La guerra
sólo puede considerarse legítima cuando previamente se han intentado y agotado
completamente todas las otras posibilidades políticas, diplomáticas y sociales, y cuando
el precio de no hacer nada es superior al inevitable costo que conlleva toda guerra. Hay
dudas fundadas de que haya sido así en el caso de Kosovo, lo cual resta legitimidad a la
actual intervención militar. Lo que ocurre en Kosovo es un aviso más de lo estúpido que
resulta no atender a tiempo las demandas expresadas por medios no violentos.
|