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Por Horacio Cecchi Los porteños y los habitantes del Conurbano no dudan a la hora de señalar culpables por la falta de seguridad. No son los jueces, ni la policía, ni los políticos. Según una encuesta exclusiva para Página/12, realizada por la consultora Equis en Capital y el cinturón del conurbano, el 60,6 por ciento de las personas de entre 18 y 74 años consideró al gobierno de Carlos Menem como principal responsable del aumento de la criminalidad. En directa alusión a esta respuesta, las tres cuartas partes de los encuestados estimaron que la delincuencia crece de la mano de la pobreza. La muestra, diferenciada por edades, sexos, localización geográfica e ingresos, remata con una perspectiva negra: más del 80 por ciento entendió que lo peor todavía no llegó. No parece haber dudas de que la seguridad está entre los temas que más preocupan a la mayor parte de la población. De todos modos, la encuesta extiende la tendencia a una abrumadora mayoría y a niveles de hipergravedad, como definió el realizador de la muestra: el 95,8 por ciento de los entrevistados consideró el problema de la delincuencia como de extrema gravedad, con cifras muy similares entre porteños 97 por ciento y bonaerenses 95,2, mujeres y varones 98,3 y 93,2, y entre los diferentes rangos de edades, donde los mayores de 60 años alcanzaron la cifra unánime de 100 por ciento. Al establecer el corte de acuerdo al rango de ingresos, la muestra marcó una tendencia: ante la pregunta ¿Ud. o su grupo familiar cercano fue víctima de algún episodio delictivo en los últimos años? las respuestas indicaron una variación creciente al aumentar los ingresos. De los encuestados que arañan hasta 500 pesos mensuales, el 46,5 por ciento respondió afirmativamente; quienes suman hasta 1000 pesos, el delito tocó a su puerta en el 52,7 por ciento de los casos; entre 1001 y 2000, la cifra creció al 65,2, y a más de 2000 pesos le correspondió un 69 por ciento. Hay que tener en cuenta que en los niveles de más bajos ingresos la gente no es afecta a comunicar hechos que, además, ya tienen incorporados a su vida cotidiana sostuvo Artemio López, de la consultora Equis. Lo interesante es señalar que si bien Capital tiene cifras semejantes a la provincia (54,5 y 57), el índice de delitos aumentó bruscamente en la ciudad en los últimos años, comparativamente mucho más que en la provincia que ya tenía niveles altos históricamente. Lo de la Capital es un fenómeno más reciente. En función de las edades, el sector más golpeado por la delincuencia es el de 18 a 29 años, con un 64,5 por ciento, y el más bajo, el de mayores de 60 43,7. Los mayores tienen menor exposición porque están menos horas en la vía pública, que es donde tienen mayor incidencia los delitos, explicó López. Es evidente que hay un recrudecimiento de la violencia. Pero yo no lo vincularía con el tema económico, señaló esta semana el jefe de los ministros, Jorge Rodríguez, defendiendo las políticas económico-sociales del gobierno. Un día después el propio Carlos Menem sostenía: Los que roban no son los pobres. Según la encuesta, la gente opina exactamente lo contrario: el 74,2 por ciento sostuvo que la falta de seguridad responde al incremento de la pobreza. En la Capital esa cifra trepó al 83 por ciento. Pese a que en las declaraciones oficiales se viene haciendo hincapié en que en el Conurbano la situación es peor, los encuestados no señalaron al gobierno provincial como culpable: apenas un 3,6 por ciento lo mencionó. La muestra también opone a la idea de que jueces y policías están en el centro de las quejas de la población: aquello de que entra por una puerta y sale por la otra, referida a la justicia, aparece desmitificada: sólo el 5,2 culpó a los jueces. Otro tanto ocurre con los uniformados: el 6,4 cargó las tintas sobre ellos. En rigor de verdad, y en absoluta coherencia con la idea de que la criminalidad tiene su cuna en la pobreza y la desocupación, el 60,6 por ciento de los encuestados consideró responsable de la ola de inseguridad al Gobierno nacional. Y como perspectiva, la mayor parte de la muestra asume un futuro oscuro y descree que la inseguridad vaya a disminuir, sino todo lo contrario: el 80,1 por ciento cree que aumentará, especialmente entre aquellos que reciben ingresos mayores a los 2000 pesos (88,7 por ciento). Si el corte se realiza por edades, la que percibe con más angustia su futuro es la juventud, entre 18 a 29 años: sólo el 4,6 por ciento supone que la delincuencia disminuirá. La encuesta se realizó sobre 600 hogares, a personas de ambos géneros y de 18 o más años, en el conurbano y la Capital Federal, entre el 9 y el 12 de abril pasados. Los mismos días en que se realizaba el muestreo, el principal cuestionado, Carlos Menem, dio un paso hacia su solución de los problemas que abaten a la sociedad: bendijo al candidato de la tolerancia cero, Luis Abelardo Patti, como su pollo para suceder a Duhalde en la gobernación.
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