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OTRA HISTORIA DE NEGOCIOS PRIVADOS CON FONDOS PÚBLICOS
Festival de autopréstamos en Mendoza

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El BCRA sabía que el banquero Raúl Moneta utilizaba al Banco de Mendoza para prestar a los amigos. Aun así, le otorgó redescuentos millonarios.


Por Maximiliano Montenegro

t.gif (862 bytes)  Como ocurrió con el derrumbe del Patricios o del Mayo, la caída del Banco Mendoza esconde una oscura trama autopréstamos, transferencia de fondos públicos para alimentar negocios privados y la inexplicable complicidad del Banco Central. Documentación oficial, a la que accedió Página/12, revela que el Banco Mendoza, del banquero menemista Raúl Moneta, otorgó, hasta días antes de su derrumbe, créditos millonarios a firmas vinculadas, los cuales excedían largamente los topes legales. Los propios auditores del Central advirtieron sobre el asunto desde fines del año pasado. Sin embargo, Pedro Pou hizo la vista gorda. Y, para colmo, en los últimos 30 días, habría otorgado 123 millones de dólares en redescuentos (créditos) al Banco Mendoza que, ni bien entraban por una ventanilla, salían por la otra, para financiar al quebrado Banco República, también de Moneta. Pese a estas gentilezas, el que ahora parece ir en caída libre es el propio Moneta, que se alejaría del CEI, el holding que controla Telefé y Canal 9, entre otros medios de comunicación (ver aparte).

La provincia de Mendoza tenía dos bancos oficiales: el Banco de Mendoza y el Banco de Previsión Social. A fines de 1996, ambos fueron privatizados tras un proceso licitatorio todavía hoy cuestionado en la justicia. Así, fueron fusionados bajo el nombre de Banco Mendoza, presidido por Moneta, cuyo paquete accionario quedó distribuido de la siguiente manera: 67 por ciento del Banco República (Moneta), 28 por ciento de Magna Inversora (una unión de empresarios mendocinos), el 3 por ciento del gobierno provincial y el resto para los empleados.

Según surge de las actas del directorio y de las planillas internas del propio banco, al 28/2/99, entre los principales clientes del Banco Mendoza estaban Moneta y los empresarios nucleados en Magna Inversora. Este es el detalle:

* Los préstamos a las empresas que conforman Magna suman 42.845.752 a vinculadas. Los créditos se discriminan de la siguiente manera: Mendoza 21, Grupo Uno y Jorge Estornell S.A. (pertenecientes al Grupo Vila), por 12.439.026 pesos; José Cartellone, por 7.593.363 pesos; Grupo Pescarmona, por 5.343.000; Industrias Malta, por 3.700.000 pesos, Grupo Nieto, por 3.500.000 pesos; Grupo Willink, por 2.677.000 pesos.

* La Corporación de los Andes (de Moneta) tenía un préstamo por 3.764.918 pesos.

* Es decir: los créditos a vinculadas ascendían a más de 46,6 millones de pesos.

Semejante volumen de préstamos a firmas vinculadas, violaban cómodamente las normas de "fraccionamiento y graduación del riesgo crediticio" del Banco Central, que establecía que dichos créditos no podían superar el 2,5 por ciento de la llamada "responsabilidad patrimonial computable", es decir, aproximadamente el patrimonio. Si se tiene en cuenta que, a diciembre del '98, el patrimonio neto del banco era de 42,2 millones pesos, está claro que el banco era un festival de préstamos a sus propios dueños. Pero además, el Banco Mendoza asistió en los últimos seis meses permanentemente al Banco República con créditos de corto plazo (call), de montos cercanos a 70 millones de dólares, que lo comprometían seriamente en la integración de los capitales mínimos exigidos por la autoridad monetaria.

Los propios funcionarios del Banco Central, en un expediente fechado el 27/11/98, advirtieron sobre la falta de evaluación de la política de créditos seguida por Moneta y los riesgos que ello implicaba para la continuidad del Banco:

* "No quedó evidencia de la aplicación de procedimientos de auditoría que permitieran concluir sobre la razonabilidad de las operaciones asignadas a los clientes", afirma el memorándum.

* "En la tareas de auditoría realizadas durante el ejercicio 1/7/97 y 30/6/98 no quedó evidencia de evaluación alguna sobre la situación y previsionamiento (de los préstamos) de los principales deudores".

Pese a la advertencia, siguió entregando redescuentos al Banco Mendoza, y autorizó hace dos meses su fusión con el Banco República, para salvar a éste último. El balance de la fusión fue aprobado por el directorio del Banco Central unos días antes del 8 de abril, el día en que cayó el Banco Mendoza.


RAUL MONETA SERIA DESPLAZADO DEL CEI
Un banquero menemista de pura cepa

 

t.gif (862 bytes) Contra lo que pueda pensarse, Raúl Moneta, el cuyano más afortunado de lana11fo02.jpg (11459 bytes) década, no es mendocino. Nació en Buenos Aires y estudió en un colegio inglés en el que compartió los claustros con Richard "el Gato" Handley, ex factotum de la estructura argentina del Citi Bank. Casado sí con una mendocina, Claudia Arroyo Benegas, Moneta iba a mostrar con los años su habilidad máxima: aprovechar las oportunidades.

Los Arroyo Benegas no atravesaban por una buena etapa: su finca La Celia y la sociedad Arroyo Benegas y Navesi (distribuidora de Acindar en la región) estaban endeudadas con el Banco República y la financiera Maypa, propiedad de Rául Moneta. Al no poder hacer frente a sus compromisos, ambas pasaron a manos del pariente banquero, quien las fusionó bajo el nombre de Corporación de los Andes, casi única beneficiaria de los préstamos subsidiados que la gobernación (a cargo de Rodolfo Gabrielli) otorgaba por medio de un fondo constituido a partir de los 640 millones de dólares pagados por YPF en concepto de regalías. Era 1994.

Dos años antes, Moneta era apenas un pequeño banquero; un año después descubría las posibilidades del gran negocio financiero y de los medios. No son ajenos a esa aventura el empresario mendocino Daniel Vila (del Grupo Vila) y su socio, el ex ministro José Luis Manzano. Se asegura que fue Vila quien le presentó al abogado y ex ministro Roberto Dromi para que redactara el amparo que permitió a Moneta acceder a la compra del Banco de Previsión y el Banco de Mendoza, fusionados como Banco Mendoza. En esa operación Moneta también contó con la ayuda de su amigo Eduardo Bauzá, quien facilitó el consentimiento de Pedro Pou, su primo.

Los ex condiscípulos Handley y Moneta volvieron a encontrarse. El Citicorp, principal acreedor del Estado argentino, se asoció con Moneta en el holding CEI-Citicorp, fortísimo accionista de Telefónica, Telefé, Cablevisión, Canal 9 y Editorial Atlántida. Moneta controla casi el 40 por ciento del Holding, pero la mayoría de sus acciones es propiedad de la United Finance Company, una sociedad creada en las Islas Vírgenes. Por estos días, la caída de los bancos de Moneta alarmaron al Citi, complicado ya ante la Justicia norteamericana por los manejos en Confidas, la inversora que blanqueó el dinero de otro Raúl, el ex presidente mexicano Salinas de Gortari. Preocupado por la posibilidad de repetir el mal paso y frente a la debacle del imperio de Moneta, el Citi le habría pedido una retirada ordenada, que evite que el derrumbe bancario arrastre al CEI tras de sí.

 

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