|
El Fondo Monetario Internacional volvió a reclamar la profundización de la reforma laboral en Argentina y mantener la disciplina fiscal, teniendo en cuenta que éste es un año electoral. La gente está observando muy cuidadosamente lo que está pasando en Argentina, advirtió el economista jefe del FMI, Michael Mussa, ayer en Washington al presentar el informe semestral del organismo sobre el Panorama Económico Mundial. Según los pronósticos del Fondo, el país podría salir de la recesión a partir de la segunda mitad del año, traccionado por la recuperación de Brasil, para alcanzar un crecimiento del 3 por ciento durante el año próximo. Mussa afirmó que hasta este momento estamos bastante satisfechos con las políticas que sigue el gobierno argentino, y no parece que se hayan desviado de curso a causa de las elecciones (presidenciales de octubre). El Ministerio de Economía informó ayer que el Gobierno había logrado un sobrecumplimiento de la meta de déficit fiscal prevista para el primer trimestre, al cerrar el período con un desequilibrio de 1268,2 millones de pesos contra los 1300 millones pautados. Pero dicho resultado se alcanzó haciendo figurar como ingresos no tributarios, en lugar de privatizaciones, 531,8 millones de pesos obtenidos por la venta de acciones de YPF, y con una transferencia del Banco Central a Economía de ganancias por 93 millones. Por otra parte, Pablo Guidotti, secretario de Hacienda, les solicitó a los senadores justicialistas que no insistan con las cláusulas del Presupuesto 1999 vetadas por el Ejecutivo, que a su criterio significaría un déficit (adicional) de 500 millones de pesos. El informe dado a conocer por el FMI subraya la necesidad de seguir conteniendo el gasto público en Argentina, donde la crisis financiera del año pasado, según señala, amplió el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos a 4,5 por ciento del PBI. Hay un límite al tamaño del déficit en cuenta corriente que un país puede manejar prudentemente, agregó. El Fondo revisó hacia abajo sus cálculos anteriores y precisó que la recesión va a ser peor de lo esperado hace cuatro meses, alcanzando una contracción del 1,5 por ciento. La mejor manera en que Argentina puede responder a los nuevos desafíos dice el informe es reafirmar, y donde sea posible reforzar, su ya firme compromiso con un marco de políticas centrado en el sistema de convertibilidad, que le ha servido bien desde el comienzo de la década. Enfatiza también que será importante seguir adelante con reformas estructurales que amplíen la flexibilidad del mercado de trabajo y la eficiencia de la economía, con el fin de fortalecer la competitividad internacional y expandir el campo de oportunidades para reducir el desempleo. El informe del FMI da cuenta de que el impacto de la crisis brasileña será mayor al inicialmente estimado en América latina. Venezuela, Ecuador y Uruguay, junto a Argentina, aparecen como los más afectados. El PBI regional sufriría este año un retroceso del 0,5 por ciento, en vez del crecimiento del 1,5 por ciento previsto a fines del 98. El principal motor de la economía mundial volverá a ser este año Estados Unidos, con un crecimiento previsto del 3,3 por ciento. Con dicho impulso, la economía mundial crecería en 1999 un 2,3 por ciento, a pesar de la contracción prevista en Japón, del 1,4 por ciento, y la demora en la recuperación del resto de las economías asiáticas.
EUFORIA POR EL AVANCE DE BRASIL La
economía brasileña muestra ya una recuperación espectacular en los mercados financieros
y podría iniciar su revitalización en la segunda mitad de 1999. El diagnóstico,
ensayado ayer desde Washington por el consejero económico del Fondo Monetario, Michael
Mussa, incluye la previsión de que Brasil podría salir de la crisis a una velocidad
superior a la mostrada por el sudeste asiático. De todas maneras, el FMI pronosticó que
la economía del vecino se contraerá un 3,8 por ciento este año, más que el 1 por
ciento previsto antes de la devaluación.
|