OPINION
¿Por qué el horror?
Por Luis Bruschtein |
En
varias encuestas recientes en Argentina ha ganado la opinión de que la gente debe armarse
para enfrentar la ola de violencia. Según ese criterio, si los chicos que estaban en la
escuela de Denver hubieran estado armados, habrían podido vender caras sus vidas. Los
atacantes, que llevaban armas automáticas, hubieran encontrado resistencia y quizá se
hubieran ahorrado algunas víctimas.
Como la protección policial falló, los propios ciudadanos según esa
opinión deberían estar en condiciones de defenderse. Por ello habría que diseñar
un programa de entrenamiento desde los primeros años de la escuela. Sería una locura
entregarle una Magnum 44 o un fusil automático a un chico de 13 años si antes no se le
enseña a usarlo.
Otro de los temas planteados en el debate local apunta a la tarea policial. O sea, que si
la protección policial no fue suficiente, habría que aumentarla: en Estados Unidos
implicaría poner un policía en cada aula y una comisaría en cada escuela. Y si la
policía no alcanzara, habría que convocar a la Guardia Nacional y a la Guardia Costera
para establecer un férreo cordón de seguridad sobre los estudiantes.
Otro punto del que se ha hablado es la legislación. Si bien en Estados Unidos existe la
pena de muerte, para mucha gente su aplicación es sólo esporádica, lo cual reduce la
supuesta capacidad disuasiva de la silla eléctrica. Según este argumento, el delincuente
tiene que saber que, si ataca armado, lo espera la muerte, aun cuando su acción sea
suicida.
Ninguna persona sensata puede creer que la solución a este tipo de hechos sea armar a los
estudiantes (que rápidamente multiplicarían masacres como ésta) y nadie puede pensar
tampoco que una sociedad policial sea la respuesta (aunque sea porque es imposible colocar
un uniformado en cada lugar donde haya otro ser humano pasible de asesinar o ser
asesinado). Por último, es obvio que a dos chicos que van a cometer una acción suicida
la pena de muerte les importa un pepino. Resulta evidente que lo primero sería
preguntarse los motivos de que en una sociedad como la de Estados Unidos (inundada de
armas sin control) se repitan estas masacres de chicos en escuelas secundarias cometidas
por sus compañeros.
Pero lo que parece tan evidente para una realidad lejana, no lo es para la propia, donde
mucha gente quiere armarse en forma indiscriminada, quiere más policía dura y leyes más
represivas sin preguntarse cuáles son las causas concretas del aumento de la violencia.
Es probable que la distancia disminuya el dramatismo. Pero en todo caso es la diferencia
entre un enfoque racional y un debate histérico o demagógico. Ante el horror, la
pregunta siempre debe ser ¿por qué?. En la respuesta estarán las
soluciones. |
|