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El País de Madrid Por Rodrigo Fernández desde Moscú Ni el presidente ruso Boris Yeltsin ni ningún otro alto dirigente asistirá a los actos conmemorativos del 50º aniversario de la OTAN, que comienzan mañana en Washington. El anuncio lo hizo ayer el canciller Igor Ivanov, después de la reunión que mantuvo con el jefe del Estado en el Kremlin. Mientras tanto, Viktor Chernomyrdin, el representante especial del presidente ruso para los Balcanes que acaba de regresar de una gira por Azerbaiján, Georgia y Ucrania, viaja hoy a Yugoslavia. No está excluido que desde Belgrado Chernomyrdin continúe hacia otras capitales europeas. El boicot ruso a las fiestas de Washington se debe a la continuación de los bombardeos contra Yugoslavia, a los que el Kremlin se opone categóricamente. Todos los esfuerzos que ha hecho Rusia para que cesen los ataques de la OTAN se han estrellado contra la decisión norteamericana de continuar los bombardeos hasta conseguir la capitulación del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic. No teníamos alternativa. No queremos regresar a la guerra civil y no tenemos intenciones de dejarnos llevar a una confrontación con Occidente. Pero Rusia no puede alentar con su silencio la arbitrariedad de la fuerza, se dice en la declaración oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores con motivo de la decisión del Kremlin de no asistir a los actos conmemorativos del cincuentenario de la OTAN. Chernomyrdin anunció ayer que la Comunidad de Estados Independientes (CEI) organización surgida después de la desintegración de la Unión Soviética y que reúne a 12 de las 15 repúblicas que formaban la URSS emprenderá acciones conjuntas para tratar de encauzar el conflicto de Kosovo por la vía de las negociaciones. El argumento que ha usado Chernomyrdin para tratar de convencer a Azerbaiján y Georgia, que últimamente han estado alejándose aceleradamente de Rusia y acercándose a Occidente, de hacer un frente común es que ambos tienen problemas separatistas similares al de Yugoslavia: el Kosovo de los azerbaijanos es el Alto Karabaj y el de georgianos es Abjasia y Osetia del Sur. También es probable que Chernomyrdin haya pedido al presidente georgiano, Eduard Shevardnadze quien asistirá a los festejos de la OTAN en Washington, que explique una vez más la posición rusa a los dirigentes de la Alianza. Los objetivos que se planteó Chernomyrdin en su gira por esos tres países de la CEI fueron conseguidos, según se desprende de las declaraciones hechas al finalizar sus negociaciones. Las posiciones de Azerbaiján, Georgia y Ucrania sobre una solución pacífica coinciden: pensamos que los bombardeos conducen a un callejón sin salida; que Yugoslavia debe permanecer unida; que los refugiados deben regresar y que se les tiene que dar garantías de seguridad, declaró Chernomyrdin. En Belgrado, el enviado especial del Kremlin tratará de cumplir una misión imposible: convencer a Milosevic de que es necesario aceptar el emplazamiento de fuerzas multinacionales en Kosovo. El presidente yugoslavo se opone categóricamente a esta idea, pero incluso en el improbable caso de que Chernomyrdin logre éxito en Belgrado, con ello habrá recorrido sólo la mitad del camino. Después tendrá que convencer a EE.UU. y a sus aliados europeos que las fuerzas multinacionales que entren en Kosovo no pueden estar bajo el mando de la OTAN, pues eso es algo que Milosevic jamás aceptará.
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