|
Nadie hubiera imaginado que, ya desactivado el Pacto de Varsovia y con países en lista de espera para ocupar un lugar en la organización, los festejos del cincuentenario de la OTAN, que comienzan hoy en Washington, debían ser austeros (ver recuadro). Es que el objetivo de los bombardeos aliados contra Yugoslavia --la aceptación del líder serbio Slobodan Milosevic de los acuerdos de paz para la provincia yugoslava de Kosovo-- está lejos de cumplirse. Y en lugar de festejos habrá discusiones: el secretario general de la OTAN, Javier Solana, dijo ayer al Washington Post que autorizó el estudio de planes sobre la intervención de tropas terrestres. Bill Clinton y Tony Blair aplaudieron la medida. No queda claro, sin embargo, qué es lo que se discutirá exactamente: los voceros de los países aliados se contradicen cuando tienen que hablar del asunto. El recurso a fuerzas terrestres es una medida "sabia y prudente", dijo ayer el presidente norteamericano. Pero la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, declaró ayer que su país "no es partidario del despliegue de tropas en un entorno hostil". El gobierno británico confirmó que el envío de tropas de infantería "será parte de las opciones que se discutirán en Washington". Sin embargo, el canciller italiano Lamberto Dini señaló ayer al diario La Stampa que "no se hablará de tropas terrestres" y el secretario de Estado para las Relaciones Exteriores alemán, Wolfgang Ischinger, aclaró que el tema no figura en el orden del día para mañana y para el domingo. El ministro para Asuntos Europeos francés, Pierre Moscovici, dijo que su país no quiere una intervención terrestre. La decisión de Solana implica desempolvar un estudio de la OTAN de octubre del año pasado, donde se decía que hacían falta 80.000 hombres para ocupar Kosovo y 200.000 para ocupar Serbia. "Se trata de actualizar una estimación, no de cambiar de política", se apuró a decir el vocero de la Casa Blanca, Joe Lockhart, ante la posibilidad de que la discusión de las tropas terrestres se interprete como el reconocimiento aliado del fracaso de los bombardeos aéreos. Según el semanario italiano Panorama, el despliegue terrestre tendría cuatro frentes de ataque (dos desde Albania y otros dos desde Macedonia) y contaría con la participación de tanques alemanes y británicos, apoyados por los helicópteros antitanques norteamericanos Apache, que llegaron esta semana a Albania. El otro punto central de los festejos convertidos en discusiones será la situación de los países que se encuentran en lista de espera para entrar a la OTAN, y entre los cuales están cinco países balcánicos además de Albania y Macedonia: Croacia, Bosnia, Eslovenia, Rumania y Bulgaria. Estos dos últimos países aprobaron recientemente la utilización por la Alianza Atlántica de sus espacios aéreos. Los otros tres, ex repúblicas yugoslavas, también apoyan la intervención aliada sobre el actual territorio yugoslavo. Los otros dos países balcánicos, Grecia y Turquía, ya forman parte de la OTAN. Y los países que están al norte de la región, como Hungría, Polonia y la República Checa, entraron en la Alianza Atlántica hace apenas dos semanas. Pero la abrumadora mayoría estratégica en la región --Belgrado sólo cuenta con el apoyo, declamativo, de Rusia y Bielorrusia-- no parece suficiente para los aliados. Además de un posible paso a una intervención terrestre, otra de las opciones desarrolladas es la imposición de un bloqueo petrolero contra los serbios. La idea fue lanzada por Estados Unidos y la Unión Europea tomó el guante. Ayer los países de la Unión establecieron la prohibición de venta de petróleo para Yugoslavia, algo que afectará lo que se comercia a través de embarcaciones y de oleoductos. Un portavoz de la Comisión Europea afirmó ayer que la medida entrará en vigencia "probablemente" el miércoles próximo y que no afectará las ventas acordadas con anterioridad a esa fecha.
|