The Guardian
de Gran Bretaña
Por Martin Walker
Desde Washington
Algunas
figuras claves en el Pentágono le pidieron a la Casa Blanca una invasión armada a gran
escala en Serbia, durante la cual la OTAN podría tomar Belgrado, derrocar a Slobodan
Milosevic y arrastrar a los líderes de su régimen ante el Tribunal Internacional de
Crímenes de Guerra. El plan, divulgado a The Guardian por un alto funcionario de la
administración Clinton, es la solución más extrema ofrecida hasta ahora en el debate
sobre el despliegue de tropas terrestres en Kosovo. Comprendería una invasión a través
de Hungría, flamante miembro de la OTAN, lo que permitiría que los tanques penetren en
Serbia por la frontera norte.
Los halcones dentro del Pentágono presentan la opción de Hungría como la única forma
de evitar un escenario como el de Bagdad, donde, igual que Saddam Hussein en
Irak, Milosevic permanecería en Belgrado aún después de resuelto el conflicto. A pesar
de su contenido controversial, la propuesta tiene el apoyo del comandante supremo de la
OTAN, el general Wesley Clark. Un alto funcionario confirmó el domingo que el plan fue
discutido con el gobierno laborista británico. Tony Blair apoya las opciones militares
que presionen a Milosevic, aunque añadió: Creemos que caerá o que se rendirá
antes de que sea necesaria una operación terrestre. Aunque la demora en invadir con
tropas terrestres es considerada una presión psicológica vital sobre Milosevic y sus
generales, los aliados de la OTAN estuvieron de acuerdo en que no debe hacerse ninguna
amenaza que los aliados no estén dispuestos a llevar a cabo. El apoyo de Budapest es
crucial para el éxito de cualquier invasión. Hungría, que recién se unió a la OTAN
como miembro total el mes pasado, ya dio su aprobación formal a la OTAN para usar su
espacio aéreo y sus aeropuertos para la campaña de bombardeos. Pero lanzar una invasión
terrestre mayor desde el territorio probablemente cause intranquilidad por el destino de
los más de 300.000 húngaros étnicos que viven en la provincia serbia de Voivodina.
También es probable que el plan provoque desasosiego en la república Checa y en
Eslovaquia, ya que ambas le prometieron a la OTAN total apoyo y acceso logístico. Las
tropas de la OTAN tendrían que moverse dentro de su territorio para pasar de Alemania a
Hungría. El uso de Hungría como trampolín para una ofensiva terrestre para derrocar a
Milosevic tendrá la oposición de Rusia, que ya amenazó con enviar ayuda militar a
Serbia si invaden Kosovo. El uso del territorio de un ex miembro del Pacto de Varsovia
para atacar a un estado eslavo confirmaría los peores temores de Rusia sobre el
crecimiento de la OTAN en Europa oriental.
El plan del Pentágono requiere que las fuerzas armadas de la OTAN, estacionadas ya en
Alemania, sean reforzadas por la 3ª División de Infantería Mecanizada de los Estados
Unidos, que junto con dos divisiones de paracaidistas y la 10ª División especializada de
Montaña es parte del XVIII Cuerpo de acción rápida. Usando su rápido transporte de
barcos del puerto de Savannah, Georgia, la 3ª División podría estar lista para
desplegarse en Hungría en poco más de un mes. La invasión conducida por los Estados
Unidos desde el norte estaría acompañada por un ataque a Kosovo desde el sur, conducido
por brigadas blindadas francesas y británicas con el apoyo de fuerzas anfibias
expedicionarias de los Marines de los Estados Unidos. Los planificadores del Pentágono
remarcan que la amenaza de guerra en dos frentes es esencial para dividir las fuerzas
serbias. Otras unidades de la OTAN tomarían parte. Los funcionarios canadienses dijeron
el domingo que estaban preparados para desplegar una brigada, de unas 3000 a 5000 tropas,
mientras que los daneses dijeron que estaban listos para contribuir con un batallón
o más.
La cuestión del compromiso alemán sigue siendo políticamente tramposo, aun cuando el
gobierno de Bonn está activamente involucrado en la guerraaérea, a raíz de los
recuerdos serbios de la ocupación de las fuerzas armadas alemanas durante la Segunda
Guerra Mundial. La opción húngara todavía debe ser formalmente aprobada por los jefes
conjuntos del staff del Pentágono, pero tiene un fuerte apoyo militar a raíz de las
dificultades de intentar una invasión terrestre de Kosovo a través de las montañas de
Albania o las pobres rutas de Macedonia. Era la ruta que tomaban los tanques alemanes. La
ruta por la llanura húngara fue la utilizada por los tanques alemanes para conquistar
Yugoslavia en la ofensiva relámpago de tres semanas en 1941. La opción húngara fue
sugerida públicamente por primera vez por el retirado pero influyente general de los
Estados Unidos William Odom, un ex jefe de la Agencia Nacional de Seguridad, que estima
que se necesitarían unas 40.000 tropas de la OTAN para atacar Belgrado.
MANIFESTACION EN BUENOS AIRES
De negro contra la OTAN
Con la
consigna de vestirse de negro, 200 personas se hicieron presentes en la esquina de Rodríguez
Peña y Marcelo T. de Alvear. Convocadas por el comité No a la Guerra,
personas de la cultura, políticos e integrantes de organizaciones de derechos humanos se
reunieron ayer por la tarde lugar para partir a cumplir dos objetivos. Primero, entregar
una declaración en la sede diplomática yugoslava, donde pedían el cese inmediato
de los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia y la solución no violenta al
conflicto de los Balcanes. Y después marchar hacia el edificio de las Comunidades
Europeas para realizar el mismo trámite.
Es verdad que el conflicto de los Balcanes es un problema difícil, pero no tanto
como para no pronunciarse. Tenemos dos posiciones: una
es un no a la lógica de la guerra y la otra es poner el problema en manos de quien lo
pueda resolver definitivamente, en manos de las organizaciones civiles. Blas de
Santo, uno de los miembros más activos del comité, explicó a Página/12 las razones por
las que organizaron el acto. Los legisladores porteños de la Alianza Eduardo Jozami y
María José Lubertino, el periodista José María Pasquini Duran, los profesores
universitarios Atilio Borón y Horacio González, el dramaturgo Eduardo Pavlovsky y varios
militantes de organizaciones de los derechos humanos empezaron a llegar al lugar a partir
de las 18. Aunque la consigna era vestirse de negro para expresar el rechazo a las
acciones de guerra en Yugoslavia y Kosovo, sólo los jóvenes cumplieron. No hay
argumento que invocando los derechos humanos pueda justificar un bombardeo total sobre
poblaciones civiles, sintetizó Eduardo Jozami, mientras marchaba por la avenida
Callao. Y proponía una alternativa para terminar con la limpieza étnica de
Milosevic sin disparar ni un tiro: Hay que utilizar la presión de la opinión
pública mundial y las Naciones Unidas tienen que intervenir más firmemente.
CON LOS MISILES CRECIO LA DESOCUPACION EN
BELGRADO
Sin trabajo y con la casa destrozada
The Guardian
de Gran Bretaña
Por Maggie OKane
Desde Belgrado
La cartelera de anuncios
de la oficina de empleo más grande de Belgrado, sobre la calle Gundulicev, lo dice todo.
Sólo hay veinte vacantes en una ciudad de dos millones y medio de personas. El 16 de
abril, después de tres semanas de guerra y nueve años de sanciones, se pedían cinco
vendedores, cuatro secretarias, dos administrativos, dos periodistas, dos ingenieros, un
conductor de camiones, una mujer para hacer la limpieza, un operador de radio, un
repartidor y un agente de seguridad social.
Sasha Miloradovic está frente a una de las carteleras. Tiene 28 años y dejó los
estudios justo cuando el conflicto en la ex Yugoslavia estaba por comenzar y se estaban
imponiendo las sanciones. Ha buscado trabajo por 10 años, y entretanto estudió leyes
para no perder la calma. Lo mantiene una tía, y a veces otra tía le da huevos y
vegetales de su granja. Vive con un amigo sin pagar renta. La situación es la misma
para muchos amigos míos: no pueden conseguir trabajo, entonces viven con sus padres y,
ahora que tienen hijos, los abuelos mantienen a sus nietos.
El Instituto de Investigaciones de Mercado de Belgrado estima que veinticinco mil empresas
quebraron desde que comenzaron las sanciones y que la producción cayó un cuarenta y
cinco por ciento. Fuentes del gobierno sugieren que la guerra ha dejado sin trabajo a
quinientas mil personas. Este mes, el dinar se devaluó un treinta y cinco por ciento,
pero los precios se mantuvieron altos. A un hombre con un salario promedio le lleva ocho
días ganar lo suficiente como para comprar un simple par de zapatos en la tienda Robna
Cuca, en la calle Knez Mhailovic.
La economista Yelica Minic estima que trescientas mil personas dejaron el país desde la
crisis económica de 1991, y que más de un millón y medio de la educada elite de serbios
se fue a vivir al extranjero. Las sanciones y el colapso de la economía muestran
que el empuje que venía de las clases medias, y que fue el núcleo de la oposición, fue
destruido, dice Minic. Ahora que los blancos principales de los bombardeos son
las pujantes ciudades de Novi Sad y Nis, las cosas se pondrán peores.
Hace dos años, la caída de la economía empujó a cien mil personas a las calles de
Belgrado para reclamar la renuncia de Milosevic. El quebró esa oposición usando la misma
táctica que está empleando ahora para quebrar a la OTAN: esperar. El ingeniero Steve
Karinovic dice que es irónico. Hoy este gobierno me llama a formar una cadena
humana para proteger el puente Branko, y dos años atrás la policía intentaba sacarme de
ahí.
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