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Por Rodrigo Fernández El líder ruso Boris Yeltsin insistió ayer en una conversación telefónica de 50 minutos con el presidente norteamericano Bill Clinton, en la "urgente necesidad de cesar inmediatamente los bombardeos contra Yugoslavia", con el fin de que la crisis balcánica pueda ser solucionada en la mesa de negociaciones. Horas antes, Yeltsin había adelantado que advertiría a Clinton que el líder serbio, Slobodan Milosevic, no capitularía bajo ninguna circunstancia y que Rusia no está dispuesta a permitir que EE.UU. y sus aliados europeos conviertan a Yugoslavia en un protectorado. Al mismo tiempo, el Kremlin anunció que no enviará barcos de guerra al Adriático. "Le diré (a Clinton) mi opinión, que comparte el Ministerio de Defensa. Milosevic no capitulará. Las esperanzas (de los miembros de la OTAN) son vanas", dijo Yeltsin después de la reunión que mantuvo en la mañana de ayer con altos dirigentes políticos y militares. "Quieren vencer y convertir a Yugoslavia en un protectorado. Nosotros no podemos permitirlo, pues se trata de una zona estratégica muy importante", declaró el líder ruso en el Kremlin durante la ceremonia de entrega de premios a periodistas rusos. Al mismo tiempo, Yeltsin pidió a los medios de comunicación "no asustar a la gente". "No podemos permitir que cunda el pánico, pero deben saber que no retrocederemos. Actuaremos con comedimiento, equilibradamente. Estamos dispuestos a ser mediadores entre EE.UU., la OTAN y Yugoslavia (...). Le diré a Clinton que deben cesar los bombardeos y que entonces Milosevic se sentará a la mesa de negociaciones." La conversación telefónica entre ambos presidentes duró 50 minutos y en ella Yeltsin repitió lo dicho en la mañana a los periodistas y, en particular, sus intenciones de presionar a Milosevic para que aceptase el ingreso de fuerzas multinacionales en Kosovo. Rusia está de acuerdo en principio con la entrada de tropas internacionales en Yugoslavia, pero piensa que éstas deben estar bajo bandera de la ONU o la OSCE para que exista una mínima posibilidad de convencer al líder serbio. Los buques de la flota del Mar Negro que estaban listos para zarpar rumbo a las costas de Yugoslavia, permanecerán en sus bases: Yeltsin anunció ayer que se abstendrá de enviarlos al mar Adriático, donde sólo hay un pequeño buque espía ruso. "Hoy hemos decidido no enviar buques. Ya hay uno recogiendo información sobre todo lo que pasa en Yugoslavia, sobre cada avión, daños, número de víctimas", señaló el líder ruso. Igor Ivanov, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, se extendió ayer en el tema de los preparativos que está haciendo la OTAN para lanzar una operación militar terrestre en los Balcanes. Hay otras variantes, señaló, "desde la conquista de Kosovo y el establecimiento de un protectorado hasta la ocupación de toda Yugoslavia con su consiguiente división en pequeños Estados". Ivanov volvió a utilizar un lenguaje sumamente duro al hablar de los presuntos planes de la OTAN al asegurar que "sus tropas piensan utilizar la táctica de tierra quemada: destruirlo todo y después avanzar como si se tratara de un desierto". "Prácticamente ya está comenzando la destrucción total del país", denunció Ivanov, agregando que la OTAN ayuda al Ejército de Liberación de Kosovo a reclutar combatientes en los campamentos de refugiados y entre la diáspora albanesa. SERBIA CERRO SU FRONTERA CON ALBANIA EN KOSOVO
El País Por Ramón Lobo Los 18 kilómetros de caravana de deportados de Kosovo se han esfumado. Igual que sucedió hace 10 días. El paso fronterizo de Morina, por el que cruzan tres de cada cuatro kosovares que entran en Albania, ha vuelto a ser cerrado. Fue la primera reacción a la ruptura de relaciones diplomáticas entre Belgrado y Tirana. Desde la tarde del domingo, tan sólo un par de automóviles han logrado escapar del infierno. "No hay refugiados en la carretera de Prizren. Sólo tractores abandonados", dice Afrim Samiti, un varón procedente de la capital. Es uno de 18 que lo lograron. "Hemos visto mucho movimiento de tropas y posiciones de carros de combate serbios cerca de la frontera con Albania". En el segundo coche, Erdugan Thaéi confirma los hechos: "No hay nadie, sólo camiones repletos de soldados". En el lado albanés, el Ejército de este país ha comenzado a excavar cerca de alguno de los bunkeres abandonados que el régimen comunista de Enver Hoxa regó por todo el país. Ahora, después de todos estos años afeando el paisaje, esos champiñones de cemento han hallado, por fin, su utilidad bélica. A un par de kilómetros de Morina, los albaneses han levantado nidos de ametralladoras pesadas, posiciones de artillería, con cañones ligeros y piezas de mortero. Más lejos, casi al lado de uno de los campamentos improvisados de refugiados, se yerguen los tubos de acero de tres cañones de 105 milímetros camuflados bajo unos telares de color verde pardo. Desde el aire deben ser casi invisibles. Esta tensión militar creciente en la zona de Kukes entre los dos países balcánicos, preocupa sobremanera al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y a las ONG que trabajan en el terreno, pues en esta área del país se encuentran concentradas más de 100.000 deportados de Kosovo. La artillería serbia, en línea recta, los tiene a tiro de obús y de mortero de gran calibre. "Esa es la razón", afirma Jacques Franquin, portavoz de ACNUR, "por la que no queremos establecer campamentos fijos; Kukes no es seguro para ellos". Entre las decenas de helicópteros de transporte que suben a diario (con buen tiempo) ayuda humanitaria desde Tirana es fácil distinguir a los militares aliados que tienen otra función. Estos consideran que los serbios no serán los primeros en lanzar un ataque sobre Kukes. El minado de la frontera y su refuerzo de hombres y piezas son, a su juicio, medidas defensivas. Luzim Dergliti tiene 21 años y dice ser monitor del ELK. Posee cuatro meses de experiencia en combate en Kosovo durante 1998. "Estamos luchando dentro, en la región de Podujevo, y estoy seguro de que con la ayuda de la OTAN pronto recuperaremos todo Kosovo". "Todo esto es una situación muy extraña. No sabemos qué diablos pasa al otro lado", dice un observador de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). La frontera está, en teoría, abierta, pero los serbios impiden por alguna razón el paso de refugiados. Admite que la ruptura de relaciones aumentó al máximo el riesgo de un conflicto armado abierto entre Yugoslavia y Albania y que perjudica en primer lugar a los deportados. La OSCE en Kukes está de acuerdo con la extendida teoría de que Slobodan Milosevic utiliza el ritmo del flujo de refugiados para mantener esta zona de la frontera muy ocupada con ese problema e impedir que pueda ser militarizada por la OTAN. Mientras que en este lado, en Albania, la obsesión general es cómo gobernar el actual caos humanitario, en el otro, se están levantando barreras de minas antipersonales y antitanque que dificulten al máximo una eventual operación terrestre de la Alianza Atlántica.
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