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Por Raúl Kollmann Después del terremoto producido por la caída de los bancos Mayo y Patricios, la comunidad judía afrontará el domingo un test electoral en el que deberá elegir --por voto directo-- la nueva conducción de la AMIA. En total, hay 20.000 personas habilitadas para votar y la lógica es que gane el frente que agrupa al laborismo y el centroizquierda, pero si la concurrencia a las urnas es escasa, las dos agrupaciones religiosas ortodoxas pueden quedarse, por primera vez, con gran parte del consejo directivo. En total se presentan cinco listas y se podrá votar entre las 9 y las 18 en 52 mesas. El escrutinio se hará en el anfiteatro del nuevo edificio de la AMIA, construido en el predio donde se produjo el atentado. AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) es, como su nombre lo indica, la mutual que se ocupa de gran parte del trabajo social, la asistencia a los pobres, la red escolar, la labor con los discapacitados e incluso tiene una importantísima bolsa de trabajo. En su antiguo edificio de Pasteur 633, que fue volado en 1994, también poseía una magnífica biblioteca. Es la organización judía más numerosa y en la que se define una parte de la interna política comunitaria. El presidente actual es Oscar Hansmann, hombre del laborismo, que debió afrontar la crisis de la caída de los bancos. "No es que el Mayo o el Patricios le aportaran directamente a la AMIA. Lo que sucede es que ayudaban a muchas instituciones y colegios que con la crisis se quedaron sin esas ayudas. De manera que ahora la AMIA carga con muchos más programas de asistencia que antes", le dijo Hansmann a Página/12. En esta elección el favorito, o sea, el candidato de la alianza que forman el laborismo y el centroizquierda, es Hugo Ostrower. Curiosamente, ese frente plantea como propuesta el cambio, o sea, un giro en lo hecho hasta ahora. Ostrower señala, por ejemplo, que "nunca más iremos a pedir perdón a la Casa Rosada". La referencia crítica es a la entrevista que mantuvieron Hansmann y el ex titular de la DAIA, Rubén Beraja, con el presidente de la Nación después de la ruidosa silbatina con la que el público recibió a los ministros del Poder Ejecutivo en el acto de recordación del atentado contra la AMIA realizado en 1997. O sea que la idea ahora sería poner distancia con el Gobierno. También el frente insistirá con enviar al tribunal de ética al ex tesorero de la institución, Sergio Spolsky, quien derivó dos millones de pesos a las Obligaciones Negociables del Banco Patricios, dinero que se vio afectado después por la quiebra. El comité de ética será designado en una asamblea que se realizará en mayo. En la elección del domingo tal vez la incógnita mayor que se presenta es la cantidad de votantes dispuestos a participar. Las dos listas religiosas --una de las cuales cuenta con el apoyo de empresarios del grupo Soros-- pueden dar el batacazo y quedarse con el 30 por ciento de los cargos, sobre todo si hay poca afluencia a las urnas. Los religiosos ortodoxos tienen adherentes muy disciplinados, que les aportan a sus listas un nivel casi fijo de votos. En cambio, las demás listas dependen mucho más de que el judío común, apolítico, se aproxime a la mesa de votación. Un consejo directivo con gran presencia de los sectores ortodoxos seguramente será un ámbito propicio para algunas de las reivindicaciones de esa franja: mayor presupuesto para las escuelas ortodoxas, instauración de la educación religiosa en las escuelas judías laicas, cierre de instituciones los sábados y crecientes obstáculos para los matrimonios entre un judío y un no judío.
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