Por Juan Gelman
Cuando estoy en
este palacio (la memoria) decía San Agustín en Confesiones llamo para que se
presenten los recuerdos que se me antojan. En este ejercicio, el general Eduardo
Rodolfo Cabanillas parece émulo del santo.
En la carta de fecha 9 de abril que Página/12 publicó el domingo pasado, el teniente
general Martín Balza refiere: El General Cabanillas prestó servicios en el
entonces Comando General del Ejército, en comisión en la Secretaría de Informaciones de
Estado desde el 5 de agosto de 1976 hasta el 28 de enero de 1977, durante 177 días.
En declaraciones a La Mañana del Sur publicadas el 6 de abril, el general Cabanillas dice
he agarrado mi legajo para recordar fechas, ya que los acontecimientos sucedieron
hace 23 años y afirma: El l6 de agosto del 76 yo fui destinado junto al
capitán Calmon a la SIDE... y en diciembre vuelvo a la Escuela de Guerra y sigo mi curso,
mi vida normal. (¿En la SIDE era anormal?)
El teniente general Balza señala el 9 de abril que: Asimismo, me informó (el
general Cabanillas) no haber estado nunca en el lugar conocido como Automotores
Orletti, y ser ajeno a cualquier hecho delictivo de los enunciados por Usted (quien
esto escribe), ignorando evidencias o indicios inherentes al secuestro de su hijo y su
nuera embarazada. El general Cabanillas declara días antes: Yo trabajé todo
lo que sea contrainteligencia. Se recibían en la SIDE nombres, gente que estaba
trabajando en estas organizaciones defensoras de los derechos humanos (sic). A partir de
allí, los grupos operativos, llámense Jardín o Automotores Orletti o los inorgánicos,
operaban, sacaban a esa gente y la ponían a disposición de la SIDE. Luego se les tomaba
declaración y se los entregaba a la justicia. ¿A los bebés también?,
preguntó el periodista Jorge Gadano en el diario Río Negro. Porque ése no fue el caso
de mi nieta o nieto.
Tampoco el de otros cuatro comprobados de menores secuestrados en Orletti
cuando el entonces capitán Cabanillas, según él mismo declaró ante la Justicia de
instrucción militar, se desempeñaba como segundo jefe de la llámese OTl8 o Jardín o
Automotores Orletti. Por ejemplo: Carla Rutila, peruana, de un año de edad cuando fue
secuestrada en Bolivia con su madre Graciela Rutila Artés, hoy desaparecida, y llevada a
Orletti el 26 de agosto de 1976. Se la apropió Eduardo Alfredo Ruffo, siempre agente de
la SIDE, entonces personal de la OT18 y subordinado del capitán Cabanillas. Por ejemplo:
Mariana Zaffaroni Islas, argentina, de 18 meses de edad cuando fue secuestrada el 27 de
setiembre de 1976 con sus padres uruguayos María Emilia Islas y Jorge Zaffaroni, hoy
desaparecidos, y vista en Orletti el 30 de setiembre de 1976. Se la apropió Miguel Angel
Furci, agente de la SIDE destinado a Orletti. Por ejemplo: Anatole Julien Grisonas y Eva
Victoria Julien Grisonas, de 4 años y l8 meses de edad cuando fueron secuestrados el 26
de setiembre de 1976 con sus padres uruguayos Mario Roger Julien Cáceres y Victoria
Lucía Grisonas de Julien, hoy desaparecidos. Los hermanitos Julien fueron vistos en
Orletti el 30 de setiembre y el 2 de octubre de 1976, y trasladados a Montevideo por
militares uruguayos basados en la OT18. Los niños fueron vistos en un local del Servicio
de Información de Defensa (SID) del Uruguay que servía de centro clandestino de
detención. Allí permanecieron hasta el 23 de diciembre de 1976 para ser luego
abandonados en una plaza de Valparaíso, Chile. CLAMOR, el organismo brasileño de defensa
de los derechos humanos, los ubicó tres años después.
Y más: por Orletti pasaron a fines de setiembre del 76 dos parejas uruguayas
secuestradas con sus cinco hijos. A madres y niños les mostraron sus maridos/padres
ferozmente torturados. Los hombres desaparecieron. Las mujeres y los menores fueron
trasladados a Montevideo en un vuelo regular de Pluna por un grupo de militares uruguayos,
encabezado por el mayor JoséNino Gavazzo, y liberados tras una corta detención. Es que
la Operación Cóndor funcionó en Orletti a todo tren, incluidos menores y bebés nacidos
en cautiverio.
El general Cabanillas declaró a La Mañana del Sur: Yo he conocido a los que
trabajaban ahí (Orletti), que no era gente orgánica de la SIDE sino inorgánicos
contratados, gente que venía trabajando desde el año 75. Yo los he conocido a
todos y en mi declaración en el año 77 digo lo que está publicado (en la primera
carta dirigida al teniente general Balza por quien esto escribe). No conozco a ninguno por
apellido. Pero en su testimonio del 17 de noviembre de 1977 ante la Justicia
militar, el capitán Cabanillas algunos recordó: Que su verdadero nombre era
Aníbal Gordon y usaba como nombres de guerra Aníbal Silva o Aníbal
Ezcurra, aun cuando cree que tenía otros. Que como personal contratado de la SIDE
cumplía actividades especiales en la OT dieciocho, siendo su jefe directo el Mayor
Calmon, de quien el capitán Cabanillas era el segundo. También recordó que el
verdadero nombre del Tordo era Rico, Julio o Ricardo; que Pino se
apellidaba Ríos (otro alias de César Enciso) y era yerno del general Otto Paladino; que
el apodado Murci era en realidad Marcelo Solá. Que Ezcurra era el
Líder de todos ellos, a quien le respondían incondicionalmente. Que todos cumplían
operativos contra la subversión ordenadas (sic) por la SIDE, ignorando si harían otras
de tipo particular.
La memoria es un palacio donde, como dijo San Agustín, se llama a los recuerdos que a uno
se le antojan.
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