Por Mariana Carbajal
El casino de
Tigre abrirá sus puertas en octubre. Tendrá una particularidad: poquísimas mesas de
ruletas y muchísimas máquinas tragamonedas. Mientras el casino de Mar del Plata tiene
110 mesas y alrededor de 660 tragamonedas, el de Tigre abrirá con sólo 60 mesas y la
friolera de 1500 máquinas, con la posibilidad de instalar 1000 más. La (des)proporción
no es casual. Al Estado provincial le corresponden el total de la recaudación por la
banca. Pero, de acuerdo con el convenio firmado con el gobernador Eduardo Duhalde, el
empresario Santiago Soldati y su socio en este emprendimiento embolsarán el 50 por ciento
de la rentabilidad de las tragamonedas. Duhalde, además, benefició al dueño del Tren y
el Parque de la Costa y a Bolt SA con la explotación de todos los servicios
complementarios del complejo, como restaurantes y espectáculos. La magnitud del negocio
no pasó desapercibida para la oposición. Es un negocio armado exclusivamente para
una firma privada e implica una virtual privatización del casino, lo cual está
expresamente prohibido por la Constitución provincial, denunció ante Página/12 el
senador provincial Eduardo Florio (UCR), quien presentó un pedido de informes al
respecto. Se está perjudicando al Estado a dos puntas: por la omisión de la
instalación de más mesas de juegos y por la cesión abusiva de las ganancias de las
tragamonedas, lo que le permitiría al operador privado recuperar la inversión por la
construcción del casino en apenas un año, según las propias estimaciones de ingresos
proyectadas por el Instituto Provincial de Loterías y Casinos. Y tendría 9 años más de
rentabilidad pura, cuestionó Rogelio Posat, director de la asociación civil
Apuesta Solidaria.
El contrato entre ambas partes quedó rubricado en el decreto 726 firmado por Duhalde el
23 de marzo y publicado en el Boletín Oficial ocho días después. Sin licitación
pública mediante, el gobernador le entregó a Bolt SA y al Tren de la Costa la
construcción del casino que se está levantando en un terreno lindero al Parque de
la Costa, propiedad de Soldati y una generosa participación en las ganancias del
emprendimiento. Con una inversión estimada en unos 50 millones de pesos, la obra estará
terminada en octubre. El casino será inaugurado entre mediados y fines de ese mes, según
anunció a este diario el presidente del Instituto Provincial de Loterías y Casinos,
Jorge Rossi.
El de Tigre será el único casino del Gran Buenos Aires y la Capital. Es decir, tendrá
una clientela potencial de alrededor de 8 millones de personas mayores de 18 años que
podrían visitarlo. Cuando comience a funcionar se estima que tendrá una clientela diaria
de aproximadamente 8000 jugadores. Será un casino de primer nivel, describió
Rossi. El edificio tendrá 18.000 metros cuadrados distribuidos en tres pisos. Los dos
primeros albergarán a las máquinas tragamonedas y el último a las mesas: serán 47 de
ruleta, 12 entre black jack y punto y banca y 1 de dados.
Hagan sus apuestas, señores
Rossi calcula que en Tigre se mantendrá el nivel de juego de enero del casino Central de
Mar del Plata. Según pudo saber este diario, durante ese mes de este año las 660
máquinas tragamonedas dejaron un beneficio de 3.348.000 de pesos. Si se tiene en
cuenta que Bolt SA y el Tren de la Costa instalarán en una primera etapa 1500 máquinas,
es decir, dos veces y media la cantidad que hay en Mar del Plata, y se quedará con el 50
por ciento de su rentabilidad, estaríamos hablando de unos 50 millones al año sólo por
esta explotación. Y además, tendrán la ganancia de la explotación de los servicios
complementarios, evaluó Posat, de Apuesta Solidaria, una entidad que brega por
rescatar el rol monopólico del Estado en la administración y explotación del juego.
Rossi discrepó. De acuerdo con sus estimaciones, Soldati y su socio recuperarían la
inversión recién en 4 o5 años. El funcionario minimizó el cálculo de
Posat: Es una multiplicación agarrada de los pelos. La idiosincrasia de nuestro
público es la ruleta, replicó.
La respuesta de Rossi es llamativa: si realmente el público argentino prefiere las mesas,
no se explica por qué el gobierno bonaerense determinó que se instalen tan pocas, en
perjuicio de las arcas estatales; por qué no habrá mesas comunes con apuestas mínimas
de 2 pesos como en Mar del Plata (sólo habrá mesas intermedias y especiales, lo que
significa apuestas fuertes); y por qué se fijó un número tan elevado de máquinas.
El hecho de tener apuestas más altas quita demanda a las mesas. Es evidente que el
casino de Tigre está armado para que la gente se vuelque hacia las máquinas y así
favorecer el negocio privado, criticó Posat. Como particular, Posat presentó un
proyecto en la Estatuyente porteña que dio origen al artículo 50 de la Constitución de
la ciudad de Buenos Aires que prohíbe en su territorio la privatización y/o concesión
de los juegos de azar y establece que sus beneficios se destinen a la asistencia y
desarrollo social.
De acuerdo con estadísticas suministradas por el mismo Rossi, el público de las
tragamonedas en los casinos bonaerenses aumentó un 30 por ciento en la temporada 98-99 en
relación con la anterior. Las máquinas de los 9 casinos de la provincia, que se
instalaron a partir de 1995, las maneja Bolt SA. Mientras que en el resto de las salas de
juego, la firma manejada por la familia Tabanelli embolsa el 40 por ciento de la
rentabilidad, en el caso del Delta se quedará con un 10 por ciento adicional. La
diferencia responde a que el Instituto no pagará ningún servicio del casino del Tigre:
ni luz, ni gas, ni limpieza ni vigilancia, justificó Rossi. El decreto firmado por
Duhalde habilita al Tren de la Costa y a Bolt SA a colocar hasta 2500 máquinas.
El casino tendrá otra particularidad: la entrada se pagará en especies, es decir,
costará 5 pesos, pero el importe se devolverá en fichas. Pero mientras que no haya
fichas de 2 pesos para las mesas, quienes opten por las máquinas podrán elegir entre
monedas de 25 centavos, 1 y 5 pesos, según precisó Rossi.
El artículo 37 de la Constitución provincial no admite la privatización o
concesión de la banca estatal a través de ninguna forma jurídica y establece que
la ley que reglamente lo anteriormente consagrado podrá permitir la participación
del capital privado en emprendimientos de desarrollo turístico en tanto no implique la
modificación del apartado anterior. Para el senador provincial por la UCR, Eduardo
Florio, el convenio entre la provincia y Soldati es una virtual privatización
del casino y viola la Constitución provincial.
El casino de Tigre tuvo su origen en la ley 11.536 sancionada por la Legislatura en 1994.
Entre otras medidas, esa norma facultó a Duhalde a habilitar la apertura de la sala de
juegos en el Tigre. A la vez, estableció la conformación de una comisión bicameral en
el ámbito legislativo con la misión de efectuar el seguimiento de la
explotación de los juegos de azar en la provincia y, obviamente, el proceso de creación
del casino del Delta. La construcción de la sala de juego está en marcha. La comisión
bicameral todavía no se formó.
En Tigre hacen sus apuestas
Esperamos un ingreso anual por el casino cercano a los 20 millones de pesos, de
acuerdo a los cálculos que nos proporcionó el Instituto Provincial de Lotería y
Casinos, señaló Ernesto Casaretto, secretario de Gobierno del partido de Tigre,
donde Tren de la Costa y Bolt S.A. construyen la nueva sala de juegos de la provincia. El
municipio encabezado por el intendente vecinalista Ricardo Ubieto espera desde hace años
la concreción del emprendimiento. No sólo por el porcentaje de participación en las
ganancias que por ley le corresponderá sino porque supone que la afluencia de jugadores
implicará gastos en los comercios de la zona. Por ordenanza los fondos recibidos
por el casino sólo podrán ser aplicados a infraestructura de educación y salud y a obra
pública, informó Casaretto a Página/12. Con excepción del 50 por ciento de la
recaudación de las máquinas tragamonedas que quedarán para los bolsillos de Soldati y
su socio, el resto de la rentabilidad de los juegos del casino ingresarán a las arcas
estatales con la siguiente distribución: 2 por ciento para el municipio de Tigre, 26 por
ciento repartido entre las intendencias que no tengan casinos, 5 por ciento para el Fondo
Provincial de Educación y 62 por ciento para los gastos del Instituto Provincial de
Lotería y Casinos. Con el dinero que no le ingresará por la abusiva ganancia
otorgada a la empresa privada con las tragamonedas podrían darse 20.000 seguros de
desempleo de 250 pesos al año, ejemplificó Posat, de Apuesta Solidaria. |
Fichas
* Tendrá 1500 máquinas tragamonedas con posibilidad de tener 2500 y 60 mesas de juego.
* Se estima en 8000 sus visitantes diarios y en 8 millones los jugadores potenciales entre
la Capital y el Gran Buenos Aires.
* El edificio tendrá 18.000 metros cuadrados distribuidos en 3 plantas.
* Habrá un estacionamiento con capacidad para 3000 autos.
* En el anfiteatro del Parque de la Costa se organizarán espectáculos del estilo de Las
Vegas.
* La inversión rondará los 50 millones de pesos.
* Se estima que el casino abrirá a mediados de octubre.
* En poco tiempo el concesionario recuperará la inversión.
|
TEMOR POR JUGADORES COMPULSIVOS
El desempleo y el escolaso
Por M.C.
Podemos intuir que
la instalación de un casino en Tigre a poca distancia de millones de habitantes del Gran
Buenos Aires y la Capital es peligrosa: estudios realizados en Las Vegas determinaron que
el hecho de tener un casino cerca triplica la posibilidad de que haya jugadores
compulsivos, explicó a Página/12 la psicóloga Liliana Bava, especializada en el
tratamiento de esa patología a través de grupos de autoayuda, con un programa adaptado
de Alcohólicos Anónimos. Bava advirtió que la combinación de la cercanía de un casino
con un alto nivel de desempleo puede ser un cóctel explosivo.
A mayor necesidad económica, las personas recurren con más frecuencia a la
búsqueda de soluciones mágicas como el juego. Aunque los estudios científicos dicen que
el juego compulsivo no depende del sexo, la situación social ni la edad de la persona, se
sabe que el hecho de no tener trabajo actúa como un elemento colaborador no
causante de la aparición de la enfermedad, señaló la especialista.
El jugador compulsivo, explicó, se adapta a la oferta. Cuando comencé
a trabajar con grupos en 1984 el problema era el hipódromo, el casino, el prode, y la
quiniela y la mayoría de los jugadores compulsivos eran hombres. Hoy con la gran
posibilidad de jugar al bingo, las mujeres en los grupos representan el 20 por ciento y
estimamos que las afectadas son muchas más, pero como las terapias suelen ser nocturnas
están subregistradas, agregó Bava.
El juego compulsivo está considerado como una enfermedad adictiva. Pero el jugar no
necesariamente es negativo. Bava explicó que hay distintas categorías de jugadores: el
normal u ocasional, que juega ante una oportunidad especial como el Gordo de Navidad, por
ejemplo; el dependiente, que sigue a un determinado número o estudia la sangre de los
caballos en el turf; el jugador fuerte, que necesita sentir la emoción de jugar mucho
pero por ello no apuesta más dinero del que tiene. En el cuarto nivel se ubica el jugador
compulsivo. Puede haber pasado antes por los distintos estadíos o no. El jugar se
convierte en patológico cuando la acción compromete un comportamiento compulsivo
obsesivo descontrolado, indicó Bava. El jugador compulsivo no puede controlar
cuánto dinero ni cuánto tiempo le dedicará al juego. Cada vez más va descuidando
áreas significativas de su vida, como la familia y el trabajo, por jugar. En el proceso
va sufriendo una trastocación de los valores: por ejemplo, saca dinero de la caja de su
empleo y piensa que lo está tomando prestado porque como va a ganar lo
devolverá y no que lo está robando. Va buscando justificaciones. La obsesión por
jugar, el descuido de compromisos personales, la pérdida de confianza y de afectos se van
haciendo cada vez más importantes y la consecuencia final es que la persona entra en un
cuadro de desesperación, que lo lleva cada vez más a la boca del lobo, y entra en un
círculo vicioso, detalló la especialista.
La persona se estimula como con una droga: tiene una dependencia no solo
psicológica sino también orgánica siguió Bava. Es el propio sujeto el que
empieza a segregar su propia droga a través de la excitación metabólica que le genera
el jugar. Es tan intensa la excitación que aun sabiendo y tomando conciencia de sus
consecuencias, no puede suspender su comportamiento. Es una enfermedad crónica. La
persona no se cura, a lo sumo puede recuperarse, aprendiendo a vivir sin jugar. No es
fácil pero tampoco imposible.
JORGE ROSSI PRESIDENTE DE LOTERIA BONAERENSE
Estacionar será gratuito
Por M.C.
El presidente del
Instituto Provincial de Lotería y Casinos, Jorge Rossi, reconoció ante Página/12 que el
gobierno bonaerense le entregó directamente, sin licitación previa, el negocio del
casino del Tigre a las empresas Bolt S.A. y Tren de la Costa.
¿Por qué la provincia fijó para Tigre proporcionalmente muchas menos mesas y
muchísimas más máquinas tragamonedas que en el casino de Mar del Plata?
Es una relación comercial establecida de acuerdo a la demanda que se espera. Pero
se puede modificar. Si llegamos a tener necesidad de poner 40 mesas más, las vamos a
poner. Si hay necesidad de menos máquinas, se quitarán.
Habrán hecho un estudio para calcular la concurrencia.
Sí. Esperamos mantener durante todo el año un promedio mensual del público del
casino de Mar del Plata en enero que es el pico más importante de la temporada, es decir,
alrededor de 8.000 personas diarias.
Si se traslada la ganancia de enero de las tragamonedas de Mar del Plata y se la
multiplica por la cantidad que tendrá el casino de Tigre, sólo con el 50 por ciento que
la empresa recibirá de las ganancias por las máquinas, en menos de un año recuperaría
la inversión. ¿No es una ganancia excesiva?
Creo que hiciste mal la cuenta. El hecho de poner 1.500 máquinas no significa que
se vaya a recaudar el doble. Es una multiplicación agarrada de los pelos. La
idiosincrasia de nuestro público hace que se vuelque al juego de las mesas como la
ruleta, el punto y banca y el black jack. No está muy acostumbrado a las máquinas.
Según nuestros cálculos, la empresa recuperará su inversión de 50 millones en 4 o 5
años. Si se produce mayor recaudación, por supuesto la va a recuperar antes. Pero por
ende, la provincia va a recaudar mucho más.
Claro, pero la provincia estaría cediendo ingresos que podría recibir para
distribuir en obras públicas y gasto social. El artículo 37 de la Constitución
provincial establece que el Estado debe mantener la explotación de los juegos de azar.
Pero hoy para la provincia es imposible disponer de 50 millones de pesos para una
inversión de este tipo.
La empresa también se queda con las ganancias totales de los servicios
complementarios como las que generarán un estacionamiento para 3.000 autos.
Los estacionamientos van a ser gratuitos.
Pero tiene los restaurantes y los espectáculos.
Lo importante en todo esto es tener en cuenta el fundamento de este proyecto que es
la mayor recaudación que tendrá la provincia con este casino, que a través de recursos
propios no podría tener. Significará 600 empleados por el lado del Instituto Provincial
de Lotería y Casinos y 2000 más por el sector privado.
¿Por qué un contrato por 10 años?
Consideramos que es el tiempo justo. Por el tipo de contratación que se hizo es el
máximo posible.
¿Por qué se hizo una contratación directa?
No es una contratación directa porque la provincia no paga por un servicio; es una
inversión privada de acuerdos mutuos.
Pero no hubo un llamado a licitación internacional.
Hubo empresas interesadas de primerísimo nivel pero querían tener la posibilidad
de administrar la banca. La imposibilidad mía de poder llegar a que se dé esa
característica porque lo prohíbe la Constitución provincial hizo que
desecharan el negocio. Ante esa circunstancia la planteé a Bolt S.A., que en su momento
ganó el servicio `on line de los juegos de azar de la provincia y maneja las
tragamonedas de los otros casinos bonaerenses, si le podía llegar a interesar este
proyecto. Le interesó y se conectó con Tren de la Costa que tenía un espacio físico
para construir el casino y formaran la sociedad.
|