The Guardian de Gran Bretaña
Por Jonathan Steele Desde Kukes, Albania
Los sobrevivientes del
ataque aéreo del miércoles, que convirtió a su expulsión de Kosovo en una escena de
carnicería, estuvieron de acuerdo ayer en una conclusión: el piloto del avión que los
bombardeó tuvo que haber visto que eran civiles. Las entrevistas con los shoqueados y
traumatizados albano-kosovares, apiñados en las tiendas en un campo recién erigido en la
relativa seguridad de Albania, descubrían una historia terrible pero coherente.
Había sólo un avión, pero descendió tres veces. En las primeras dos, las bombas
cayeron a los lados del camino, pero la tercera hizo blanco sobre nuestro tractor y el
remolque. Estaba descubierto y cargado de gente. Mi padre murió, dijo Nexhde Cela,
un muchacho de 15 años y pelo oscuro. Tenía una cicatriz con sangre en la mejilla
derecha.
Mientras que el dedo acusador señalaba cada vez más a un piloto de la OTAN, el único
consuelo para la Alianza era la renuencia de los deportados en culparla. Ninguno de los
deportados dijo que la aeronave, que había hecho tres pasadas rasantes sobre su convoy de
tractores, automóviles y caminantes exhaustos, era un avión de la OTAN. Aquellos que
estaban dispuestos a aventurar una opinión en cuanto a su identidad, dijeron que era
serbio. Pero ninguno tenía una evidencia sólida o declaró haber visto alguna marca que
probara de dónde provenía el avión. No podían reconocer el tipo de avión. El único
motivo para decir que el avión era serbio era que lo inferían. Volaba muy bajo, lo
que los aviones de la OTAN no hacen. No puede haber sido de la OTAN porque bombardeó
directamente el convoy, dijo Mahrije Dervishi, una mujer de mediana edad de
Kastriod, un pueblo en la región de Drenica del centro de Kosovo. No quería pensar lo
impensable. Vi cuerpos sin cabezas y otros sin piernas, unas siete u ocho personas
por lo menos. No queríamos detenernos y seguimos hacia la frontera.
Nexhde Cela, el joven de 15 años que vio cómo su padre volaba en pedazos, intentaba
valientemente permanecer calmo mientras le hablábamos. Mientras médicos italianos
trataban a una enorme cantidad de gente por shock y heridas menores, él estaba parado
afuera de la tienda describiendo la tragedia tranquilamente. Pero diez minutos después lo
encontramos tirado en el suelo de la tienda, llorando al lado de su madre y de su abuela.
Su madre tenía vendadas ambas manos. Separó el grueso pelo de su hijo para mostrar la
sangre de su cuero cabelludo.
A unos pocos metros, una mujer mayor acunaba a un niño en su falda. Gemía y gritaba sin
control. Estaba aterrorizado. Su padre había explotado frente a sus ojos. El hombre,
Ferhat Bajrami, del pueblo de Batusha, había estado manejando el segundo de los dos
tractores que soportaron el impacto. Su viuda, Xhevrike, sollozaba y sus otros cinco hijos
huérfanos sollozaban con ella. Pensamos en saltar del tractor y escondernos cuando
vino el avión. Pero no hubo tiempo, dice mientras le da de mamar a su hijo menor.
Deambulando solitariamente entre las hileras de tiendas, Sadik Rama, de 84 años, tenía
manchas de sangre en su saco y su suéter. La explosión había perforado sus tímpanos.
Como la familia Bajrami, estaba en el segundo remolque. El avión bombardeó tres
veces. Hizo blanco en las huertas a los lados del camino las dos primeras veces. La
tercera, le dio a nuestro tractor y al remolque, dijo. El tractor de adelante fue el
que recibió el peor impacto, matando a un número desconocido de personas.
Xhyle Hasani, una mujer de Klodernica, estaba en un tractor detrás de los que fueron
bombardeados. Mientras pasaba por la escena de la atrocidad, recuerda haber oído a
alguien que había perdido ambas piernas gritando: Madre, no me dejes aquí.
El ataque sucedió mientras el convoyde varios miles de personas atravesaba un puente de
ferrocarril cerca de Landovica a unas 8 millas al norte de Prizren. El convoy incluía
gente de los pueblos cercanos en el oeste de Kosovo así como cientos de la región de
Drenica que habían sido obligados a dejar sus hogares a punta de rifle, en un esquema
ahora bien establecido de limpieza étnica realizada por los serbios.
Dos chicas de 18 años de Drenica brindaron un detalle que pueda ayudar a la OTAN a
explicar la atrocidad. Tanques y blindados de transporte personal escoltaban el convoy
adelante y atrás, dijeron. Luljeta Hasani y su amiga, Shemsije Smakaj, dijeron que
también vieron tanques ocultos en las casas destruidas a lo largo del camino.
Inmediatamente después del ataque, soldados serbios se acercaron y nos dijeron,
miren lo que les hizo la OTAN, recordaba Luljeta. Hasan Hyseni, un
hombre de mediana edad, también dijo que había visto tanques ocultos en unas casas poco
antes del ataque. Un avión de la OTAN había estado tratando de atacarlos, relató. Poco
después, el convoy fue bombardeado por un avión que él insiste que era serbio. Pero su
versión difiere del relato de la gran cantidad de testigos que recuerdan haber visto
sólo un avión.
Traducción: C. Doyhambéhère
HUESOS Y CUERPOS DESCUARTIZADOS POR LA
AVIACION ALIADA
Visiones desde una pesadilla
The Guardian de Gran Bretaña
Por Chris Bird Desde Bistrazin, Yugoslavia
El jefe de familia estaba
desplomado sobre la rueda de su tractor, con su cuerpo derretido y pegado al estropeado
vehículo. En los restos ennegrecidos del trailer que llevaba el tractor había huesos
carbonizados y miembros desgarrados. Otros cuerpos estaban esparcidos por la calle en el
oeste de Kosovo. La escena constituía una prueba, según nos dijo ayer el ejército
yugoslavo, de una terrorífica bomba lanzada contra una columna de refugiados albaneses
étnicos. El ataque mató a 75 refugiados, dijeron fuentes militares serbias.
En el norte de Bistrazin, una localidad a unos cinco kilómetros al norte de la ciudad de
Prizren en Kosovo, otra bomba dejó un amplio cráter en un camino. Cerca de allí estaban
los hoscos policías serbios. En un descampado cerca de ese camino descansan seis cuerpos
que nadie aún reclamó, dos de los cuales pertenecen a mujeres, y otro de un muchacho
joven, convertido en cenizas por la fuerza de la estremecedora descarga que lo mató. No
muy lejos de allí aparece una solitaria y espectral cabeza masculina.
Cuando cae una bomba, la gente vuela varios metros en el aire, dijo un joven
albanés étnico en los informes militares serbios. Parece haber 12 cadáveres, pero es
difícil estar seguro por la cantidad de restos mutilados. En la distancia, las profundas
y repetidas explosiones de armas señalan la guerra continua en Kosovo. Un avión de
guerra, aparentemente de la OTAN, vuela alto en el claro cielo azul. Eran
fundamentalmente mujeres, niños y ancianos, dijo el coronel Slobodan Stojanovic,
dando incluso muestras de triunfo ante lo que debe ser el golpe de propaganda serbio más
grande desde el inicio del conflicto.
En la localidad de Zrze, al sur de Bistrazin, frazadas, ropas, fotografías familiares y
sangrientos sacos de harina estaban desparramados sobre el camino y los campos
circundantes. Allí, una segunda bomba lanzó a un hombre dentro de un árbol, donde hasta
ayer permanecía su cadáver. Cerca de otro tractor quemado queda un águila de dos
cabezas de madera, el símbolo nacional albanés. Esas mismas cabezas yacían partidas en
dos.
En el hospital de Bistrazin, los cuerpos permanecían en la morgue. Once refugiados
albaneses étnicos, que dijeron que estaban volviendo de la frontera con Albania,
declararon que no dieron a tiempo a cubrirse del ataque. Lo que parecían ser los
fragmentos de una bomba llevaban estas palabras: Para usar en MK-82. Pero no
fue posible verificar si esto pertenecía o no al reglamento de la OTAN.
EL NEGOCIADOR DE MOSCU RESPALDA EL PLAN ALEMAN
El ruso bueno y el ruso malo
El País de Madrid
Por Rodrigo Fernández Desde Moscú
El ex primer ministro
ruso Viktor Chernomyrdin mostró, en sus primeras declaraciones como representante
especial del presidente Boris Yeltsin para los Balcanes, que su posición con respecto a
las acciones de la OTAN en Yugoslavia es más suave que la mantenida oficialmente hasta
ahora por Rusia. Quiero decir que el único medio para obtener la paz en los
Balcanes y tranquilizar a los generales de la OTAN es impulsar el proceso de
negociaciones, señaló.
Chernomyrdin agregó que aunque ese camino sea fatigoso, difícil y
contradictorio, es preferible a abastecer con armas a las partes en conflicto,
a enviar voluntarios y más aún a una intervención por parte de las fuerzas armadas de
Rusia. El ex primer ministro sostiene que hay que armarse de paciencia,
aguantar los nervios, conversar y no mostrar los dientes.
El enviado especial ruso en los Balcanes dijo ayer que apoyaba las propuestas de paz
hechas por el canciller alemán Gerhard Schroeder. Hay que buscar una solución
pacífica del conflicto y la proposición de Alemania de detener los bombardeos durante 24
horas para comenzar a buscar un compromiso merece nuestro apoyo, declaró
Chernomyrdin. Además, aseguró que piensa viajar a Yugoslavia y otros países con el fin
de buscar una solución a la crisis de Kosovo.
El presidente Yeltsin, mientras tanto, explicó que había nombrado a Chernomyrdin como
representante suyo para los Balcanes porque éste tiene un gran prestigio en el
extranjero. Conoce a Milosevic y puede hablar con él como ninguna otra
persona, manifestó Yeltsin, agregando que también puede hacerlo con los líderes
europeos y norteamericanos gracias a los contactos establecidos en los más de cinco años
en que fue primer ministro de Rusia.
Chernomyrdin se reunió ayer con el titular de Defensa, Igor Sergueueiev, con quien
discutió el problema yugoslavo. El ex primer ministro, que también se entrevistó con el
embajador de Alemania en Moscú, hoy mantendrá sendas reuniones con los embajadores de
Estados Unidos y Francia. El portavoz de Chernomyrdin dijo que, en su encuentro con el
representante norteamericano, el ex primer ministro puede hacer notar la
inadmisibilidad de las acciones de la OTAN, que se convierten en matanza de civiles
inocentes.
LA ALIANZA Y LA MASACRE DEL MIERCOLES
Sorry, fue otro error
Página/12 en Francia
Por Eduardo Febbro Desde París
La euforia cotidiana a la
que daban lugar cada día los triunfantes partes de guerra de la OTAN se transformó ayer
en un clima de sombras pesadas cuando la Alianza Atlántica reconoció el
error que cometió el miércoles al atacar un convoy de civiles albaneses en
el sudoeste de Kosovo. El incidente no cambió en nada la estrategia de la OTAN. El
organismo de defensa multilateral repitió en todos los registros que el tercer accidente
en el que se ve implicado desde que comenzaron los operativos contra los serbios no
modificaría el curso de la guerra: Continuaremos -dijo Jaime Shea, el portavoz de
la OTAN. A veces hay que arriesgar algunas vidas para salvar muchas más.
El conjunto de las capitales europeas implicadas en las acciones militares contra Slobodan
Milosevic ratificó el mantenimiento del rumbo, y ello pese al ridículo con que resuena
hoy el concepto que la OTAN usa para justificar el incremento de la guerra: La
estrategia del éxito. La Alianza difundió un video donde el piloto del F-16
norteamericano que lanzó los misiles explicaba su error. Este aseguró haber visto muchas
casas incendiadas y calculó que los daños eran recientes. Luego explicó que descubrió
una columna de civiles huyendo de las casas y tres camiones verdes, a los que
responsabilizó de las destrucciones que veía desde su aparato. El piloto lanzó una
bomba guiada con láser y llamó a otro avión, que repitió su gesto. Varios militares
atlantistas reconocieron luego que lo que el piloto y los instrumentos del F-16 tomaron
por vehículos militares no eran seguramente más que tractores repletos de
civiles.
El mal paso de la OTAN se inscribe principalmente en el tipo de material bélico empleado.
En este contexto, el organismo admitió que el error de apreciación del
piloto se debió a la altura a la que volaba el aparato, 15 mil pies. Muchos estrategas
criticaron en los últimos días no sólo el objetivo final de la OTAN sino el dispositivo
militar que desplegó y que, al entrar en su cuarta semana, dio pruebas de su accidentada
utilidad. Con todo, el cambio esbozado el lunes cuando el comandante de las fuerzas
supremas de la OTAN pidió un refuerzo de 300 aviones certifica los dos análisis más
recientes: la Alianza Atlántica erró sus cálculos al subestimar la resistencia
política del presidente serbio Slobodan Milosevic y el aguante militar del ejército
yugoslavo; y ahora corrige el dispositivo aumentando sus fuerzas para evitar el oprobio.
El secretario de Estado francés de la Salud, Bernard Kouchner, que reclama un gran
número de tropas terrestres para poner término a las matanzas, revela muy bien el
sentimiento occidental cuando sostiene que no se puede contemplar la derrota de la
coalición democrática ante un dictador bárbaro ayudado por milicias sangrientas.
El cálculo restante es simple: la OTAN no puede perder, cueste lo que costare.
La inminencia del refuerzo de las acciones militares y, al menos hasta ayer, la demora de
una solución política de la crisis movilizaron las ONGs como Amnesty International y
Médicos del Mundo. Estos organismos calificaron en París como deprimente el
balance de los operativos de la Alianza y anunciaron que pedirían la creación, en el
seno de la ONU, de una instancia independiente capaz de representar a la sociedad civil.
Con ese propósito organizarán una conferencia internacional en la capital francesa los
próximos 2 y 3 de julio. El plano diplomático no dio lugar a nuevos aportes ayer. Todo
parece quedar centrado en el laberinto de las negociaciones diplomáticas. Estas, destacan
analistas franceses, necesitan mayores éxitos militares para llegar a buen
puerto. En realidad, pese a los incalificables errores de la Alianza Atlántica,
todos apuestan por una victoria militar -.eventualmente un retroceso de Milosevic,
antes de la cual debe definirse qué se hará después. El plan alemán y la propuesta
francesa presentados el miércoles en Bruselas durante el Consejo Extraordinario de la
Unión Europea consagrado al Kosovo son ramas del mismo árbol: Bonn retoma las cinco
condiciones de la ONU y agrega una que da un respiro a Milosevic, prometiendo una
suspensión de los ataques por 24 horas a fin de permitir el retiro de los serbios de
Kosovo. Lo que se desprendía ayer de las capitales europeas es que la negociación que se
está llevando a cabo agrupa a los occidentales y a los rusos. Su contenido central,
según reveló un diplomático a Página/12, consiste en saber qué forma y
contenido tendrá más tarde la fuerza internacional encargada de garantizar la seguridad
de Kosovo.
La dificultad diplomática radica precisamente en este punto: para que la fórmula sea
viable debe ser aceptada antes por los rusos y sólo recién se puede pensar en que ésta
se vuelva una resolución adoptada unánimemente por la ONU, sobre la que recaerían la
responsabilidad y la gestión final del post conflicto. Las fuentes consultadas en París
explican sin ambigüedad que únicamente cuando se haya saldado ese dilema será
factible elaborar otra perspectiva que la de los ataques aéreos de la OTAN.
Resumiéndolo en otros términos, todo apunta a que ocurra lo que vaticinó al principio
de la crisis la prensa de Belgrado. Un periodista había juzgado que lo peor que podría
ocurrir sería perder el Kosovo y guardar a Milosevic.
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