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Por David Cufré Los propietarios de automóviles de más de diez años de antigüedad que quieran comprar un cero kilómetro gozarán de un descuento de 4000 pesos, a cambio de entregar su vehículo para el desguace. Así quedó establecido en el decreto final que pone en marcha el Plan Canje II, el cual fue firmado ayer por Carlos Menem. El Gobierno decidió incrementar el incentivo de 3000 a 4000 pesos, con el doble objetivo de reactivar la demanda y resguardar los puestos de trabajo. Como contrapartida del mayor descuento --que será asumido por el Estado--, las terminales se comprometieron a no despedir personal ni a desmejorar las condiciones de suspensión vigentes para miles de operarios. El anuncio del lanzamiento del Plan Canje fue recibido con entusiasmo por las automotrices. Al comunicar las bases del programa, el secretario de Industria, Alieto Guadagni, estimó que las ventas podrían incrementarse en 80 mil unidades. Analistas del sector consideran que la proyección desborda optimismo, y arriesgan que el aumento de colocaciones podría alcanzar a 50 mil vehículos. De todos modos, las terminales consideran que el aliciente es "muy positivo", atendiendo a que este año esperaban vender 350 mil unidades, frente a las 455 mil de 1998. "La industria se encuentra satisfecha porque el Plan Canje abarca sólo a los vehículos de producción nacional, tal como habíamos planteado al Gobierno", destacó el presidente de Fiat, Cristiano Rattazzi, al hacer referencia a otro punto que las terminales consideraban fundamental. La semana pasada, los presidentes de las trece empresas radicadas en el país se reunieron con Roque Fernández para definir el alcance del sistema. Allí, el ministro aceptó la sugerencia de que los vehículos promocionados fueran exclusivamente los producidos internamente --excluyendo a los importados--, y ofertó elevar el descuento a cambio de que los fabricantes se comprometieran a no despedir personal. También aceptaron mantener, como mínimo, el nivel de compras de autopartes nacionales de diciembre de 1998. El descuento de 4000 pesos para los autos, de 6000 para los utilitarios y de 18.000 para los camiones estará vigente durante 120 días, contados desde la publicación del decreto en el Boletín Oficial. Transcurrido ese plazo, el beneficio será del 20 por ciento del precio de la unidad, con un techo de 3000 pesos. Por lo tanto, el propietario de un auto de más de diez años --sin plazo máximo de antigüedad-- que lo entregue para el desguace pasados los primeros 120 días del programa, y quiera comprar un cero kilómetro de 25.000 pesos, sólo recibirá como descuento un máximo de 3000 pesos. En cambio, si la adquisición se produce dentro de los próximos 4 meses, la reducción será de 4000 pesos (ver cuadro). El Plan Canje estará vigente hasta el próximo 31 de diciembre. Como en la primera experiencia de este programa, en 1995, quien entregue su vehículo para el desguace recibirá a cambio un certificado, que luego canjeará en el concesionario al comprar el cero kilómetro. Los autos, utilitarios y camiones deberán llevarse al concesionario con el que se realice la operación. De allí serán trasladados a un depósito, donde serán destruidos. Ese costo, así como el del desguace, será asumido por las terminales. El Estado aceptará los certificados como pago de impuestos de las automotrices. Pero reconocerá sólo 2500 pesos por bono, mientras que los 1500 pesos restantes serán asumidos por las empresas. Esto será durante los primeros 120 días del programa, en tanto que pasado ese lapso --y hasta fin de año--, el descuento será asumido en montos iguales por ambas partes. Otro aporte que hará el Estado para incentivar las ventas es resignar una porción de los impuestos que cobra a las terminales por los vehículos que ingresen en el Plan Canje. Por lo tanto, de por sí esas unidades serán más baratas. Sobre ese precio inferior se aplicará el descuento del certificado. Por ejemplo, un auto que en la actualidad se ofrece al público a 9990 pesos --con impuestos--, costará para el Plan Canje 9150 --sin impuestos--. De ese último valor, se aplicará el descuento de 4000 pesos del certificado, llegando a un precio final de 5150.
DURAS CRITICAS DEL TITULAR DE FIAT A GUADAGNI Debemos ser realistas. El Gobierno tiene que preocuparse de su industria. Por supuesto que se deben acordar cosas con Brasil. Pero no se debe pactar aceptando todo lo que ellos piden. Porque esto no es acordar sino que es ceder, que es algo bien distinto". El presidente de Fiat Argentina, Vincenzo Barello, salió ayer a criticar con dureza la actitud oficial en las negociaciones con el país vecino al tiempo que reclamó "firmeza" en defensa de la industria. "Es un disparate", le contestaron desde el Gobierno. La paz entre el Gobierno y los industriales duró poco. El lunes pasado, el titular de la Unión Industrial, Alberto Alvarez Gaiani, dijo que la reunión que acababa de celebrar con Roque había sido "la más positiva" desde que es presidente de la UIA. Tres días más tarde, sin embargo, fue el representante de la multinacional automotriz quien volvió a tensar la cuerda. El Gobierno "tiene una actitud más papista que el Papa", disparó Barello en relación con la postura que suele tomar Economía ante los problemas de la industria. Ante los reclamos, indicó, "se nos dice 'no' porque la Organización Mundial del Comercio (OMC) no quiere. Pero, me pregunto, ¿la Argentina tiene que ocuparse de la OMC con todo el proteccionismo que hay en Europa, Estados Unidos o Japón?". La respuesta del Gobierno a las declaraciones del titular de Fiat no tardaron en llegar. "Sus declaraciones son realmente disparatadas, un disparate total. Constituyen un verdadero despropósito", dijo enojado Alieto Guadagni, el titular de la Secretaría de Industria, quien fue responsabilizado por Barello por la indefensión del sector. "El Gobierno, incluyendo a Guadagni, tiene que preocuparse más por defender a la industria argentina", había afirmado el número uno de Fiat Argentina. En sus afirmaciones, que sorprendieron tanto en la Casa Rosada como en Economía --ya que no es común que el líder de una multinacional haga públicos sus disconformismos--, Barello puso como ejemplo al gobierno brasileño. "Siempre está más cerca de su industria. En Brasil, nunca jamás se aprobaría una medida que pudiera hacerle daño a la industria", elogió. Y advirtió que, "si dejamos esta cuestión solamente libradas a las fuerzas naturales del mercado, no vamos a solucionar los problemas. Brasil seguiría siendo ultracompetitivo".
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