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Por Felipe Yapur Desde Concordia, Entre Ríos A bordo del segundo Tren de la Esperanza y la Victoria que transporta a Eduardo Duhalde y Ramón Ortega por las provincias de Corrientes y Entre Ríos, el binomio intentó otorgar, aunque sin mucho éxito, una cuota de misterio a la definición de la fórmula presidencial al sostener que durante la semana que comienza recién develarán quién la encabezará. El bonaerense, por su parte, destinó gran parte de su tiempo a enviar mensajes a Carlos Menem: Es irrelevante un encuentro con el Presidente. El justicialismo no necesita un acuerdo de cúpulas sino de las bases y sobre esto estamos trabajando, aseguró Duhalde poco antes de llegar a Mocoretá, el último pueblo que el convoy atravesó por Corrientes. Según el propio gobernador bonaerense ese acuerdo de bases está hoy expresado en la organización del gabinete federal y que cuenta, además de los mandatarios provinciales Jorge Busti (Entre Ríos) y Néstor Kirchner (Santa Cruz), con tres o cuatro gobernadores más que se sumarán en los próximos días. No se dieron nombres, pero nadie niega que entre ellos estarán el mendocino Arturo Lafalla, el salteño Juan Carlos Romero y el misionero Ramón Puerta. Pero ya se irán sumando varios más, aseguró a este diario uno de los gobernadores que acompañaron durante el viaje al binomio justicialista. Duhalde y Ortega dedicaron uno de los tramos de la segunda experiencia ferroviaria a conversar con el periodismo acompañados por Busti y Kirchner. Eligieron el lujoso vagón living para enviar mensajes al menemismo: No nos preocupa el apoyo a (Luis), Patti porque en la provincia las elecciones se polarizarán entre la Alianza y nosotros, indicó Duhalde. El bonaerense buscó mostrarse seguro y confiado con lo que está ocurriendo en el peronismo y eligió el probable fallo de la Corte que avale el congreso partidario de Parque Norte realizado en julio del año pasado para demostrarlo: Tenemos mayoría en cualquier congreso, adelantaremos las internas para poder llegar a las elecciones de octubre con todas las posibilidades para cambiar el modelo. Mientras en los vagones que integran el convoy el conjunto del duhaldismo y el orteguismo se concentraba en los 16 actos que hizo el tren de la Esperanza a través de 250 kilómetros, abajo, a la vera de las vías, la gente repetía, como en el tren anterior, las escenas de concurrencia espontánea y en la búsqueda de entregar una carta a los candidatos y también, si era posible, robar un autógrafo a Palito o al padre de Emanuel Ortega, según fuera la edad de la mujer que lo requería. El primero de los actos se realizó en la ciudad limítrofe de Paso de los Libres, Corrientes, desde allí el binomio repitió su estilo de discurso compartido. Juraron que, cuando sean gobierno, el tren volverá a correr, se generarán fuentes de trabajo y se promoverá el desarrollo social. Mientras todos gritaban y aplaudían, al tiempo que recibían una innumerable cantidad de gorros, remeras y banderines con la leyenda Duhalde Presidente, un matrimonio miraba con indiferencia la escena, ella cebaba mate casi mecánicamente y cuando Ortega gritó que el trabajo volverá a ese pueblo, él no pudo evitar sonreír y decirle a su esposa: Y yo creo en Papá Noel. A pesar de su incredulidad, el hombre reconoció que piensa votarlos: ¿Y si no a quién?, se justificó. Chajarí fue el primer pueblo entrerriano que la formación férrea visitó. Algo más de mil personas se agolparon en la estación. Pero la final del acto todos coincidieron en un mismo ruego: que cante Ortega. Y el tucumano les concedió el deseo al entonar unas estrofas de Yo tengo fe y el tren continuó viaje. Mientras el convoy se marchaba, dos mujeres conversaban:¡Qué viejo que está Palito!, dijo una. La otra le replicó: Pero sigue cantando igual. Ambas se miraron y riendo dijeron al unísono: Mal.
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