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Cuando la OTAN apuesta todas sus fichas a Moscú

La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, se reunirá hoy con el canciller ruso, Igor Ivanov, para lograr una solución diplomática a la crisis en la región de Kosovo.

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t.gif (862 bytes)  Por primera vez desde el inicio de los bombardeos sobre Yugoslavia, los cancilleres de los 19 países integrantes de la OTAN se reunieron ayer para presentar “un frente común” ante el acercamiento de Rusia a las potencias occidentales para encontrar una salida diplomática al conflicto. El puntapié inicial de este acercamiento lo darán hoy la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, y el canciller ruso, Igor Ivanov, quienes se reunirán en el aeropuerto de Oslo. Las exigencias que presentará Albright a Ivanov, para que él se las comunique al gobierno yugoslavo, son las mismas que desataron los bombardeos. Según el secretario general de la OTAN, Javier Solana, ahora “Milosevic está más débil” y podría aceptar las condiciones que rechazó en los acuerdos de paz de Rambouillet.
El acercamiento entre Rusia, gran aliado del gobierno serbio de Yugoslavia, y las potencias occidentales se había iniciado la semana pasada con una reunión del Grupo de Contacto para la ex Yugoslavia (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania y Rusia) a nivel de directores políticos. Pero el presidente ruso Boris Yeltsin advirtió el viernes pasado sobre los riesgos de una “acción militar” rusa y el inicio de “una guerra europea y quizá mundial” en caso de una intervención de tropas terrestres de la OTAN en Yugoslavia. El encuentro entre Ivanov y Albright servirá, entre otras cosas, para aplacar el clima de tensión creado por Yeltsin.
Pero en la reunión se jugarán además varias cartas fundamentales. Como dijo Yeltsin, Rusia no está dispuesto a negociar sobre la base de una hipotética invasión terrestre de la OTAN sobre Yugoslavia. Cualquier signo en ese sentido echaría por tierra todas las conversaciones. Pero la OTAN tampoco está dispuesta a aceptar la demanda rusa de un cese de los ataques para comenzar a negociar una solución pacífica. Para los países aliados, existe una lista de exigencias que el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic debe cumplir ya como condición previa para establecer un estatuto final para Kosovo: retirada de todas las fuerzas militares, paramilitares y policiales de Kosovo, presencia militar internacional, regreso sin condiciones de los refugiados y garantías creíbles de un acuerdo político.
Las dos posturas parecen difícilmente reconciliables. Los países aliados coinciden en que Milosevic está debilitado respecto al principio de los bombardeos y en que los más de 700.000 refugiados expulsados por los serbios son un hecho inaceptable. Y esto hace que se mantengan aparentemente firmes precisamente sobre el punto que rechazó el gobierno yugoslavo en las conversaciones de paz de Rambouillet, dando inicio a los bombardeos: la entrada de tropas de la OTAN, “tropas extranjeras” según Milosevic, para garantizar el cumplimiento de la autonomía para Kosovo prevista en los papeles.
Frente a esta situación, los países de la OTAN van a ofrecer a Ivanov
la conformación de un protectorado internacional sobre Kosovo –ya que la autonomía de la región en Yugoslavia parece en estos momentos inalcanzable– en el cual Rusia participaría de las fuerzas encargadas de verificar este status especial, algo que podría llevar a los serbios a considerar “menos extranjeras” a estas tropas. Pero esto es algo que los países aliados, más allá de la arenga de Solana sobre “exhibir nuestra unidad y determinación”, todavía discuten. El ministro de Defensa francés, Alain Richard, admitió ayer que el despliegue de la fuerza internacional “no debe hacerse bajo autoridad de la OTAN”, pero tanto Albright como Solana señalaron que es la Alianza Atlántica la que debe dirigir las futuras tropas de paz. Tanto Alemania como Francia parecen inclinadas a que sea la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) la que organice el despliegue militar.
Son precisamente estos dos países los que están impulsando, más allá de las negociaciones con Rusia, soluciones económicas concretas para la región. El ministro de Economía francés, Dominique Strauss-Kahn, envió unacarta al director del FMI, Michel Camdessus, para que se realice una sesión especial del organismo internacional a fines de abril. Francia está a favor de que el Club de París declare una moratoria de las deudas externas de Albania y Macedonia para los años 1999 y 2000, ante la ola de refugiados que afecta a ambos países. Y el canciller alemán Gerhard Schroeder directamente habló de la necesidad de “un tipo de Plan Marshall para la región de los Balcanes”, dijo Schroeder. Quizás Alemania y Francia estén buscando seducir con estas propuestas a Milosevic. Pero en todo caso está claro que para discutir estas cuestiones habrá que esperar a lo que ocurra con las gestiones diplomáticas que comienzan hoy.

HAY CONSENSO EN EL CONGRESO NORTEAMERICANO
Sí a la guerra, No a las tropas

The Guardian
de Gran Bretaña

Por Martin Kettle
Desde Washington


t.gif (862 bytes) El presidente Bill Clinton decidió ayer estrechar filas para lograr el apoyo político interno a su plan de acción sobre Kosovo, mientras el Congreso regresa a Washington después de un receso primaveral de dos semanas. Clinton debía encontrarse con los principales líderes republicanos y demócratas de las dos cámaras del Congreso, el lunes a la noche después de regresar de una visita para levantar la moral en la base aérea de B-52 en Louisiana. El presidente planea tener una segunda y más amplia reunión con los líderes congresistas hoy. “Tenemos un notable apoyo bipartidario desde el liderazgo del Congreso para esto”, les dijo Clinton a los hombres y mujeres militares durante su visita a la base de Barksdale.
Hay un “creciente consenso y un fuerte consenso”, en el Congreso en apoyo de la guerra aérea, les dijo William Cohen, el secretario de Defensa de los Estados Unidos, a los reporteros durante la visita. Pero dijo que no había consenso en apoyo del despliegue de las tropas terrestres de los Estados Unidos y de la OTAN. “Y no hay ninguna necesidad, según nuestros comandantes”, añadió. “Así que hasta que eso no cambie, ni siquiera lo consideraremos.”
La reunión de Clinton de anoche era para comprometer al presidente de la Cámara de Representantes y al líder de la mayoría del Senado, Trent Lott, ambos republicanos, y sus contrapartes demócratas Dick Gephardt y Tom Daschle. Hasta ahora, en el conflicto de Kosovo Clinton enfrentó una oposición relativamente menor. Con el Congreso fuera de Washington, hubo poca oportunidad para que los escépticos o los opositores construyeran una cabeza de equipo político contra las políticas de la administración. Pero la administración ahora debe dedicar más atención para asegurarse de que se obtenga el sólido apoyo político o que la oposición de alto perfil no gane apoyo.
Una prueba de este nuevo estado de ánimo podría llegar si los líderes del Senado permiten un debate sobre una moción bipartidaria que aprueba el posible uso de fuerzas terrestres en Kosovo, algo que la Casa Blanca sigue descartando. Las encuestas de la opinión pública en los Estados Unidos mostraron un marcado cambio a favor del uso de tropas terrestres norteamericanas desde que comenzaron los ataques aéreos el 24 de marzo.
El senador Joseph Lieberman, un demócrata, y el senador Chuck Hagel un republicano, están entre el grupo bipartidario que presiona para lograr una resolución del Congreso apoyando el despliegue de tropas. “Queremos que Milosevic sepa que no vamos a parar con la guerra aérea si eso no funciona”, dijo el lunes el senador Lieberman. En la Cámara de Representantes, el republicano Greg Ganske está tratando de lograr apoyo para una resolución que condena el despliegue de tropas terrestres y oponiéndose a dar fondos para ello. Tal resolución no sería obligatoria.
Los líderes del partido republicano, que controla ambas cámaras del Congreso, se resistieron a llamados para involucrarse en una gran confrontación política con la Casa Blanca. En el pasado, los republicanos tendieron a apoyar las acciones militares en el exterior más rápidamente que los demócratas, pero la hostilidad de los republicanos hacia Clinton fue un factor que los hizo ser más cautelosos esta vez. Hastert y Lott adoptaron un perfil tan bajo con respecto a Kosovo que se suponía que se reunirían antes que Clinton les informara anoche (lunes) para comenzar a formular una posición oficial republicana sobre el conflicto.
Traducción: Celita Doyambéhère

 

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