Página/12
en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva York
Pompa y
circunstancia. El título de la marcha del inglés Edward Elgar podría sintetizar el
espíritu que marcó ayer el inicio de la celebración del cincuentenario de la OTAN en
Washington. A pesar de los discursos autoelogiosos, los aplausos, los brindis, la
recepción nocturna en la Casa Blanca y un clima definible como allegro
moderato, los líderes occidentales no pretendieron ocultar que la festividad se
hallaba ensombrecida por la circunstancia de la crisis en la ex Yugoslavia. Crisis que
amenaza la reputación de eficacia de la Alianza y también su integridad. Pero de estas
amenazas no se habló, desde ya, y la Declaración de la cumbre reivindicó el derecho de
la Alianza a combatir las violaciones a los derechos humanos.
Todo lo contrario: el secretario general Javier Solana dijo en la conferencia de prensa
que siguió a la reunión matutina a puertas cerradas de los 19 miembros de la
organización, que había total determinación y total unidad para continuar
la campaña aérea contra el gobierno de Slobodan Milosevic y la limpieza étnica de los
albanos-kosovares. Iremos hasta el fondo. Seguiremos adelante hasta que tengamos
éxito, afirmó el funcionario español. Por su parte, Bill Clinton, anfitrión de
la cumbre de tres días de la Alianza y líder supremo de la campaña militar contra los
serbios, dijo a sus aliados que, cuando nosotros luchamos, lo hacemos para
triunfar y reiteró la decisión de sostener los ataques aéreos todo el
tiempo que sea necesario. La OTAN rechazó la propuesta de Milosevic de admitir
observadores civiles de Naciones Unidas en el territorio kosovar a cambio del cese de los
bombardeos, dijo que intensificará los bombardeos y anunció la imposición de sanciones
económicas. Con respecto a la intervención de tropas de tierra en el conflicto, una
especulación que había crecido fuertemente en los últimos días, los líderes dijeron
que no figuraba en la agenda y en la declaración conjunta de tres páginas no
se hizo mención de dicha posibilidad.
Sin embargo, pese a esta renovación de la aparente negativa a incluir la infantería, el
Wall Street Journal publicó ayer una nota en la que se señalaba que los estrategas del
Pentágono consideran que queda poco tiempo para organizar una campaña terrestre, que
debería llevarse a cabo antes de que comience el invierno europeo. Considerando el
peor escenario de que se necesite una lucha de tres meses, las fuerzas de OTAN
deberían entrar en la provincia a comienzos de julio, habrían indicado los
oficiales del Pentágono. La escalada en el bombardeo pareciera reflejar el miedo de
las principales capitales de la Alianza de que la campaña aérea no esté
funcionando, señaló el matutino. A medida que se habla más de enviar tropas
de tierra, los países de la OTAN van escalando más el bombardeo aéreo, comentó
un alto funcionario estadounidense.
Tropas terrestres era justamente lo que pedían ayer los albanosamericanos en una
manifestación frente a la Casa Blanca. Envíen tropas de tierra a Kosovo hoy;
mañana será muy tarde, decía un cartel, mientras que en otro se leía:
Gracias, OTAN y en otro: Milosevic es el Hitler de los Balcanes.
En cambio, en el monumento a Washington hubo una protesta en contra de los bombardeos que
no fue organizada por los serbios sino por el Fourth Freedom Forum, un grupo opuesto a la
proliferación nuclear. Pero en conjunto, las manifestaciones fueron muy escasas y
pobremente atendidas, para tener en cuenta el número de naciones con problemas cuyos
representantes se hicieron presentes.
Las medidas de seguridad se extremaron, limitándose el acceso a las calles cercanas al
edificio Ronald Reagan en el que, también por seguridad, se centralizaron casi todas las
actividades de la cumbre. Cadaentrada del edificio estuvo custodiada por miembros del
servicio secreto, acompañados por perros entrenados para detectar bombas. Para evitar el
congestionamiento, que no pudo soslayarse del todo, unos 90.000 empleados públicos que
trabajan en el área gozaron de un día de asueto. Los negocios de la zona céntrica
también cerraron, pero las avenidas Pennsylvania y Constitution se vieron atestadas por
las limusinas y autos oficiales de los 1700 dignatarios de los 42 países que asisten a la
celebración.
El primer día de la cumbre se desarrolló en torno de un acto central e innumerables
briefings de los líderes asistentes para los medios de
comunicación. En el mismo salón, el Andrew Mellon Auditorium, donde el 4 de abril de
1949 once naciones habían firmado el Tratado de la Alianza del Atlántico Norte, los
gobernantes de los 19 países que actualmente integran esta fuerza militar firmaron la
llamada Declaración de Washington sobre el futuro de la Alianza, entre cuyos principios
establecieron estamos decididos a actuar contra los países que violan los derechos
humanos, llevan adelante guerras y conquistan territorios. La Declaración no
incluyó ninguna explicación que atenuara la alarma que semejante afirmación pudiera
despertar en otros países no privilegiados con la pertenencia al club del Atlántico
norte.
Al cierre de esta nota, la Casa Blanca ofrecía una recepción con una nota de sobriedad:
por respeto a la tragedia de Kosovo y a la situación de guerra contra Belgrado, los
prominentes invitados no se vistieron con ropas de etiqueta para la ocasión. Sólo trajes
oscuros y vestidos de tarde para brindar por los derechos humanos.
PROTESTA INTERNACIONAL POR LAS OPERACIONES
La TV en la mira del ataque
The Guardian
de Gran Bretaña
Por Richard Norton Taylor
Desde Londres
Los líderes de la
OTAN se apresuraron ayer a justificar el bombardeo a una estación de la televisión
serbia en Belgrado, que dejó varios empleados civiles muertos y marcó una nueva
ampliación de los objetivos que la Alianza considera legítimos. El ataque al
edificio en el centro de Belgrado fue condenado ayer por organizaciones internacionales de
periodistas y el canciller italiano Lamberto Dini.
Periodistas en el lugar de los hechos afirmaron ver el cuerpo casi decapitado de un hombre
colgando entre los escombros, y el cadáver de un maquillador. Otro hombre quedó atrapado
entre dos bloques de concreto. Los doctores le amputaron ambas piernas en el acto, pero no
sobrevivió. La agencia oficial yugoslava Tanjug afirmó que alrededor de 150 personas
estaban dentro del edificio cuando se produjo el ataque. El ministro sin cartera Goran
Matic declaró que además de 10 muertos y 18 heridos, se temía que hubiera al menos 20
personas atrapadas bajo los escombros. La estación de televisión restableció sus
transmisiones luego de seis horas, pero una conexión satelital con Eurovision usada
por periodistas extranjeros para enviar información al exterior fue destruida,
según funcionarios yugoslavos.
El ataque fue el último en una serie de bombardeos contra objetivos polémicos, que
incluyó el martes el bombardeo de la casa del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, y
el día anterior contra la sede central del oficialista Partido Socialista Serbio, donde
se encontraban las oficinas de los canales de televisión controlados por la familia de
Milosevic o gente cercana a su régimen. El premier británico Tony Blair insistió
durante la cumbre en Washington por el 50 aniversario de la OTAN que el bombardeo contra
las estaciones de televisión estaba totalmente justificado, ya que éstas
eran parte de la estructura de poder dictatorial de Milosevic. Sin embargo, el
canciller italiano Lamberto Dini consideró que la operación fue desastrosa,
y dijo que yo, desapruebo. En mi opinión agregó la
cuestión de la televisión no formaba parte de los planes.
Hace dos semanas, el portavoz militar de la OTAN David Wilby había calificado a la cadena
estatal serbia RTS como un objetivo legítimo que desde hace años llena el aire de
odio y mentiras. Sin embargo, el vocero de la OTAN Jamie Shea negó que RTS fuera un
objetivo, y distinguió entre instalaciones ordinarias de transmisión y
transmisoras integradas en el sistema (militar) de comunicaciones de mando y
control. Shea había asegurado el 12 de abril al secretario general de la
Federación Internacional de Periodistas (FIP), Aidan White, que la OTAN sólo
atacaría objetivos militares. Solamente se atacarán antenas de televisión y radio si
están integradas con instalaciones militares, lo que ocurre frecuentemente en
Yugoslavia. Pero luego subrayó que no hay ninguna política concreta para
atacar transmisoras radiales y televisión.
Un comunicado oficial de la FIP condenó el ataque, advirtiendo que podría culminar en
represalias contra los periodistas independientes
que estaban militando contra los controles impuestos por el gobierno de Milosevic.
Hemos estado intentando rastrear a los periodistas que han desaparecido o que fueron
detenidos por las autoridades serbias. Su situación sólo se ve agravada por el
ataque.
|