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LEON ARSLANIAN, MINISTRO DE SEGURIDAD
“No soy el garante mágico de que no haya delitos”

En diálogo con Página/12, el encargado de la reforma policial que descabezó a la Bonaerense pidió un enfoque no sólo penal para la tendencia al aumento del delito iniciada en octubre.

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Por Martín Granovsky

t.gif (862 bytes) “¿Me acompaña?”, dice la empleada. Está rodeada de policías en el imponente edificio blanco de la calle dos de La Plata. Pero el palacio ya no es la sede de la Bonaerense de Pedro Klodzcyk sino del Ministerio de Justicia y Seguridad de León Carlos Arslanian, presidente del tribunal que hace 14 años condenó a perpetua a Jorge Videla y Emilio Massera. Acompañarla por los laberintos del edificio no supone un final de calabozo sino el diálogo con un funcionario convencido de que la policía, la Justicia y la cárcel no resuelven, solos, el conflicto social.
–¿Hay más o menos delito en la provincia de Buenos Aires?
–Si medimos desde octubre, hay una tendencia al aumento del índice de delitos. Fundamentalmente son delitos en contra de la propiedad. La tendencia continuó en los primeros meses del año. También es cierto que en la comisión de delitos hay más violencia, que se usan armas de fuego y que se registra una precocidad muy elevada.
–Muchos chicos.
–Sí, de la franja que tiene entre 14 y 21 años.
–¿Es verdad que roban drogados?
–No tenemos determinado si la droga funciona como elemento estimulante para cometer delitos o para ponerse en condiciones de cometerlos. Sí verificamos que, con independencia de la comisión de delitos, los jóvenes consumen drogas. También los indigentes. Y esto se ve cuando se hacen operativos en villas de emergencia.
–Pero allí no tienen dinero. ¿Los usan para el pequeño tráfico?
–Sí, claro. Y desde que llegué nosotros nos hacemos cargo del problema. Antes la policía no hacía prevención de la distribución de droga en las plazas y los bares; solo detectaba, cada tanto, los grandes cargamentos. Pusimos a trabajar a la policía de seguridad, que hace la prevención, y a la policía de investigaciones, que en cada departamento tiene un gabinete especializado en drogas.
–¿Tienen cuantificado si el delito es más violento hoy que antes?
–No. Sí tenemos certificado el incremento de uso de armas de fuego.
–¿Y cuál es la razón?
–Bueno, hay una alta conflictividad social con distintos tipos de violencia. Son fenómenos de los que el sistema penal –la policía, la Justicia, las cárceles– solo puede hacerse cargo parcialmente. Los sistemas penales están concebidos con criterios de normalidad. Quiere decir que la mayoría de los ciudadanos respetan el orden jurídico. Por eso, el delito siempre aparece como un fenómeno marginal. Cuando por algún motivo se desatan conflictos que no pueden superados rápidamente, como los sociales, los políticos o los religiosos, se le pide al sistema penal que remedie la situación. Es absurdo.
–¿Por qué no podría hacerlo?
–Es absurdo reforzar el sistema penal para que él solo evite lo que la sociedad no puede resolver: los conflictos que generan violencia, y la violencia que genera delitos. Como ministro de Justicia y Seguridad, no soy el responsable de la alarma social ni puedo ser el garante mágico de la desaparición del delito en la provincia. El pensamiento mágico plantea una presunta solución con más penas, con la limitación de las excarcelaciones, con más cárceles, con más presos. Entonces el sistema penal crece y el Estado le transfiere más y más recursos.
–¿Y eso está mal?
–Sí, y además genera más conflictividad. Lo explico: los recursos del Estado son inelásticos. El Estado no puede tener una cantidad ilimitada de presos, de cárceles y de policías. Debe hacer grandes esfuerzos, como hace en la provincia de Buenos Aires, pero para eso saca dinero de otras áreas del Estado. Es riesgoso.
–¿Por qué?
–Por las áreas que se desprotegen: acción social, salud, educación... Si se les quita presupuesto, la conflictividad social aumentará. Yo creo que hablar de seguridad sin hablar de conflicto social es ridículo. Extremo el argumento: ¿a alguno se le ocurriría resolver el problema kurdo, que es político, mediante el sistema penal? ¿alguien cree que se resolverá solo por el líder kurdo, Ocalam, fue apresado? ¿Puede resolver el sistema penal el fundamentalismo? ¿Puede arreglar que los magrebíes en Francia cometan muchos delitos porque no tienen inserción? Con esto no le saco importancia al sistema penal ni tengo una visión ingenua y naïf. Sólo pretendo que tengamos claro el diagnóstico. Si no, vamos a perder tiempo y, por ejemplo, construir cárceles al infinito, y el día en que por algún motivo el tema deje de tener actualidad habrá un sistema penal inflacionado que se volcará en contra del ciudadano que sea acusado por el delito más leve. Nos tildan de garantistas como si fuera un insulto, como si respetar las garantías individuales hoy estuviera pasado de moda.
–¿Ustedes ensayaron una respuesta no penal?
–Armamos un grupo de respuesta múltiple. Los organismos del Estado se ponen en contacto con las redes sociales. De un lado, las áreas de educación, salud, minoridad, producción, tierras o familia. Del otro, las organizaciones de cada lugar. La relación de la seguridad con la gente es uno de los ejes de la reforma, y de ese criterio surgieron los foros a nivel departamental y a nivel provincial.
–¿Cómo funcionan los foros?
–En la provincia hay 342 comisarías. Alrededor de cada una hay, o habrá, un foro dirigido por tres miembros que representan a organizaciones no gubernamenales, desde una sociedad de fomento a los sindicatos. Tienen facultades legales para pedir explicaciones y tienen derecho a que sean oídas sus propuestas. La ventaja del foro es que, como ninguna otra instancia, detecta conflictos. El problema de los chicos del barrio, la fábrica que dejó gente afuera, la fábrica que cerró...
–¿Los foros sirvieron para algo?
–Donde funcionan bien se registra una baja del delito. Pero falta que la mitad de los intendentes convoquen a los foros correspondientes. (El de San Isidro, Melchor) Posse no lo hizo, para poner un ejemplo.
–Insisto: ¿sirvieron en algún lado?
–En la costa. El Operativo Verano Entre Todos, que reemplazó al viejo Operativo Sol, respondió a un diseño del Foro de Pinamar. De su discusión surgieron puntos de patrullaje y puestos de vigilancia que reemplazaron la idea de un operativo enfocado solo a las rutas y desentendido de los balnearios. Como nosotros restituimos autoridad a las policías locales las cosas funcionaron mejor. Otro ejemplo: en el Foro de San Bernardo, los mismos chicos propusieron actividades alternativas, como los fogones y un mayor contacto con la naturaleza, para que los boliches no fueran la única forma de diversión. En Villa Itatí el foro constató el hacinamiento, la falta de calles, la carencia de alumbrado, y terminó proponiendo la reubicación de una parte del barrio en terrenos donde era posible alumbrar y trazar calles. Esta es mi concepción de la seguridad, y de la seguridad eficaz.
–¿Les preocupa la abundancia de armas?
–Sí. Un equipo de expertos con la colaboración de especialistas de Sudáfrica y Brasil están identificando las armas secuestradas para establecer características y orígenes de las que están en circulación. El análisis del mercado de negro de armas a través de los decomisos revela que hay contrabando de armas de Brasil y Paraguay y también, ahora de armas rusas.
–¿Qué harán con las armas decomisadas?
–Algunas pueden ser reutilizadas por las fuerzas de seguridad. Otras las destruiremos.
–¿Y qué harán con las armas existentes?
–Estamos pensando un programa para comprarlas.
–¿Comprarlas?
–Sí. Es una forma absolutamente racional de desarme.
–¿Y las armas declaradas legalmente?
–El que tiene un arma en su casa ofrece un nivel de exposición mayor al delito. Está demostrado que si tiene y usa, resulta víctima de un delito más grave, de disparos de arma de fuego. En este tema estamos examinando las armerías y analizando el circuito de los explosivos, las municiones y la pólvora. Cerrar ese circuito es una forma de impedir la expansión de las armas.
–¿Tienen idea de que cuadros de la ex Bonaerense expulsados durante esta gestión estén actuando en el Gran Buenos Aires?
–Sospechamos de dos de los hechos del último tiempo. Uno es el robo a la escuela: demasiada gente armada dando vueltas para poco dinero. Otro fue el asalto a la casa de Vicente López, cuando desnudaron a la señora y metieron a su marido en una ducha. Hacía falta demasiada información. La casa quedaba justo fuera del área vigilada. A unos metros, nomás. Cualquiera no podía meterse ahí.
–¿Está de acuerdo con sindicalizar la policía?
–No. Generaría problemas.
–¿Cuántos policías murieron este año?
–En cumplimiento del deber, nueve.
–¿Seguirá siendo obligatorio que el policía lleve su arma y actúe en la calle aunque esté fuera del horario de servicio?
–Estamos cambiando el estatuto para que deje de serlo.
–Al cabo Stambuli, el que murió por un disparo mientras llevaba en el patrullero a un adolescente, ¿lo mató un tiro de arma trucha, ilegal, que él mismo pudo haber llevado en el asiento de atrás?
–Todavía espero las conclusiones del sumario.

 

La réplica al pedido de renuncia

El martes la Alianza pidió la renuncia de León Arslanian pese a que, hace un año, el ministro asumió tras un acuerdo con la UCR y el Frepaso para dar sustento político a la reforma que terminó con la Bonaerense y la descentralizó en policías departamentales.
–Piden mi renuncia por oportunismo electoralista –opinó Arslanian–. Y me parece muy triste, porque su actitud genera incertidumbre.
–Melchor Posse y el senador Eduardo Sigal sostienen que la reforma es buena pero que usted la aplica lentamente.
–Espero que si llegan a ganar las elecciones, cosa que está por verse, la aceleren. Lo que me extraña es que la semana pasada Sigal estuvo aquí mismo y no me dijo nada. Ni me pidió la renuncia ni dijo que yo era ineficaz. No tengo problema en que me critiquen y me pidan explicaciones. Pero, ¿por qué la agresión personal?
–Bueno, usted es ministro de Duhalde.
–¿Y qué gano yo acá? Yo estoy en este cargo 18 horas por día porque me pareció un deber solidario ayudar a que se terminara la Maldita Policía y comenzara una etapa nueva. Ellos estuvieron de acuerdo y todos dijimos que la reforma policial en la provincia era una cuestión de Estado. Yo lo sigo pensando, y repito la pregunta: ¿Qué gano acá?
–Le doy una respuesta posible. Si le va bien, usted queda rankeado para cualquier candidatura importante.
–Absurdo. Yo ya era un tipo expectable, conocido y con prestigio.
–La Alianza dice que la lentitud termina fortaleciendo a Luis Patti.
–Me gustaría saber quién habría hecho las cosas más rápido, y cómo hubiera revertido un proceso de 50 años. Lo de ellos es muy desconsiderado. Gane quien ganara en la provincia, encontrará una fuerza policial saneada, organizada, depurada y con planes. No una maravilla, lo cual lleva años y años, pero sí el comienzo de una etapa absolutamente renovadora.
–Otra crítica apunta a la falta de presupuesto.
–El presupuesto de Justicia aumentó el 39%. Pero, ¿a quién le sacamos? ¿Cómo afrontamos la falta de recaudación? Son unos irresponsables.

 

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