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Por Javier Lorca La única forma de testear si una empresa anda bien es analizar qué pasa con sus productos. Y en el caso de la universidad, es saber qué pasa con sus egresados. La definición del sociólogo Julio Testa, profesor en la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), condensa los objetivos del Laboratorio de Análisis Ocupacional que él dirige en esa unidad académica. El laboratorio investigó a las últimas camadas de graduados de la facultad y, entre otras cuestiones, pidió a los recién recibidos que evaluaran los planes de estudios: el veredicto fue negativo. Con respecto a su tema central (los graduados y el empleo), el estudio reveló que cerca del 86 por ciento de los egresados tiene empleos rentados al graduarse, pero que sólo el 45 por ciento trabaja en algo relacionado con lo que estudió. El testeo mostró que la empresa no anda bien. Pero la universidad tampoco parece tener un espacio crítico donde buscar razones y respuestas para la radiografía que sacó el laboratorio (ver recuadro). Investigador del Conicet y propuesto por la facultad como profesor consulto (para que no deba jubilarse tras haber cumplido 65 años), Testa abrió la charla con Página/12 con un esbozo de explicación a los problemas que sufren los 17 mil alumnos de la facultad: Ciencias Sociales se creó hace diez años con cinco carreras que venían de ámbitos académicos y profesionales muy diferentes: Ciencia Política, Sociología, Ciencias de la Comunicación, Trabajo Social y Relaciones del Trabajo. Cada una traía su propia historia. La heterogeneidad inicial le imprimió una gran dificultad para consensuar su organización interna. Estas carreras tendrían que funcionar con una estructura departamental y una matriz básica única. Pero la dinámica de los diversos grupos impidió toda integración académica y pedagógica. ¿Con qué población de graduados se encontró al hacer la investigación? En la relación por sexos encontramos una distribución desigual, aunque en promedio predominan las mujeres: en Relaciones del Trabajo es donde hay más varones (son el 60 por ciento), mientras que en Trabajo Social son mayoría las mujeres (90 por ciento). Con respecto a la edad, los egresados más jóvenes están en Ciencias de la Comunicación y Ciencia Política, las carreras más nuevas de la facultad: cerca del 80 por ciento tiene menos de 30 años. En cambio, las mayores edades se dan en Relaciones del Trabajo (el 60 por ciento supera los 30) y en Sociología (el 56 por ciento tiene entre 31 y 40). ¿Cómo evaluaron los graduados los contenidos de las carreras?Aparecieron dos evaluaciones muy opuestas: el 70 por ciento de los egresados de Relaciones del Trabajo estuvo a favor del plan de estudio; mientras que más del 30 por ciento de los de Sociología opinó en contra. En las otras carreras apareció una evaluación entre desfavorable y regular. Y para todos, la opinión más favorable fue para la formación teórica, sobre todo en Comunicación y Relaciones del Trabajo (el 85 por ciento). ¿Cuál es la situación laboral de los recién egresados? Sólo en una de las cinco carreras apareció una situación diferenciada: los graduados de Ciencia Política estaban trabajando en empleos rentados en una medida mucho menor que los demás. Sólo el 75 por ciento. Mientras que el porcentaje fue casi 90 en las otras. También hubo contrastes cuando se examinó la vinculación de la actividad laboral con los contenidos e incumbencias de la carrera. Entre los que estudiaron Relaciones del Trabajo, 8 de cada 10 tienen empleos vinculados. En ninguna otra carrera se repite esto. Entre los egresados de Comunicación son menos del 60 por ciento; en las otras, la proporción varía entre 2 y 3 de cada 10. Y, entre los graduados de Trabajo Social, menos del 10 por ciento hacen tareas vinculadas con sus estudios. Pero muchos hicieron prácticas profesionales mientras cursaban. Además, hay diferencias en el tipo de relación laboral.El 90 por ciento de los licenciados en Relaciones del Trabajo está en relación de dependencia. El porcentaje baja a 60 y 70 entre los demás. ¿En qué sectores del mercado se emplea un egresado de Sociales?Los de Relaciones del Trabajo, en empresas privadas, industriales o de servicios. Son los que muestran más dedicación al trabajo y tienen la mayor proporción de desempeño en funciones jerárquicas. En las demás carreras, la inserción laboral es más informal. Los egresados de Trabajo Social, en cambio, están más relacionados con el ámbito público. Esto se vincula con las políticas de asistencialismo: si éstas se aplican, crece la dinámica de la carrera. Los de Comunicación se insertan también en el sector privado. Pero hay un acceso restringido a actividades específicas y los recién graduados no alcanzan la jerarquía y las ocupaciones de los de Relaciones del Trabajo. Trabajan en medios de comunicación y sufren una forma especial de precarización laboral, diferente a la del obrero en una fábrica. Muchos trabajan free-lance, sin estabilidad. Y los graduados de Sociología y Ciencia Política tienen una mayor presencia en los organismos estatales y en las universidades públicas y privadas, como docentes e investigadores. ¿Se halló algún aspecto común entre las cinco carreras? Una constante que apareció fue la fuerte relación entre una inserción temprana de los estudiantes (antes de graduarse) en empleos vinculados a su profesión y el posterior desarrollo de trayectorias exitosas, es decir, de acceso a posiciones de mayor jerarquía y reconocimiento en sus trabajos. Si bien esto no es privativo de Ciencias Sociales, vimos que entre sus egresados que no logran ese acceso temprano al mercado, el retraso tiende a mantenerlos por fuera del circuito profesional una vez graduados.
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