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Duro traspié para San Lorenzo en Rosario, que le hace perder no sólo la condición de invicto sino la oportunidad de mantenerse prendido arriba: queda expuesto a que un triunfo de Boca les permita a los de Bianchi ponerse a siete puntos. Y fue, pueden decir sus hinchas, con un gol desafortunado, una pifia del últimamente agrandado Iván Córdoba que terminó desubicando a Passet. Pero fue ése como pudo haber sido otro. Por el lado de Central, después de una semana durísima en que abundaron las intimidaciones de los barrabravas al plantel y las denuncias de Vesco, su victoria ratificó la condición de verdugo de grandes que parece haber acuñado este año. Una de sus caras, la mejor. Después del catastrófico inicio en que perdió por goleada ante su rival eterno, Newells Old Boys, Central se ha encargado de bajar a los encumbrados: Racing, Vélez, River y ayer San Lorenzo mordieron el polvo. Si no hubiera sido por defecciones como la caída ante Colón (0-3 de local) y aquel porrazo inicial, los de Bauza estarían más arriba, pues con actuaciones como las de anoche pueden llegar a ilusionarse todavía. Por el lado de San Lorenzo, le tocó perder en un partido de oportunidades repartidas. Alguna vacilación de Madorrán hubo una clara infracción en el área a Estévez pudo haber alterado el resultado. Pero el triunfo rosarino no se puede discutir tampoco. Fueron los de Bauza los que, dentro de un primer tiempo parejo, predominaron gracias al buen trabajo de sus jóvenes volantes. Ezequiel González y Moreno y Fabianesi, más el aporte de Darío Scotto que se echaba inteligentemente atrás, hacían circular más fluidamente la pelota que un San Lorenzo en el que la posición novedosa de Coudet, tirado a la izquierda, no llegaba a sorprender. Dentro de un trámite equilibrado, sobre el final llegó la jugada del gol, cuando después de una maniobra de Maceratesi por la izquierda, cruzó largo y, del otro lado, empalmó Moreno una volea imperfecta. La pelota iba hacia el arco pero sin fuerza cuando Iván Córdoba le tiró un zurdazo que, pifiado, envió la pelota hacia atrás, junto al palo de Passet. Ese sería el de la victoria. En el complemento, pese a Gorosito y al empeño de Romeo, siempre inteligente aunque esta vez divorciado del arco, San Lorenzo no pudo arrimar demasiado peligro. Central manejó el trámite y si hubiera aprovechado la desesperación de San Lorenzo, que se desguarneció en ciertos momentos, pudo haber aumentado: hubo un remate en el palo e incluso una escapada sin Passet en el arco. El fin encontró a San Lorenzo empujando y los chicos de Central haciendo desaparecer las pelotas ...
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