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Por Diego Schurman Antonio Cafiero explotó de bronca. Se había contenido cuando Carlos Menem respaldó la candidatura a gobernador bonaerense de Luis Patti. Pero ayer se fue de madre al enterarse de que el Presidente le sugirió, además, conformar una fórmula con el ex subcomisario y actual intendente de Escobar. El ánimo del senador se resumió en una frase que su vocero, Carlos Campolongo, acercó a Página/12. Yo hablé con Cafiero y su respuesta a los dichos de Menem es que su fórmula no será otra que la de Antonio Cafiero-Federico Scarabino, dijo. La bronca de Cafiero es entendible. El senador fue echado al ruedo por Menem para dar pelea a Carlos Ruckauf, el candidato de Eduardo Duhalde. Nunca hubo dudas del respaldo que el senador recibió de la Casa Rosada. El propio Cafiero lo dijo con todas las letras. Yo soy el candidato de Carlos Menem para la provincia, expresó en un reportaje al diario Clarín a fines de enero. Pero en las últimas semanas el horizonte se le oscureció de golpe. Su intento de mostrarse equidistante, presentándose como prenda de unidad en el PJ bonaerense, no fue bien vista en la Casa Rosada. Y el Presidente se lo hizo saber al fotografiarse deliberadamente junto a Patti, a quien no dejó de ensalzar por su gestión en Escobar. Cafiero fue prudente. Evitó contactos con la prensa para no hablar en caliente. Pero las señales de Menem no cesaron. Durante una entrevista concedida a algunas agencias de noticias, primero tomó distancia de cualquier padrinazgo político. Mi candidato es el hombre que triunfe en las internas. Y después sugirió la posibilidad de conformar el binomio Cafiero-Patti. Sería una buena fórmula, pero hay que convencerlo a Patti. Cuando Cafiero se enteró de los dichos del Presidente, volvió a escupir bronca. Fue allí que dijo decidido que su compañero de aventura será decididamente Scarabino, actual intendente de Quilmes. Fue en este contexto que, además, ordenó a sus colaboradores que salgan a desmentir el rumor sobre una posible renuncia su candidatura. El rumor circuló con fuerza en el entorno del gobernador Eduardo Duhalde y también en los pasillos de la Casa Rosada. No se baja y sigue para adelante. Le vamos a dar pelea a Ruckauf igual, dijeron ayer haciendo al honor a la orden. Para demostrar que la campaña está firme informaron que en la próxima semana comenzarán a difundirse cortos televisivos haciendo eje en el lema Ni menemista, ni duhaldista, peronista. Si no fuera porque la publicidad fue grabada antes del respaldo de Menem a Patti, bien podría pensarse que Cafiero ya desecha el apoyo del menemismo. Los cafieristas justifican el lema en la vocación conciliadora de su jefe y en el deseo de que finalmente se selle la unidad con un Duhalde haciendo campaña con o sin Menem pero nunca contra el presidente de la Nación. Cerca del senador evalúan, además, que Menem no se despegará totalmente de Cafiero hasta las elecciones del 9 de mayo. En caso de vencer a Ruckauf, aseguran que el Presidente hará propio el triunfo. Si, contrariamente, el actual vicepresidente de la Nación es el ganador, creen que Menem se hará al distraído, como sucedió en tantas otras oportunidades cuando alentó a competir a algún dirigente. La bronca de Cafiero tampoco lo hará inmolarse. Por eso no se pondrá demasiado exigente a la hora de recibir adhesiones. En especial la de Juan Carlos Rousselot, el intendente de Morón acusado por supuestos actos de corrupción, que en la actualidad disfruta de su libertad bajo fianza. De hecho, Rousselot participó ayer de un encuentro con el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez, para coordinar parte de la campaña de Cafiero en la provincia de Buenos Aires. Ya lo dijo el propio senador a este diario. No hay que escandalizarse, ésta es la vida política. Es sinuosa y con muchas impurezas.
GESTO DEL GOBIERNO CONTRA DUHALDE Carlos
Menem no deja pasar ninguna oportunidad para golpear a su actual archienemigo Eduardo
Duhalde. Y ayer fue un día de ésos, primero mandó a su secretario general de la
Presidencia, Alberto Kohan, a celebrar públicamente el fallo de la Corte que convalidó
el congreso de Parque Norte. Además, hizo que su jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez,
reciba al ahora liberado y autodenominado preso político, Juan Carlos Rousselot, quien
luego se transformó en vocero de lo que se piensa en la Casa Rosada al sostener que el
vicepresidente, Carlos Ruckauf, debería renunciar por ser desleal
al Presidente.
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