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Dos hermanos de 15 y 16 años, detenidos ayer en una vivienda de Palermo, fueron reconocidos por testigos como los autores del crimen del arquitecto Félix Miranda, ocurrido hace una semana en ese mismo barrio. El propio hijo de la víctima, testigo presencial del homicidio, señaló a uno de los dos como quien disparó contra su padre, según confirmó la jueza a cargo de la causa, María Cristina Bértola. La captura de los presuntos homicidas fue el resultado de la detención de doce personas, ocho mayores y cuatro menores. La policía busca ahora a los otros dos jóvenes que participaron en el hecho. Además de los reconocimientos, la jueza asegura que tiene dos pruebas importantes contra los acusados: la primera es una zapatilla Nike, que hace par con un calzado que perdió uno de los homicidas, al lado del cadáver de la víctima; la otra, son proyectiles calibre 3.80, iguales a los utilizados para matar al arquitectos. También se secuestraron varios relojes, pero aún no se sabe si uno de ellos es el que le robaron a Manuel Miranda (25), el hijo del arquitecto. El crimen se produjo el viernes por la noche en el edificio de Cabello 3927. Cuando Manuel entró con su auto al garage, cuatro adolescentes se colaron tras él y lo amenazaron. El joven les dio su reloj, luego subió con ellos hasta su departamento, en el quinto piso y les entregó 600 pesos. En lugar de irse, los ladrones entraron al living, donde estaba el arquitecto con su esposa. Allí, uno de ellos disparó dos veces al pecho de la víctima. Luego escaparon. Una testigo que paseaba su perro los vio salir del edificio: uno de ellos rengueaba. Era, presuntamente, el que había perdido la zapatilla. La policía dirigió su investigación hacia otros hechos similares que ocurrieron en la zona: la intrusión de jóvenes en garages como forma de sorprender a sus víctimas. Así, los vecinos apuntaron a dos viviendas de la calle Fitz Roy, a unas veinte cuadras del lugar donde se cometió el hecho. A esos datos se suma otro elemento decisivo: el testimonio de un taxista que llevó esa noche a unos jóvenes hasta la calle Fitz Roy. La policía ya tenía listos los identikits de los sospechosos y estaba a punto de darlos a publicidad, pero la jueza Bértola prefirió omitir ese procedimiento, porque los presuntos autores estaban prácticamente individualizados. Por eso, ordenó apurar los allanamientos que terminaron con las capturas. Fueron dos procedimientos simultáneos. Uno, en un hotel familiar ubicado en Fitz Roy 1715. El otro, al 1576 de la misma calle, en una vieja casa de departamentos en propiedad horizontal. Efectivos del Grupo Especial de Operaciones, con personal de la División Homicidios y de las comisarías 23ª y 25ª ingresaron a las 6.45 rompiendo cerraduras en cada una de las habitaciones del hotel y de los departamentos de la otra vivienda. A esa hora todos dormían. La policía detuvo a todos los varones, en total, catorce. Dos fueron liberados y el resto fue llevado a Tribunales. Allí, la jueza Bértola ordenó de inmediato una rueda de reconocimiento y convocó a los cinco testigos de la causa: el hijo del arquitecto Miranda, el portero del edificio, el taxista y dos vecinos. Manuel Miranda se descompuso antes de comenzar el trámite y tuvo que ser atendido por médicos de Tribunales. Eso demoró el comienzo del reconocimiento, que se inició a las 17. Primero fue el turno de los menores: De los cuatro, dos fueron reconocidos por algunos de los testigos, no todos, confirmó la jueza Bértola. Los chicos son dos hermanos, huérfanos de padre y madre, según relató su abuela, que vive con ellos en la casa de Fitz Roy 1576 (ver aparte). Dos estudiantes de 12 y 16 años, totalmente ajenos al hecho, fueron arrancados de la cama por la policía, a punta de fusil, y estuvieron detenidos más de 14 horas. En las escaleras de Tribunales, Roberto Rea contaba la pesadilla que vivió junto a sus hijos. Entraron cuando dormíamos, rompieron la puerta, me apuntaron al pecho y me tiraron al piso boca abajo. A los chicos les dijeron que se quedaran en la cama. El máschiquito se hizo pis encima. Después nos llevaron a la comisaría. ¿Cómo van a volver mis chicos a la escuela mañana?, se lamentaba el hombre, que tiene la guarda de sus hijos y vive en una habitación del hotel familiar. Los dos acusados habían sido señalados por vecinos como autores de delitos en el barrio. Por eso, no se entiende por qué fueron detenidos otros dos menores ajenos al hecho, que viven a una cuadra y media, y ocho mayores, entre ellos un ingeniero de sonido de nacionalidad española y 30 años, que vive en la planta alta del PH. Página/12 intentó que la jueza Bértola aclare esa duda: Buscábamos a cuatro varones y a chicos de alrededor de 10 años. No podíamos descartar nada, respondió la magistrada.
LOS DETENIDOS SEGUN SU ABUELA
Estaban descontrolados, estaban descontrolados, repite a cada rato Lilia Elsa
Grande, sobre los nietos de su vieja conocida María Irma Escobar. Los adolescentes, de 15
y 16 años, son huérfanos desde hace cuatro. Desde el año pasado, no estudian ni
trabajan. Esto cuenta su abuela, con quien viven en uno de los departamentos que Lilia
alquila en Fitz Roy 1580. Se presume que serían los autores del asesinato del arquitecto
Félix Miranda, ocurrido el viernes pasado en el barrio de Palermo. Para la abuela, sin
embargo, sus nietos no se dedicaban a robar, salían y se divertían como todos los
chicos de su edad. Ayer a la mañana fueron allanadas ésa y otra casa ubicada al
1700 de Fitz Roy.
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