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El ministro de Economía de Eduardo Duhalde, Jorge Sarghini, busca tomar distancia, en esta entrevista con Página/12, de los recortes en gastos sociales que realizan Menem y Roque Fernández en el ámbito nacional. Sin embargo, dice que el ajuste fiscal que implementó la provincia de Buenos Aires es equivalente en magnitud al que le pidió el FMI al gobierno nacional, en un claro mensaje al establishment y a Washington, donde algunos todavía ven con recelo las políticas expansivas del gasto del precandidato presidencial. ¿El ajuste de ustedes es equivalente al que aplica Roque Fernández en el orden nacional para cumplir con el FMI? La diferencia con la Nación es que nosotros no vamos a tocar ni programas sociales, ni de educación, ni de empleo. Pero en magnitud es equivalente. Cuando hicimos el Presupuesto en octubre ya incorporaba una pauta restrictiva en la evolución de los gastos, porque la recaudación venía desacelerándose. Después de la devaluación en Brasil, ese mismo fin de semana, el gobernador convocó a una reunión en la que se decidió realizar un ajuste presupuestario. Entonces, estimamos una caída de la recaudación de 350 millones de pesos, que vamos a compensar con un recorte de gastos de 300 millones. ¿Cómo hizo para convencerlo a Duhalde de que era necesario ajustar justo en un año electoral? El gasto provincial nunca tuvo un ciclo político. El otro gran ajuste de gasto que hicimos fue en el año 95, en el que Duhalde iba para la reelección en la gobernación. El gasto creció en el 96, 97 y 98. Ahora tenemos que ajustar. No tuve que hacer ningún esfuerzo. El está convencido de que no hay nada peor en un año electoral que tener conflictos financieros. Eso es lo que dice Menem... La sociedad prioriza la buena administración y la disciplina fiscal. Si dejáramos aumentar el déficit fiscal, aumentaría el riesgopaís, lo que paga el sector privado con más tasa de interés. Suena como si estuviese rindiendo examen con el establishment. No estamos rindiendo examen. Esto es algo que reclama toda la sociedad, no sólo el establishment o el FMI. ¿Cuál es hoy el principal problema de la economía argentina? Hay dos problemas: la competitividad y la distribución del ingreso. Habla de la competitividad. Ahora es obvio que decir que la devaluación no es una salida... Algunos estamos más convencidos que otros. ¿Por ejemplo? He leído que algunos economistas de la oposición, como (José Luis) Machinea, han dicho en realidad que no saben cómo salir de la Convertibilidad, dejando entrever que si supieran lo harían. Nosotros estamos convencidos de que no hay que salir de la Convertibilidad. ¿Confía más en Ricardo López Murphy que en Machinea para sostener la Convertibilidad desde la Alianza? Yo no sé quién puede ser mejor garante desde la Alianza. Lo que sí tengo en claro es que en la Alianza hay contradicciones muy grandes sobre este tema. No nos olvidemos que el 27 de octubre la Alianza ganó diciendo que la Convertibilidad no se tocaba. Pero antes de constituirse la Alianza Alfonsín decía vamos a quebrarle el espinazo a este modelo. ¿Después de la devaluación del real el peso quedó sobrevaluado? La devaluación del real ha sido exitosa. Cuando realizaron la devaluación nominal, todos nos preguntamos cuánto iban a aumentar los precios internos. Pero con una devaluación nominal del 50 por ciento, la devaluación real del real es hoy del 45 por ciento. Esto impacta muy negativamente en la competitividad de Argentina. Se lo planteo de otra manera: ¿en qué proporción habría que reducir costos a partir de esta nueva situación? Se habla de 20 a 25 por ciento. ¿Qué medidas habría que tomar hoy mismo para revertir esta situación? Hoy las medidas de corto plazo que se pueden tomar son de política fiscal. Pero cualquier disminución de impuestos para reducir costos en el sector privado, por otro lado aumenta el déficit y eleva la tasa de interés que paga Argentina. Pero, igualmente, hay que avanzar con la rebaja de aportes patronales y no amenazar con suspenderla como hizo Roque Fernández. Además, no hay que privatizar el Banco Nación sino reorientar sus préstamos para tratar de equilibrar las posibilidades de financiamiento de las pymes con el resto de las empresas privadas, mediante subsidios directos y fondos comunes de garantía. ¿Aumentaría reintegros o eliminaría los impuestos a los activos y a las tasas de interés que pagan las empresas, como pide la UIA? Hay que apurar la devolución de impuestos a los exportadores. En cuanto a los impuestos a los activos y a la tasa de interés es muy difícil hoy tocarlos porque están planteados dentro de una reforma tributaria que por otro lado preveía la rebaja de aportes patronales. La gran restricción para avanzar eliminando estos y otros impuestos es la evasión. Si tuviéramos un nivel de evasión razonable a nivel internacional el IVA no tendría que estar en el 21 sino en el 16 por ciento. ¿Para mejorar la distribución del ingreso aplicaría impuestos más progresivos, gravando más al capital o al patrimonio y menos al consumo? El gasto social es uno de los instrumentos más potentes para mejorar la distribución. En esto estamos en deuda para mejorar su eficiencia y transparencia. Pero es cierto: Argentina grava el consumo como los países que más gravan al consumo, pero impone a la renta y al patrimonio como los países que menos los gravan. A mediano plazo, uno debe imaginar una estructura impositiva más progresiva, sin duda.
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