"Una decisión
para festejar" Por
Pablo Rodríguez
"Con este 'nuevo derecho
internacional', la advertencia para los dictadores ya está hecha", celebra Gladys
Marín, antes de que la fotógrafa le pida que se pare frente al mural de la sede del
Partido Comunista. Mientras posa, quizá sea porque vivió aquí, porque visita muy
seguido Buenos Aires, o simplemente porque la detención de Pinochet multiplicó su
presencia en las pantallas, se ve obligada a saludar a varios transeúntes que levantan la
mano a lo lejos señalándole una inusitada popularidad. La secretaria general del Partido
Comunista chileno y candidata a las elecciones presidenciales de diciembre vino a la Feria
del Libro para presentar su nueva obra, Regreso a la esperanza. Derrota de la Operación
Cóndor. Marín habló con Página/12 sobre Pinochet y sobre cómo su detención puede
cambiar el destino de la transición chilena a la democracia.
--¿Cree posible que Pinochet sea condenado
en España, luego de un fallo que limita la cantidad de casos por los que se lo puede
enjuiciar?
--Ya no la limita tanto. La Convención de
las Naciones Unidas dice que la desaparición forzada de personas es una forma de tortura
permanente. Con este argumento, los abogados españoles ya agregaron a la causa los
expedientes de desaparecidos después de 1988, y fueron aceptados. Y más allá de que sea
o no condenado, lo importante es que la humanidad dijo "Nunca más". Este
proceso es tremendamente positivo.
--¿Aun cuando detrás de este "nuevo
derecho internacional" sean las potencias las que determinen quiénes son los
criminales?
--Las potencias hacen lo que quieren con o
sin un derecho que los legitime. La llegada este "nuevo derecho" puede
significar al menos que los pueblos sean más exigentes con sus gobernantes. La
advertencia para los dictadores ya está hecha. Podemos festejar por lo que está
ocurriendo con Pinochet.
--¿Se puede festejar en Chile, donde la
asunción de responsabilidades por parte de los represores del régimen militar es nula?
--Bueno, es el gran problema. El país no se
polarizó ahora, ya estaba polarizado por aquello que está pendiente, por la verdad y la
justicia. Y esto es un asunto completamente político. La Concertación por la Democracia
(coalición gobernante de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista) nació para
derrotar a Pinochet y ahora lo está defendiendo. Además, terminó fortaleciendo a la
derecha y lo sabe, pero está paralizada.
--¿Qué es lo que propone la izquierda
frente a esta situación?
--Nuestra propuesta es una nueva
Constitución. La que tenemos fue sancionada por Pinochet para Pinochet. Esto es
insólito. En Argentina, cuando cayó la dictadura, se restituyó la Constitución. En
Paraguay, luego de 40 años de Stroessner, se sancionó una nueva Constitución. En
Venezuela este mismo fenómeno lo lidera hoy Chávez. Pero en Chile la Constitución fue
el instrumento para perpetuar la dictadura. Y a la Concertación ni se le cruza por la
cabeza intentar un cambio en la Constitución.
--Quizá se deba justamente a que está
paralizada, o a que la detención de Pinochet reabrió viejas divisiones dentro de la
coalición.
--Así es. La detención de Pinochet agudizó
las tensiones que ya existían en la Concertación, al punto que se puede decir que no va
a llegar unida a las elecciones, lo cual puede traducirse en un triunfo de la derecha. Aun
si la Concertación sobrevive a sus fricciones, los votos estarán muy divididos. Si el
candidato es Andrés Zaldívar (democristiano), muchos socialistas no lo van a votar, pero
obtendrá votos de la derecha, con la que una buena parte de la democracia cristiana
reaccionaria se entiende bien. Si el candidato es Ricardo Lagos (socialista), serán estos
mismos democristianos los que votarán en su contra.
--Y si Pinochet no hubiera sido detenido,
¿esta situación no iba a estallar nunca? ¿Los chilenos necesitaban que lo juzgaran
fuera del país para que se discutiera la "transición a la democracia"?
--En Chile todavía hay miedo. Existe una
fuerte presencia del militarismo y además se difundió hasta el hartazgo la imagen del
Chile-jaguar, del león económico, lo cual estaba relacionado con la dictadura. Con la
detención de Pinochet, la verdad quedó desnuda para todos y la presión para resolver
los crímenes de la dictadura será cada vez más grande. Hoy todo el mundo sabe que en
Chile no hay democracia. Y una encuesta reciente dice que el 70 por ciento de los chilenos
está a favor de que se juzgue a Pinochet, en el país o en el exterior. Hay algo en esta
historia que cambió para siempre. |
"No
haremos un golpe de Estado"
Por Mónica Pérez Desde Londres
"La extradición de
Pinochet a España no es algo que haya o no que aceptar. Pero lógicamente que nos
parecería una idea muy descabellada. En realidad, no creo que lo puedan extraditar",
reflexiona el jefe del Ejército chileno, general Ricardo Izurieta, sucesor en el cargo de
la persona a la que visitó en Londres: el ex dictador Augusto Pinochet.
--¿No cree que el gesto de visitar a su
antecesor haga más profunda la brecha que separa a las Fuerzas Armadas y una buena parte
de la sociedad chilena que considera que Pinochet debe ser juzgado y condenado?
--Yo estimé que era necesario venir a
Londres porque ya han ocurrido muchos hechos en Santiago que nos han frustrado muchísimo.
La semana pasada yo visité a la señora Lucía (esposa de Pinochet) y me impactó lo
angustiada que la vi. Realmente pensé que era el momento de venir a saludar al general.
--¿Usted vino en forma personal o como
representante de su institución?
--Mi viaje es privado. Sin embargo, usted
comprende que no me puedo desprender de mi calidad de comandante en jefe. Pinochet siente
que son el Ejército y la familia militar la que ha venido a darle este espaldarazo.
--¿Usted cree que son ciertos los cargos
contra Pinochet?
--Son absolutamente falsos. Yo conozco al
general Pinochet desde hace muchos años y jamás escuché o vi en la institución que él
haya dispuesto o planificado alguna política o intención de las que a él se le achaca.
Si esas situaciones ocurrieron, en ningún caso él es responsable.
--Supongo que usted habrá detectado en
Europa que la detención de Pinochet se ha vivido como una gran victoria de la causa de
los derechos humanos. ¿Cómo puede ser que existan puntos de vista tan opuestos?
--Aquí en Europa y en gran parte del mundo,
por no decir en todo el mundo, durante todo el período del gobierno militar y durante los
ocho años que llevamos con dos gobiernos civiles, la forma de difundir la realidad
chilena ha sido tergiversada. Yo he tenido la suerte de estar en dos oportunidades
cumpliendo misiones en el extranjero, nominado por mi institución y la lectura de la
prensa tanto en Israel como en Estados Unidos siempre fue negativa a todo lo ocurrido en
el gobierno militar.
--¿Piensa usted avanzar en la
localización de los desaparecidos?
--El Ejército, en su momento, entregó toda
la información que dispone en este sentido. Lamentablemente, algunas personas piensan que
el Ejército todavía mantiene o reserva información. Esto es absolutamente falso. Hay
que recordar que estos son hechos que ocurrieron hace más de 25 años, gran parte de la
institución actual es gente que no vivió los hechos que ocurrieron en nuestro país. La
gente que quizá tenga información está en retiro. Por lo tanto, pasa a ser un problema
personal.
--¿Hay todavía en el Ejército chileno
personas que participaron en excesos?
--No. Hacia 1973, los oficiales más antiguos
que hay actualmente en el alto mando ni siquiera habían entrado a la Escuela Militar.
--¿El gobierno chileno hizo todo lo
posible para conseguir la liberación de Pinochet?
--Yo he emitido mis opiniones por los canales
correspondientes y se los he dicho en forma privada, reservada a las autoridades
correspondientes y prefiero seguir con ese procedimiento.
--¿Aceptaría el Ejército chileno la
extradición a España de Pinochet?
--No es cosa de aceptar o no aceptar. Pero
lógicamente que nos parecería una idea muy descabellada. Yo no creo que al general
Pinochet lo puedan extraditar a España.
--¿Podría eso producir una situación
casi generadora de un golpe de Estado?
--Esas son especulaciones demasiado
graves. En todo caso, es una situación que al Ejército y a la familia militar le
afectaría muchísimo.
--¿Ha habido o cree que pueda existir en
el futuro un peligro de golpe de Estado en Chile como consecuencia del 'caso Pinochet'?
--No, no ha habido y tampoco creo que lo
pueda haber en el futuro.
--¿Qué puede hacer todavía el Ejército
por la reconciliación entre los chilenos?
--Todo lo que esté de nuestra parte y lo que
venga a futuro porque creo que tenemos que ser parte de la sociedad.
--¿Podría ser más específico?
--Creo que con lo que he dicho es suficiente. |