vez: El presidente Milosevic dio este excelente paso con un espíritu de
cristiandad.
Si mandan tropas del mantenimiento de la paz con los refugiados albaneses, yo
estaría de acuerdo. Pero no las tropas de la OTAN, no aquellas que nos han estado
bombardeando, dijo Slavisha Petrovic en el café Palma de Pancevo. ¿Si quiero
pelear por Kosovo? Kosovo no está mas. De regreso a Belgrado, en el centro de arte
frente a la Plaza de la República, la directora de 35 años se tapó la cara con las
manos cuando escuchó que comenzaba el diario concierto anti-OTAN. Me está
enfermando escuchar esto. Fue bueno el primer día, el espíritu de Belgrado y todo eso.
Ahora es sólo parálisis. Parálisis y menos gente. Zlato Manoylovic, uno de los
guitarristas más populares del país, tocó para un público dos tercios menos numeroso
que el de ayer, a pesar del bombardeo de la OTAN de la noche anterior. Era el mensaje de
siempre: Los serbios son víctimas de un nuevo orden mundial. El concierto
terminó temprano y la melancólica multitud se dispersó.
Yohan Dragocivic, de 26 años, estudiante de geografía, dijo que él venía a la plaza
sólo por la música, para ver a sus amigos y porque no hay mucho más que hacer:
Poco a poco él aceptará esas tropas de la OTAN y dirá que lo hizo por el pueblo
serbio, para detener los bombardeos. Pero es unjuego sucio y lo sabemos. El problema es
que los serbios del campo, de los pequeños pueblos, lo seguirán viendo como un
héroe. En la calle Knez Mihalova, John Lennon canta Imagine. Una mujer
en un overol púrpura que vende objetos de cobre dice de su presidente: Me imagino
que algún día me despertaré y escucharé que se lo llevaron a La Haya. Sólo con verlo
parado ahí en el muelle sería suficiente. Pero jugará su juego con nosotros como lo
hizo en Bosnia y estará con nosotros hasta que se muera.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
Los norteamericanos en un pie de
movilización
Esta vez, los norteamericanos
comunes quieren la guerra. El motivo son las imágenes de desplazados y limpiezas
étnicas, que creían terminadas desde la Segunda Guerra.
Bill Clinton, menos
intervencionista que sus ciudadanos.
Son más los que quieren la guerra que quienes aprueban su gestión. |
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Página/12 en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa desde Nueva York
Helene quiere saber el
código telefónico de un país del Caribe, para llamar a sus hijos que se han ido a pasar
las vacaciones de invierno junto al mar. Divorciada, con dos chicos adolescentes y un buen
trabajo en una compañía discográfica, Helene es la encarnación de una neoyorquina
típica: ansiosa y siempre lista a ofrecer opiniones categóricas. Inexorablemente, la
charla se desvía al tema casi único que, desde los medios de comunicación, domina estos
días la vida de los norteamericanos. Kosovo, los refugiados, la guerra. Helene, que es
judía, dice que hace tiempo decidió no ver películas sobre el Holocausto, no asomarse a
ninguna imagen que le traiga el recuerdo heredado del espanto. Pero este fin de
semana no pude despegarme de la televisión. Me dije tengo que mirar esto, no puedo
ignorarlo. Esa gente en las fronteras, despojada de todo ... pareciera que la
historia se repite, ¡es tremendo!, comenta angustiada y agrega con tono sublevado:
¿Por qué no actuamos antes? ¡Deberíamos haberlo parado (a Milosevic) desde el
primer día! ¿Por qué toleramos sus campos de concentración? Con la historia del siglo
veinte, es imperdonable que no hayamos reaccionado más rápido. ¿Qué hizo Estados
Unidos todo este tiempo?.
¿Aprobaría que Estados Unidos envíe fuerzas terrestres?
Si es necesario, sí. Claro que sí responde con extrema seriedad.
La voz de Helene es apenas una en la multitud de norteamericanos abrumados, profundamente
conmovidos por las escenas desoladoras de albanos-kosovares saqueados, expulsados,
hundidos en el barro de una tierra ajena y humillados. Sin necesidad de que la
administración Clinton los prepare o los persuada, las imágenes
los han ido convenciendo de que semejante sufrimiento merece riesgos y sacrificios,
inclusive el de enviar a los soldados de las tropas terrestres, y aun el de enviar mucho
dinero, porque hay en marcha una fiebre de donaciones.
Nunca he visto tantas caras de gente llorando. Las mujeres, los chicos, los viejos.
Son esas lágrimas silenciosas, que no esperan consuelo, de pura resignación, dice
Carla, una escritora que muchas mañanas compone sus historias en un café de la calle
Court, en Brooklyn. Como todos, tiene interrogantes y casi ninguna respuesta.
¿Escalará el conflicto? ¿Será otro Vietnam?, dice resucitando un viejo
fantasma familiar, pero ella misma se apacigua: Claro, es distinto, no existe la
Unión Soviética, razona. Y luego están los interminables porqué de la
intervención de este conflicto, en esta situación precisa, y no en otros. Es muy
desequilibrado observa Carla, en Africa ha habido matanzas horribles, vimos lo
de Ruanda no hace mucho, y no movimos un dedo. ¿Y ahora por qué? ¿Por qué son europeos
y blancos? No digo que no tenemos que intervenir en esta ocasión. Pienso que sí,
inclusive mandar las tropas terrestres. Pero ¿cuál es el criterio de selección que
usamos en estos casos?. Con una sonrisa sarcástica, parafrasea a Rhett Butler, el
personaje de Lo que el viento se llevó: Por Africa, frankly, my dear, we
dont give a damn (francamente, querida, nos importa un bledo).
Por razones que no son muy claras, Carla opina que las permanentes imágenes de Yugoslavia
contrastan en forma surrealista con la casi alegre cotidianidad de Nueva York.
En esta guerra hay caras; tiene caras de gente. No es únicamente luces, juegos de
computadora, como la guerra con Irak. Supongo que debemos considerar esto un
progreso, sostiene con un dejo de irritación.
Pese a los cuestionamientos morales y el sentimiento de incomodidad ética que provocan
los bombardeos de la OTAN, los norteamericanos parecen estar más decididos que su propio
gobierno a la intervención terrestre. El convencimiento ha sido progresivo, bastante
súbito y acicateado por la caravana de desposeídos y la buena cobertura de la crisis que
llevan a cabo la prensa y los medios. La semana pasada, un sondeo de la cadena CBSindicó
que el 41 por ciento de los encuestados apoyaba el envío de tropas terrestres. Este
martes, otra encuesta del Wall Street Journal y de la cadena NBC estableció que un 73 por
ciento de los interrogados aprueba que las fuerzas terrestres intervengan. En esa misma
encuesta, un 65 por ciento dijo que Estados Unidos tenía una responsabilidad moral de
impedir que continúe la violencia serbia en Kosovo. Respecto de la actuación de Bill
Clinton, mostraron una mayor ambivalencia en las opiniones. Un 46 por ciento manifestó
que el presidente había explicado claramente los objetivos de EE.UU. en Yugoslavia, pero
un 44 por ciento opinó que no.
Algunos congresistas prominentes, como el senador republicano John Mc Caine, y expertos en
política exterior también han ido armando el caso que justificaría un
eventual envío de los batallones terrestres. La gente se ha dado cuenta de que nos
hemos comprometido en una guerra y que lo que está en juego es más importante y más
grande que lo que ha dicho la administración, dijo al Washington Post Ivo Daalder,
especialista en política exterior del Brookings Institution. Algunos analistas, sin
embargo, han apuntado que la opinión pública todavía tiene reservas acerca de que se
manden tropas a situaciones muy conflictivas o complicadas, comentó en la nota
Andrew Kohnut del Pew Researcher Institute.
Por complicada que sea esta situación, los norteamericanos parecen, pese a todo,
resueltos. El desasosiego que causa la ordalía de los refugiados se vuelca en llamados
agitados a los talk shows con una sola palabra por dominador común: Kosovo.
Se escuchan reflexiones insólitas que reflejan la particular visión del mundo que tienen
algunos estadounidenses. En este caso, es una pena que tengamos esa ley que nos
prohíbe asesinar a dictadores u otra clase de psicópatas, dice un hombre de voz
muy cascada en un talk show matutino. Otras llamadas expresan sentimientos de fraternidad
y compasión, como la de una mujer que llamó a un programa de la radio pública y dijo:
Todos estos días me he estado repitiendo ese poema (del inglés John Donne) que
pone Hemingway al comienzo de Por quién doblan las campanas: Ningún hombre es una
isla .... No sé, me parece que en esta historia de los refugiados, las campanas
están llamándome a mí, a todos nosotros.
EE.UU. RECHAZA GESTOS YUGOSLAVOS
La paz, sin oportunidad
La
diplomacia sigue su curso pero todavía está verde. En el marco de las negociaciones para
obtener aunque sea gestos de buena voluntad que conduzcan a un alto el fuego, el
presidente interino de Chipre, Spiros Kyprianou, dijo ayer en Atenas que hoy llegará a
Belgrado para llevarse a los tres soldados norteamericanos capturados por tropas serbias
hace una semana. Según la agencia rusa Itar-Tass, el gobierno yugoslavo, luego de la
tregua unilateral ofrecida y rechazada por la OTAN anteayer, dijo que está dispuesto a
retirar sus tropas de Kosovo si la Alianza Atlántica hace lo mismo en Albania y
Macedonia. La respuesta del presidente norteamericano Bill Clinton fue tajante: Ya
no es suficiente que el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic diga que sus fuerzas
cesarán el fuego en un Kosovo al que se le niega su libertad y se lo priva de su
gente.
Milosevic debe retirar sus fuerzas, permitir el retorno de los refugiados y el
despliegue de una fuerza internacional de paz en Kosovo. Y eso es lo mínimo necesario
para dar paz y seguridad al pueblo de Kosovo, dijo Clinton. No necesitamos
tropas extranjeras. No aceptaremos tropas extranjeras en nuestro suelo. Ni de la OTAN, ni
de la ONU, ni de nadie, respondió Nebojsa Vujovic, portavoz de la Cancillería
yugoslava. Pero el gobierno yugoslavo sigue enviando señales, esta vez vía Chipre, uno
de los países aliados de los serbios en la región. Voy a viajar a Belgrado para
reunirme con el presidente de Yugoslavia, quien me ha comunicado su deseo de discutir el
tema de la liberación de los tres soldados estadounidenses cautivos, para entregárselos
a Chipre, dijo Kiprianou en Atenas.
Más allá de la retórica, la OTAN también pretende enviar señales. Ayer se reunió el
Grupo de Contacto (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Rusia y Alemania) en
Bruselas, con la participación de Rusia. El ministro de Relaciones Exteriores alemán,
Joschka Fischer, había insistido el martes en que Rusia debía adoptar un papel
más activo en las negociaciones de paz. Según el New York Times de ayer, el
vicepresidente norteamericano Al Gore llamó por teléfono al premier ruso, Yevgueni
Primakov, para que convenza a Milosevic de aceptar las condiciones de la OTAN.
Rusia respondió a estas exigencias con otras. Mientras el canciller Igor Ivanov
desmentía los rumores sobre la visita del líder albano-kosovar moderado Ibrahim Rugova a
Moscú, el portavoz del presidente Boris Yeltsin, Dimitri Yakuchkin, planteaba un cese del
fuego mutuo entre la OTAN y Yugoslavia: Los dos tienen que parar al mismo tiempo
porque de otra forma es un círculo vicioso: cada bando dice que primero debe empezar el
otro.
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