La OTAN se
prepara para la guerra y la paz simultáneamente. Por un lado, las conversaciones del
sábado y de ayer entre Rusia y los países atlantistas alentaron la posibilidad de que
Moscú interceda para que Belgrado acepte los términos de la OTAN. El precio de la ayuda
rusa es que las negociaciones se realicen siempre desde el marco de la ONU. Pero en
Estados Unidos la corriente parece ir en la dirección opuesta: el envío de tropas de
tierra. Hoy el Congreso debatirá una moción para decidir si le pedirá a Clinton que
planee una campaña de este tipo. La Casa Blanca anunció que ya tenía planes
rápidamente actualizados. El Consejo Atlántico autorizó ayer en Bruselas el
envío de 8000 tropas a Albania para tareas humanitarias. Si se invade Kosovo,
servirían de avanzada. Los ataques aéreos prosiguieron ayer, aunque la OTAN redujo su
intensidad (a pesar de que siguieron las víctimas civiles) por respeto al domingo de
Pascua ortodoxo. En la frontera albano-yugoslava continuaron los combates entre la
guerrilla separatista albano-kosovar y las tropas serbias.
Las apresuradas charlas que sostuvieron los líderes políticos de la OTAN para apaciguar
a Rusia luego de que advirtiera el viernes sobre una guerra mundial podrían
lograr algo mucho más importante. La OTAN aspira a un auxilio ruso para que el presidente
yugoslavo Slobodan Milosevic acepte una paz con autonomía para la provincia serbia de
Kosovo y la presencia de tropas internacionales para garantizarla. El presidente
norteamericano Bill Clinton y su colega francés Jacques Chirac subrayaron ayer el
importante papel de Rusia para una solución política. Desde el sábado, los
ministros de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña y Alemania, Robin Cook y Joschka
Fischer, iniciaron activas gestiones con el canciller ruso Igor Ivanov. Ivanov también
sostuvo ayer una larga charla telefónica con el premier italiano Massimo
DAlema y se reunirá mañana con la secretaria de Estado norteamericana Madeleine
Albright.
La demanda rusa para jugar el rol de mediador sería, según el viceprimer ministro de
Relaciones Exteriores ruso Georgy Mamedov, que las negociaciones y una eventual fuerza
militar de paz sean internacionales: es decir, sin jurisdicción de la OTAN.
Pero el secretario general de la ONU Kofi Annan propuso condiciones que eran idénticas a
las de la Alianza Atlántica. Esto hace posible a los ojos atlantistas que su organismo
presida sobre la implementación de la paz. Albright sugirió ayer que si Belgrado
negocia, la OTAN podría moderar su demanda del retiro absoluto de todas las tropas
serbias de Kosovo. Debemos ser realistas y flexibles, resumió.
La iniciativa podría beneficiarse del derrumbe de la propuesta alternativa de Yugoslavia
para un tratado de paz: un acuerdo entre Milosevic y el líder moderado albano-kosovar
Ibrahim Rugova. La perspectiva parecía posible cuando Milosevic anunció que concedería
la autonomía sustancial a Kosovo si Rugova firmaba un acuerdo con él. La
OTAN aseveró inmediatamente que el líder kosovar no actuaba de propia voluntad, y hoy el
semanario alemán Der Spiegel publicará una entrevista con Rugova, recluido en Belgrado,
en la que él mismo confirma esta versión. Milosevic juega al gato y ratón conmigo
aseguró y quiere presentarme como un traidor ante mi propio pueblo. La
imagen del presidente yugoslavo volvió a deteriorarse ayer con el arresto de un
australiano que trabajaba para la organización humanitaria CARE. Las autoridades serbias
emitieron una confesión donde el australiano confesaba ser un espía, pero el jefe de
CARE Peter Bell afirmó que fue forzado.
Si no se produce una mediación por Moscú, las alternativas militares de la OTAN parecen
gravitar con cada día que pasa hacia una invasión terrestre. Queremos examinar el
envío de tropas y queremos que la OTAN comience a planificarlo, declaró llanamente
el senador demócrata Joseph Lieberman, quien adelantó que ésta sería su posición para
la ronda de debates que comienza hoy en el Congreso. Según un sondeo difundido ayer por
el Canal Fox, el 59 por ciento de la opinión pública en Estados Unidos apoya el envío
de tropas de tierra. El secretario de Defensa, WilliamCohen, aseguró ayer a los medios
que existían planes de contingencia para una intervención terrestre, y que podrían ser
puestos al día en poco tiempo. Ayer continuaron los bombardeos contra
Yugoslavia. La OTAN anunció que aligeró sus ataques porque fue el domingo de Pascua
ortodoxo. Junto con el mal tiempo, significó que comparativamente se golpearon pocos
objetivos. Los pilotos de la OTAN no pueden ver sus objetivos afirmó una ama
de casa en Belgrado y ojalá no nos vayan a bombardear justo este domingo. En
Belgrado el deseo aparentemente se cumplió ya que no hubo bombardeos, pero en otras
localidades fueron alcanzadas por las bombas de la OTAN, que según la agencia oficial
serbia Tanjug causaron tres muertos, incluida una niña de tres años. Realizar
ataques aéreos durante la Pascua significa la misa fúnebre para el humanismo
europeo, declaró ayer Amfilohije, arzobispo de Montenegro.
DEBATE INTELECTUAL EN EUROPA SOBRE EL ATAQUE
Con la espada y con la pluma
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El austríaco Peter Handke.(arriba)
El alemán Günter Grass.(derecha)
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Por Pablo Rodríguez
Los intelectuales
europeos discuten en los medios la posición a tomar sobre el ataque de la OTAN a
Yugoslavia. Algunos lo hacen publicando manifiestos en los diarios, otros escribiendo
columnas de opinión y otros tantos en entrevistas de televisión. La excepción a la
regla es el escritor austríaco Peter Handke: mientras todos se declaran a favor o en
contra de los bombardeos pero sin dejar de criticar al presidente yugoslavo Slobodan
Milosevic, Handke apoyó a Yugoslavia al punto de viajar a Belgrado, la semana pasada,
para estar cerca de sus amigos serbios. Allí recibió la Orden de los Caballeros Serbios.
Luego declaró que iba a devolver el Premio Georg Büchner (especie de Premio Cervantes de
la literatura en alemán, que le fue otorgado en 1973) para manifestar su desacuerdo con
la postura de Alemania en el conflicto.
Otro de los pesos pesados de la literatura alemana contemporánea, Günter Grass, se
manifestó enfáticamente a favor de los bombardeos e incluso de un ataque con tropas
terrestres, y criticó a Occidente por haber tardado tanto tiempo en darse cuenta de
lo que ocurre en Kosovo. Durante esta semana varios intelectuales también
publicaron notas conjuntas apoyando la intervención de la OTAN en Yugoslavia.
Esta acción militar no debe ser una forma de protesta o de asistencia, sino más
bien una política, una manera de reglar la situación, de crear las bases de una
solución justa para el problema de Kosovo, sostuvieron el presidente honorario de
Médicos Sin Fronteras, Rony Brauman, los filósofos franceses Alain Finkielkraut y Paul
Thibaud y el periodista Jean-Claude Guillebaud en la edición del miércoles del diario
francés de izquierda Libération. Hasta fueron más allá de la intención de la OTAN de
convencer a Milosevic de darle la autonomía a Kosovo al decir que esta
intervención debe tener claramente el objetivo de lograr su independencia. El
sábado, en el Tagesspiegel de Berlín, los escritores alemanes y críticos Hans Cristoph
Buch, Richard Herzinger, Steffen Noack, Rüdiger Safranski, Richard Wagner, Jürg Altwegg,
y el filósofo francés André Glucksmann, apelaron a los gobiernos occidentales a
no detener la presión contra el gobierno serbio.
Entre los que se oponen a los ataques figura el escritor Walter Jens, quien subrayó por
televisión que los bombardeos son la peor de las opciones, porque se producen la
multiplicación de la muerte, la aniquilación de la oposición serbia, la
desestabilización de la región entera y un dramático retroceso hacia nacionalismos
antidemocráticos. Y otros intelectuales cambiaron su posición al respecto, como
Erich Loest, ex presidente de la Federación Alemana de Escritores. Ahora Loest se opone
al ataque porque la única consecuencia palpable es el número de víctimas en la
población civil. No tiene importancia si los aviones de la OTAN destruyen un tanque
más o menos. La persecución serbia en Kosovo también se puede hacer si se está armado
con cuchillos y garrotes, dijo Loest.
Pero por su parte, el escritor Peter Schneider defendió los ataques como si estuviera
respondiendo a los argumentos de Loest. No puede ser que algunos pacifistas den
vuelta la situación y sostengan ahora que es la OTAN la que produjo los desplazamientos
masivos de la población albana de Kosovo. Esto es una mentira y un horroroso autoengaño
propagandístico, afirmó.
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