|
Por Diego Schurman
--Eduardo Duhalde al gobierno, Carlos Menem al poder. Una hora después, el mandatario confirmaba en el estadio de Obras Sanitarias que no cesará en su idea de condicionar al gobernador bonaerense en su carrera hacia el sillón presidencial. No empleó la añeja construcción de Juan Domingo Perón, pero de todos modos fue lo suficientemente claro. Dijo que presentará un plan de gobierno para ejecutar en los próximos años, advirtiendo que aquel que no lo utilice "sufrirá las consecuencias". El clima festivo que Menem logró en el acto de asunción como presidente del PJ --extendiendo así un mandato que vencía en el 2000 hasta el 2003-- fue proporcional a la aspereza del diálogo telefónico que mantuvo horas antes con Duhalde. El gobernador lo había llamado a la mañana para reclamarle que suspendiera el acto, un gesto que el Presidente ya tenía decidido ignorar, pese a la existencia de un fallo judicial que lo imposibilitaba para reasumir como jefe del partido. Duhalde le propuso "desjudicializar" la pelea y paso seguido mostrarse juntos en otro acto partidario que los erigiera como cabezas de la conducción del PJ, ya que en la mesa directiva que finalmente asumió ayer el bonaerense quedó excluido. Pero el gobernador se encontró con una negativa cerrada del Presidente. La imposibilidad de alcanzar un acuerdo se reflejó horas después. Duhalde y su entorno se juramentaron apelar a un riguroso silencio de radio. En cambio, Menem --el "tigre que va a seguir luchando", según su autorretrato-- no se cansó de lanzar al gobernador una indirecta tras otra. "Cuando un peronista empieza a criticar a otro peronista, es porque se está pasando a las filas del enemigo", fue la frase de Perón que escogió Menem y que ya había pronunciado el jueves pasado durante un acto en la localidad bonaerense de Malvinas Argentinas. Efectivamente, Duhalde bañó de dureza sus últimos discursos de campaña por recomendación de su asesor norteamericano, James Carville. A tal punto, que en un reportaje concedido la semana pasada a este diario fue tajante al hablar del menemismo: "Hacen todo para joderme", dijo entonces. Envalentonado por un cúmulo de gobernadores adictos y no tanto, que se acercaron al estadio de la avenida Libertador para legitimar el acto (ver página), Menem siguió con su arenga. "Algunos pretenden desconocer el modelo, e inclusive se están aliando con aquellos que lo apoyaban al principio o son responsables del mismo", achacó en clara alusión a la alianza que pretenden tejen sigilosamente en estos días Duhalde y el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo. El Presidente marcó así lo que a su entender es la línea divisoria entre leales y desleales. Los primeros le daban color a esa pintura surrealista de Obras Sanitarias, donde se mezclaron ultras, como Roberto Roby Fernández, Adelina Dalesio de Viola, María Eva Gatica, Raúl Rabanaque Caballero y Antonio Cassia, con viejos apóstoles, como Juan Carlos Rousselot y Luis Barrionuevo, y funcionarios predispuestos, como Alberto Kohan y Jorge Rodríguez. Ni siquiera el Tula fue ajeno a la interna. El bombista oficial del Presidente apeló a su ingenio, y a cada indirecta de Menem sobre Duhalde arrancaba indistintamente con las estrofas de "Fuiste", un clásico bailantero de Gilda, y "El camaleón", de Chico Novarro. Al presidente le dedicaba "Matador" o en momentos de éxtasis, los acordes marciales de la Marcha de San Lorenzo. Alberto Pierri, Antonio Cafiero, candidato del menemismo para gobernador bonaerense, Víctor Alderete, Alicia Saadi, devolvían con una sonrisa cada una de las ocurrencias del "músico", quien se apareció con una remera estampada con un retrato de Carlos Gardel precedida por la frase "Carlos Menem es...". En las coloridas aunque no del todo completas tribunas, la gente convocada por el menemismo bonaerense también se acordó de Duhalde, y no precisamente de la mejor manera. Muchos de ellos lograron como premio una remera blanca con la inscripción "Menem conducción" en azul, que se repartieron sin miramientos en la entrada del estadio. El Presidente, flanqueado por momentos por Carlos Reutemann --a quien intentó en vano convertir en candidato a presidente-- tuvo tiempo para hablar de "unidad" y en ese sentido dijo --buscando mostrar quién es la autoridad-- que no tomará "ninguna medida" contra Julio César Aráoz el presidente del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos quien, obviamente sin consultarlo, es desde la semana pasada jefe de campaña del duhaldismo. Sin embargo, inmediatamente volvió a poner los límites al justicialista que intente sucederlo en la presidencia. "Tendremos un programa o una propuesta de gobierno hasta el 2010, el que lo quiera utilizar ahí lo va a tener y aquel que no sufrirá las consecuencias del desgobierno de la República Argentina, como sufrieron otros en épocas no muy lejanas", azuzó. En ese momento no sólo los voceros de la Casa Rosada sino casi todos los presentes recordaron una frase que entre risas Menem echó a rodar el año pasado en La Rioja, cuando en una rueda de prensa se hablaba de su imposibilidad de ser reelecto. "Bueno...entonces alguien al gobierno, Menem al poder", dijo, pícaro.
La gestión, obviamente, fracasó. A la noche, el Presidente igual terminaría renovando la presidencia del partido. El gobernador, molesto por esta situación, ordenó silencio a sus hombres más cercanos y se retiró a su quinta de San Vicente para analizar los próximos pasos a seguir. Por lo pronto, como se informa aparte, el apoderado del justicialismo bonaerense Orlando Caporal, en un nuevo capítulo de la batalla judicial, recusó a cinco de los integrantes de la Corte que tienen que resolver la validez del polémico congreso peronista del 17 de julio de 1998. Duhalde siguió las alternativas de la reasunción de Menem por televisión desde la suite que tiene en el Alvear Palace Hotel. Ya sabía lo que iba a suceder porque había conversado telefónicamente con el Presidente en una comunicación que según la agencia DyN fue "tensa". Todo indica que Duhalde tenía pensado hablar con Menem desde la mañana de ayer ya que en un reportaje radial aseguró que "en cualquier momento voy a conversar con el presidente, porque realmente está muy mal asesorado. Lamentablemente hay que seguir el tema en la Justicia, que se podría arreglar si hubiera sentido común". A la noche, en cambio, el precandidato peronista prefirió callar. "El discurso fue más duro de lo que esperábamos", comentaron voceros de la casa de gobierno de La Plata, al tiempo que pedían disculpas por no hablar más: "Hay órdenes de arriba". Otro operador duhaldista, en tanto, señaló, entre risas, que "nunca escuché un mensaje de unidad tan extraño". En el orteguismo prefirieron ser más formales a la hora de opinar y adujeron que "Menem es de hecho el presidente del PJ y nunca dejó de serlo. Pero es preciso aclarar que el fallo de la Corte es, al menos, extraño porque no se pueden acortar los mandatos de la forma que lo hicieron". Agregaron con marcado tono irónico que el acto "pareció la asunción, un poco caótica, de un emperador". El único que no dudó en descargar más abiertamente su enojo fue el senador duhaldista Jorge Villaverde: "No sé que piensa (César) Arias, se cree juez y parte y maneja a su antojo las resoluciones de la justicia. Pero no se da cuenta que a la gente le interesa más el candidato y su propuesta que los caprichos de Menem". Menem y Duhalde se reunieron por última vez el 27 de febrero en un encuentro tan hermético como su conversación de ayer. Aquella vez, por lo menos, hubo un condimento que ayer ni siquiera existió: la foto que los mostraba juntos. Los gobernadores ponen un huevo en cada canasta
Por Adrián H. Mouján "Había que venir." Con esta frase un gobernador peronista resumió al finalizar el acto de asunción de la nueva conducción partidaria en Obras Sanitarias, el difícil equilibrio que los mandatarios provinciales deben hacer entre los tironeos que reciben de parte del menemismo y el duhaldismo. De los diez gobernadores que son miembros del nuevo Consejo Nacional asistieron siete, todos convencidos de que son los que ponen equilibrio y límites a la batalla entre el presidente Carlos Menem y quien aspira a sucederlo, el gobernador Eduardo Duhalde. Mientras caminaba por Avenida del Libertador rumbo a su auto, este mandatario explicó a Página/12 que "los gobernadores somos la garantía de la unidad. Nosotros garantizamos que ninguno se desmadre. Menem no va a jugar a perdedor porque nosotros se lo vamos a impedir y Duhalde nos va a tener que escuchar cuando diga algo que perjudique nuestras chances". Cuando el locutor anunció la presencia de Menem en el escenario, el jefe de Estado ingresó acompañado por el pampeano Rubén Marín y por el senador santafesino Carlos Reutemann, los dos vicepresidentes del PJ. Pero Marín y el Lole representan mucho más que eso: Marín es gobernador y tiene su distrito totalmente alambrado, mientras que el santafesino es el jefe de distrito y el sucesor cantado de Jorge Obeid en la Casa Gris. Después hicieron su ingreso el riojano Angel Maza, el sanjuanino Jorge Escobar y el jujeño Eduardo Fellner. La presencia de Maza era más que obvia, al igual que la del sanjuanino Jorge Escobar, que acosado por la fórmula aliancista para la elección provincial necesitará más que nunca de la presencia de Menem --que tiene una imagen positiva alta en todo Cuyo-- en la campaña electoral para retener el gobierno. La de Fellner también era una presencia descontada: es un desconocido para la opinión pública nacional y su provincia necesita más que nunca de la ayuda estatal, ya que se encuentra en la ruina. Poco después hicieron su aparición el formoseño Gildo Insfrán y el misionero Ramón Puerta. Insfrán va por su reelección con enormes posibilidades de conseguirla y en la interna Menem-Duhalde siempre jugó en favor del Presidente. Puerta, en cambio, no pudo ser habilitado para su reelección, pero logró que su delfín triunfara en la interna peronista; además encabeza la lista de candidatos a diputados nacionales. La presencia de Puerta en el acto define cuál es el pensamiento de muchos gobernadores. Para el misionero, Duhalde es el candidato a presidente, tal como lo demuestran sus conversaciones con el gobernador bonaerense para integrar su gabinete, "pero Menem es el líder partidario y debe continuar siéndolo, al menos hasta el 10 de diciembre de este año", como explicó uno de sus asesores. Para muestra basta una frase lanzada ante los medios a la salida del acto: "Menem asegura una conducción de nuestro partido que garantiza cuatro años más de políticas de transformación. No hay posibilidad del triunfo del PJ si no encarnamos todo lo hecho, los importantes logros que tuvimos, con las asignaturas pendientes". Cuando promediaba el discurso de Menem, el mendocino Arturo Lafalla se colocó a la izquierda del jefe de Estado. Lafalla es otro gobernador que no puede ser reelecto y también conversa con Duhalde para sumarse a un eventual gabinete. Pero el hombre que más le gustaba al mendocino para ser candidato presidencial era Carlos Reutemann y jamás lo ocultó; por eso su reticencia a encolumnarse detrás de Duhalde o de Ramón "Palito" Ortega cuando éste era el candidato del menemismo. Lafalla fue uno --el más enérgico-- de los tres gobernadores que en marzo pasado en una quinta de Olivos le dijeron a Menem que no iban a acompañar su sueño re-reeleccionista. Los otros dos fueron el puntano Adolfo Rodríguez Saa y el santafesino Jorge Obeid. Rodríguez Saa no aportó ayer su presencia física, pero su cara aparecía en una gran cantidad de afiches que se tiraron en Obras. La ausencia de Obeid se debió a que se encontraba solucionando cuestiones presupuestarias, ya que el gobierno nacional le recortó dinero destinado a solventar la construcción de la autopista Rosario-Córdoba. SIGUE LA GUERRA EN TRIBUNALES
Un arduo debate jurídico rodea a la asunción de Carlos Menem como jefe del Partido Justicialista hasta el 2003. La discusión se agudizó cuando el viernes la jueza María Servini de Cubría dictó, en respuesta a un pedido del precandidato presidencial Eduardo Duhalde, una medida cautelar que impedía a Menem reasumir la conducción del PJ. Lo más grave que sostienen los duhaldistas es que, al asumir "como si nada", el Presidente habría incurrido en el delito de desobediencia. El bando oficialista, en cambio, dice que lo que vale es el fallo de la Corte Suprema que avaló el congreso partidario de Parque Norte, y pidió la nulidad de la resolución de Servini. Pero la jueza está de viaje por el hemisferio norte y su reemplazante, Rodolfo Canicoba Corral, envió el expediente a la Corte. Aunque todos los caminos conduzcan a la Corte, si la discusión que corroe al PJ sigue el mismo curso que hasta ahora, nada se definirá en la Justicia. Ya lo sugirió el propio presidente del máximo tribunal, Julio Nazareno, cuando dijo que los problemas políticos deben resolverse políticamente. Entretanto, nada impide que la batalla se profundice en territorio jurídico. * El viernes último, Servini de Cubría dictó una medida de no innovar argumentando que algunas de las impugnaciones del Congreso de Parque Norte presentadas por el duhaldismo que están en poder de la Corte aún no fueron resueltas. La magistrada planteó que sigue en pie la nulidad del Congreso determinada por la Cámara Electoral que impedía la asunción de Menem. * Pese al fallo de Servini, Menem reasumió ayer la conducción del PJ. El apoderado César Arias fundamentó que lo que cuenta es el fallo con que hace dos semanas la Corte reconoció el Congreso Extraordinario del PJ. A su vez, Arias pidió la nulidad de la decisión de Servini. El juez Canicoba Corral, subrogante de la magistrada, derivió la decisión a la Corte. * A través del apoderado Osvaldo Caporal, el duhaldismo recusó a los cinco ministro de la Corte (Guillermo López, Julio Nazareno, Eduardo Moliné O'Connor, Antonio Boggiano y Adolfo Vázquez) que suelen votar a favor del Gobierno. Los acusan de "prejuzgamiento" y piden que se aparten de todas las acciones judiciales ligadas al Congreso del PJ.
|