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UN VICEPRIMER MINISTRO ACEPTA TROPAS INTERNACIONALES DE LA ONU
Primeras fracturas en Yugoslavia

Vuk Draskovic, viceprimer ministro de línea moderada, pidió aceptar las tropas internacionales de la ONU y fue contradicho por su contraparte de línea dura, Vojislav Seseli. El presidente Slobodan Milosevic se mantiene en silencio.

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Vuk Draskovic acepta las tropas de la ONU en su conferencia de prensa de ayer.
Además, protestó contra el intento de Slobodan Milosevic de censurar su radiotelevisora.

t.gif (862 bytes)  La guerra y la paz continúan jugándose en una intensa guerra de facciones dentro del gobierno yugoslavo. Vuk Draskovic, el vicepremier yugoslavo, reiteró ayer que el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic había acordado con el mediador ruso Viktor Chernomyrdin al despliegue de una fuerza internacional de paz bajo la bandera de la ONU. “Estamos listos para que lleguen las tropas del Consejo de Seguridad”, afirmó. Pero el líder del Partido Radical Serbio (SRS) Vojislav Seseli, negó que hubiera un acuerdo de este tipo, y acusó a Draskovic de “traidor y antiserbio”. La ofensiva también pareció ir contra el canal Studio B, que responde a Draskovic, el cual fue brevemente intervenido ayer por el ejército. Draskovic amenazó a Milosevic –quien mantiene un riguroso silencio desde la semana pasada– con llamar a marchas de protesta si respalda la orden. Ante esta confusión, los países de la OTAN expresaron escepticismo sobre las declaraciones de Draskovic, y parecen alistarse para una nueva fase de la guerra. Estados Unidos llamó a filas a 33.000 reservistas, y el vocero de la OTAN Jamie Shea afirmó que los barcos de guerra de la OTAN desviarán por la fuerza a buques que pretendan violar el bloqueo petrolero a Yugoslavia, no obstante la negativa de Rusia a obedecer el embargo.
“La posición común de Milosevic y Chernomyrdin es que estamos dispuestos a aceptar una fuerza de la ONU en Kosovo”, aseguró ayer Draskovic a los medios. Milosevic no se ha pronunciado al respecto, y las declaraciones de Draskovic presentan varias dificultades. En principio, se basa en una propuesta que fue rechazada públicamente por la propia cancillería yugoslava (aunque no por Milosevic) cuando fue planteada la semana pasada por el mediador ruso Chernomyrdin. El canciller yugoslavo Zivadin Jovanovic afirmó en ese entonces que su país sólo aceptaría inspectores civiles. Asimismo, Seseli –que comparte con Draskovic la cartera de vicepremier– desestimó por completo la propuesta de su colega. “Ninguna persona seria en Yugoslavia aceptará la presencia de tropas extranjeras de cualquier nacionalidad –declaró tajantemente– porque significaría la ocupación y aniquilación de nuestra patria.” “Serbia –agregó– es perfectamente capaz de lidiar tanto con una amenaza externa como de ajustar cuentas con quienes operan como sus lacayos.”
¿Cuál de estos políticos representa la posición del gobierno yugoslavo? El interrogante es imposible de responder debido al silencio del presidente Milosevic. Por ahora, sin embargo, los signos apuntan en contra de Draskovic. El vicepremier admitió que la última vez que habló con Milosevic fue la semana pasada, y que sus recientes declaraciones se basan en una “conversación telefónica” con Chernomyrdin.
Y Draskovic parece en este momento estar en vía de choque con el presidente a raíz de la intervención de la radiotelevisora Studio B. La medida fue ejecutada por el ejército, que actuaba por las órdenes de Alexander Vucic, el ministro de Información. Los “censores” se retiraron luego, pero Draskovic amenazó con “vaciar las calles y manifestar contra esta decisión antidemocrática” si Milosevic no desautorizaba la medida. “El gobierno no es propiedad de él ni de nadie”, remató.
Confrontados con una propuesta de paz hecha por alguien cuya posición en su gobierno es delicada, y que se basa en una propuesta que fue rechazada la semana pasada, la OTAN ha tomado la propuesta con pinzas. “Es un paso en la dirección apropiada”, afirmó cauto el vocero del Departamento de Estado norteamericano James Rubin, quien expresó dudas acerca de la validez de Draskovic como portavoz de la opinión del gobierno de Milosevic. El ministro de Relaciones Exteriores alemán Joshka Fischer calificó las propuestas de “irresolutas e inmaduras”, y consideró que no era claro exactamente qué quería decir Draskovic y a quién representaba.
Por lo pronto, el costado militar de la OTAN no está dando ninguna señal conciliatoria. Los bombarderos de la Alianza destruyeron ayer la sede del partido de Milosevic, y volvieron a bombardear los puentes sobre el Danubio en Novi Sad. El ministro de Relaciones Exteriores británico Robin Cook aseveró que la moral del ejército serbio era “muy baja”, y queesperaban deserciones masivas. El presidente norteamericano Bill Clinton ordenó ayer el llamado a filas de 33.000 reservistas de su país para “apoyar a la OTAN y a las operaciones estadounidenses en relación al conflicto en Kosovo. Los primeros 2000 serán movilizados “inmediatamente”, y serán destinados a los servicios logísticos de las fuerzas aéreas. El resto se irá sumando paulatinamente a las fuerzas de la OTAN en la región. La última vez que se movilizaron reservistas fue durante la Guerra del Golfo de 1991.
Los anuncios oficiales de la OTAN apuntan a una mayor tensión con Rusia a raíz del bloqueo petrolero contra Yugoslavia. El portavoz Shea anunció oficialmente que la armada de la OTAN en el mar Adriático escoltaría, si fuera necesario por la fuerza, a todo buque sospechado de transportar petróleo a Yugoslavia. Rusia había calificado el bloqueo de “ilegal”, y declaró que se rehusaría a obedecerlo. Pero como Rusia es uno de los mayores proveedores de petróleo a Yugoslavia, si ellos logran evadir el embargo, la medida perdería todo sentido. Moscú todavía no reaccionó ante el anuncio.

 

Claves

ron2.gif (93 bytes)  Las declaraciones del vicepremier moderado yugoslavo Vuk Draskovic ayer y anteayer, criticando al presidente Slobodan Milosevic y aceptando el envío de tropas internacionales a Kosovo, son el signo más fuerte hasta el momento de que la unidad del gobierno podría estar fracturándose bajo el peso de las toneladas de bombas lanzadas desde el inicio de la operación.
ron2.gif (93 bytes)  En un eventual arreglo negociado como el que acepta Draskovic, Rusia está llamada a jugar un papel crucial, primero como negociadora y luego como participante plena de la fuerza militar de paz que entraría a la provincia rebelde. Moscú operaría aquí como una garantía ante sus hermanos “eslavos del sur”.


 

UN DEPURADOR ETNICO SERBIO CUENTA TODO SOBRE KOSOVO
Yo limpié mi país de albaneses

The Guardian de Gran Bretaña
Por Maggie O’Keane desde Belgrado

t.gif (862 bytes) Sus vecinos lo llaman “el limpiador”. Pero el limpiador quiere hablar de derechos humanos. Dos perritos amarillos juegan en una cucha en la cocina de su casa de Belgrado mientras Milan Petrovic explica las reglas que un limpiador étnico debe seguir en Kosovo. “No nos permiten matarlos ni golpearlos, y tampoco podemos mutilarlos”, cuenta sobre los diez días que pasó en Kosovo, pidiendo a las familias albanesas que se fueran de sus casas.
“A la mayoría les damos 24 horas para que se vayan. Era más difícil expulsar a los ricos –que son unos delincuentes, con televisión satelital y casas grandes–. Pero si uno los presiona, al final se van. Son unos cobardes, esos albaneses, huyen como conejos. La mayor parte de la limpieza ya estaba hecha cuando llegamos.” Milan tiene 50 años pero sólo dos dientes en su mandíbula inferior. En su departamento, una televisión gigante está prendida en una cocina atiborrada de cosas. Mientras habla, alisa con la mano un mantel a cuadros. “Los medios occidentales dijeron un montón de mentiras sobre lo que hicimos en Kosovo. Nosotros respetamos los derechos humanos”, dijo.
Al principio, insiste en que “no hubo violaciones. A un soldado serbio no le interesa violar mujeres albanesas. No está en nuestra naturaleza. No me malinterprete. Había algunas lindas. Pero el ejército no nos autorizaba a violarlas”. Después, su historia cambió. Su hija Daniela entra en la conversación: “Las mujeres albanesas huelen mal porque comen mucha grasa de cordero y eso pasa por los poros a la piel”. Petrovic juega con su encendedor Zippo entre su índice y su pulgar y anuncia que mañana vuelve a Kosovo “para seguir limpiando”. En su vida cotidiana, maneja un camión para vivir, pero cuando empezó la guerra, se alistó en el ejército. “Todo serbio debería alistarse y mostrar nuestro repudio a la OTAN.” Dos mil voluntarios se encontraron en la ciudad sureña de Nis, el punto de partida rumbo a Kosovo. “Vinimos de todo el país. Apareció un hombre de 72 años. Le dijeron que era demasiado viejo, que la edad límite eran 65 años.”
Petrovic es un hombre de familia. Busca en el fondo de los bolsillos de sus pantalones negros unos pocos dinares para su hija mayor que sale con su novio, mientras su mujer, que no manifiesta ningún interés por lo que estamos conversando, pasa por la cocina. A Petrovic le dan pena esos niños que expulsó de Kosovo, pero si eran albaneses no tenían ningún derecho a estar ahí. “Yo tenía que cumplir órdenes, y sabía que alguien recibiría a esas mujeres y niños.”
¿Y los hombres? “Si yo hubiera estado a cargo, hacía ejecutar a los terroristas del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) con sus familias, pero tenía órdenes de entregarlos al ejército. No sé qué les hacían. Probablemente guardarlos como prisioneros de guerra.”
A veces, concede Petrovic, los limpiadores voluntarios cometen deslices. “Una de cada cien veces, diría, había matanzas o violaciones. Pero no más. A seis de mi unidad se les fue la mano una noche y empezaron a matar albaneses. Pero sólo habían matado a unos cuatro cuando se decidieron a ver qué se podían llevar de los hogares kosovares. Al día siguiente, el ejército no los dejó seguir y se los llevó.”
De la guerra de la OTAN, el señor Petrovic vio muy poco. “Oíamos a los aviones zumbando sobre nuestras cabezas, pero pienso que se estaban concentrando en Pristina, la capital de Kosovo, así que no nos causaron ningún problema.” Petrovic cree que el buen limpiador étnico es como un psicólogo. Es fácil distinguir a los albaneses inocentes de los terroristas. Uno lo ve en la expresión de los ojos, desde el momento en el que abren la puerta. Están aterrados y se huele el sudor del miedo.”Primero les preguntamos: ¿Tienen armas? Y después los miramos a la cara y ya sabemos la respuesta. Si nos dicen la verdad, sólo uno de nosotros entra a la casa a revisar. Si no, nos los llevamos. A los que no son terroristas, pero que no tienen derecho quedarse, les decimos que se vayan en 24 horas.” Dragon también es un serbio de Belgrado. Tiene 26 años. Cuando tenía 18 lo mandaron a luchar en la guerra de Croacia. Sólo tres de sus nueve amigos en la guerra sobrevivieron. “No vale la pena morir por Kosovo. No forma parte del siglo XX”, le dijo a su amiga Marina cuando le pidió que lo escondiera de las autoridades. Marina vive en la misma casa que el limpiador y cada día le va a resultar más difícil ocultarlo.

 

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