Ni muy muy ni tan tan Por Horacio Verbitsky |
El general Balza sostuvo ayer que el Ejército estaba mortificado, ya que sólo el 20 por ciento de los cuadros en actividad formaban parte del Ejército durante la guerra sucia. De ellos, unos pocos casos muy puntuales han sido objeto de denuncias por su actuación en la represión del Estado Terrorista. Respecto de quienes llamó los camaradas en situación de retiro que estaban en aquel entonces en servicio dijo que la inmensa mayoría, la inmensa mayoría, tuvo una conducta honorable, tuvieron un comportamiento ético acorde con los valores que debe sustentar el Ejército Argentino y escasos, pocos, muy, muy, muy pocos, cometieron hechos de los que el Ejército se lamenta que hayan sido cometidos (sic). El muy, muy, muy de Balza fue pronunciado con un tono de indignación que ojalá alguna vez algún jefe del Ejército reservara no para las acusaciones sino para los horrendos crímenes cometidos durante la dictadura militar, que Balza sólo mencionó con gran pudor como la época a la cual nos estamos refiriendo. También reiteró que no podía cotejar las contradictorias declaraciones del general Cabanillas en una causa judicial de 1977 con sus afirmaciones actuales porque en un estado de derecho ello corresponde a los jueces. Volvió a negar que existieran en el Ejército copias de las órdenes de operaciones de la guerra sucia, actas o listas de personas desaparecidas. Si se prescinde del llamativo énfasis y se analiza la información, crecen las dudas: 1. La justicia que Balza dice respetar estableció en 1985 que los Comandantes en Jefe de la dictadura militar ordenaron un plan criminal que comprendía la detención ilegal, el traslado a campos de concentración, la aplicación de tormentos y eventualmente la ejecución clandestina de las víctimas. Según la Cámara Federal que condenó a Videla, Massera & Cía. merced a ese plan criminal las estructuras del Estado y las Fuerzas Armadas en particular fueron organizadas [de modo de] realizar acciones secretas e ilegales. Entre ellas torturar para obtener información y eventualmente matar haciendo desaparecer el cadáver o bien fraguar enfrentamientos armados como modo de justificar dichas muertes. Es decir que toda la estructura militar estuvo comprometida. Si bien ello no permite afirmar que todos y cada uno de los hombres del Ejército sean secuestradores, torturadores y asesinos, tampoco autoriza a pintarlos como un manso rebaño con unas pocas ovejas negras. 2. El general Bignone a quien Balza dijo respetar, está actualmente
procesado con prisión preventiva y embargo de sus bienes por un millón de pesos, como
autor mediato de los delitos de sustracción, retención y ocultamiento de menores y
sustitución de identidad. En 1984 ya había sido procesado por el juez Carlos Oliveri por
la desaparición en 1976 de los soldados conscriptos Mario Molfino, Luis García y Luis
Steimberg. Los también conscriptos del Colegio Militar Sergio García, Hugo Carballo y
Juan Britos declararon que luego de ser secuestrados y torturados fueron introducidos al
despacho de Bignone, quien les pidió disculpas, les explicó que se había tratado de un
error, que ya habían encontrado a quienes buscaban y los compensó con una licencia hasta
la baja. En el caso de García, el error fue por homonimia. Bignone quedó en libertad en
1987 por las leyes de impunidad del ex presidente Raúl Alfonsín.
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