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La estrella de Raúl Moneta perdió su mágico esplendor. La escandalosa caída del Banco Mendoza a principios de mes dejó expuesto al amigo de Carlos Menem. Ayer se concretó lo que era un secreto a voces: su salida de la presidencia del CEI Citicorp, el grupo controlante de los canales de televisión Telefé y Azul, Cablevisión y varios en el interior del país, las radios La Red, Continental y FM Hit, y la productora Torneos y Competencias. Fuera del ámbito mediático, el poderosísimo holding ostenta el 50 por ciento del capital accionario de Telefónica, además de la propiedad o participaciones en Telintar, Miniphone, Startel, Unifón, Telinver, Radiollamada, Advance y Compañía Riograndense de Telefonía (Brasil). Los accionistas del CEI, encabezados por el Citibank y el fondo de inversión Hicks, Muse, Tate & Furts, consideraron que era contraproducente a sus intereses dejar a la cabeza de sus intereses al desprestigiado Moneta, cuya lógica de los negocios ya no les resulta funcional. Pero el derrumbe de quien fue un modesto banquero a principios de los 90 comenzó a insinuarse antes de la caída del Banco Mendoza. Durante la era menemista, Moneta trepó como nadie en el mundo de los negocios, y fue en los últimos meses un testarudo propulsor de la re-re. Su frustración por la derrota de su amigo en la pulseada por un nuevo mandato, se vinculó directamente con la preocupación por su propia supervivencia como empresario y acunado por el poder. Las acciones de Moneta como titular del CEI se fueron a pique con ese devenir político. El desguace del Banco Mendoza, primero, y luego el proceso en su contra que se abrió en la provincia, después, fueron un mazazo que no pudo soportar. El gélido comunicado del CEI distribuido anoche dice apenas que Moneta será reemplazado como presidente del holding por el texano Thomas Hicks, cabeza del grupo estadounidense que lleva su nombre en primer lugar. La vicepresidencia quedó para César Antonio Báez (representante de Hicks en Argentina), mientras que Moneta fue desplazado al rango de director, gracias a que aún mantiene el 33 por ciento de las acciones del grupo. El ex banquero se hizo de esa suculenta participación a medida que el Citicorp iba reduciendo su tenencia accionaria en el CEI. Moneta adquirió las acciones de Citicorp a través de una ignota sociedad bajo su control denominada United Finance Corp, constituida en las Islas Vírgenes, Bahamas, con un capital de apenas 50 mil dólares. De la presidencia del Banco República saltó a la conducción del CEI. Su amigo Ricardo Handley, en ese momento hombre fuerte del Citi en Argentina, le abrió las puertas al holding. Moneta se mantuvo todo lo que pudo en el sillón más acolchonado que el grupo puso en Argentina. Ahora le llegó el tiempo de dejarlo. El escándalo del crac del Banco Mendoza fue demasiado. Moneta primero intentó esquivar los problemas que sufría la otra entidad financiera bajo su ala, el República, fusionándola con el privatizado banco provincial, que había adquirido tiempo antes. Pero no fue suficiente. La sangría de depósitos del Mendoza terminó por voltearlo el 7 de abril. Luego llegaron el desguace y las denuncias de manejos poco claros del directorio del Mendoza encabezado por Moneta. Página/12 publicó hace dos semanas que la entidad otorgó, hasta días antes de su derrumbe, créditos millonarios a firmas vinculadas, los cuales excedían largamente los topes legales fijados por el Banco Central. El escándalo transcendió las fronteras, al ser publicados extensos artículos sobre Moneta, sus turbios negocios, y su relación con el máximo poder político en los diarios El País (de España) y The Wall Street Journal (de Estados Unidos, uno de los más influyentes del mundo en materia económica). Citicorp y Hicks & Cía decidieron no esperar más para hacer un movimiento que preservara sus intereses.
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