No hizo declaraciones. Tampoco se reunió con nadie. No escaló ni pacificó la guerra con Eduardo Duhalde. Casi ignoró la interna del peronismo porteño: apenas se molestó leyendo en los diarios las acusaciones cruzadas entre Pacho O'Donnell y Raúl Granillo Ocampo. Ayer, el Presidente sólo fue al dentista y jugó al golf con el secretario general Alberto Kohan. Del resto, nada. Como si eso fuera lo mejor para pasar el martes 13.
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