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Los ataques de la OTAN contra Yugoslavia continúan pero una vía diplomática de solución parece menos inverosímil que en las semanas anteriores. El enviado especial de Rusia para los Balcanes, Viktor Chernomyrdin, se reunirá hoy con el presidente estadounidense en la Casa Blanca, en un encuentro pactado ayer mismo entre Bill Clinton y el presidente ruso Boris Yeltsin. Luego de la liberación de los tres soldados norteamericanos que estaban en manos del ejército serbio, las autoridades yugoslavas y el reverendo norteamericano Jesse Jackson, que gestionó la medida, presionaron a la OTAN para que respondiera al gesto de buena voluntad del líder yugoslavo Slobodan Milosevic. Se trata de una maniobra de relaciones públicas; Milosevic es un maestro absoluto de la manipulación, dijo el subsecretario de Estado norteamericano, Strobe Talbott, resumiendo la posición aliada. Los sargentos Christopher Stone y Andrew Ramírez y el cabo Steven González viajaron junto al pastor Jackson y otros religiosos hacia Croacia y de allí a Alemania, donde permanecerán en el hospital de la base militar norteamericana de Ramstein durante tres días. Allí se les harán exámenes médicos durante tres o cuatro días y también recibirán a sus familiares, que llegarán hoy a Ramstein. Al dejarlos partir, el presidente Slobodan Milosevic hizo un gesto diplomático. Espero que aprovechemos este momento para al menos expresar nuestros agradecimientos. Ello podría conducir a un diálogo, dijo ayer Jackson en Alemania. Desde Belgrado, un vocero de la cancillería yugoslava afirmó que la OTAN debe responder en consecuencia al gesto de buena voluntad de Milosevic. Nos trataron con respeto y dignidad, en pleno acuerdo con la Convención de Ginebra, dijo el sargento Stone antes de subir al avión que lo llevó a Alemania. Fueron muy gentiles, agregó. Y aunque entre los aliados se considera que Milosevic no debe esperar ninguna recompensa, como dijo el portavoz de la OTAN, Jamie Shea, en Estados Unidos la liberación de los soldados ablandó un poco los ánimos. Hay que dar una oportunidad a la paz. Hay que aprovechar la ocasión, dijo el jefe de la mayoría republicana en el Senado, Trent Lott. La Cámara alta norteamericana debatirá hoy la situación en Kosovo. Mientras tanto, a escasas cuadras del Capitolio, en la Casa Blanca, Clinton y Chernomyrdin estarán reunidos tratando de acercar posiciones. Hasta el momento, las gestiones del enviado ruso no dieron demasiados resultados. En una gira que incluyó Roma, Bonn y Belgrado y que seguirá luego de Washington en Londres y en París, Chernomyrdin logró arrancar de Milosevic la aceptación de una eventual fuerza civil de la ONU en Yugoslavia, pero las potencias occidentales son inflexibles sobre este punto: deberán ser tropas militares lideradas por la OTAN. De todos modos, Rusia acelera las gestiones, las propuestas y las reuniones. Ayer, Yeltsin convocó a su plana mayor en el gobierno a su casa de descanso en Rus, cerca de Moscú. Allí estuvieron Chernomyrdin, el premier Yevgueni Primakov, el canciller Igor Ivanov, el ministro de Defensa Igor Sergueueiev, el jefe del Servicio Secreto exterior Vyacheslav Trubnikov y el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Alexander Voloshin. LA OTAN DEJO A OSCURAS A LA REPUBLICA SERBIA La ofensiva de la OTAN
parece dirigirse cada día más contra la moral de la población civil yugoslava. Al día
siguiente en que las autoridades de Belgrado liberaron a los tres soldados
norteamericanos, los aviones de la OTAN dejaron sin luz a casi toda Serbia. A las 21.45
local, el sistema de centrales eléctricas yugoslavas había sido alcanzado. La falta de
electricidad también puso fuera del aire a las radiodifusoras locales, y complicó el
suministro de agua. Los ataques destruyeron dos puentes en la región de Krusevac, y
dejaron en llamas una refinería en la norteña ciudad de Novi Sad. Yugoslavia pudo
proclamar una modesta revancha bélica. En el transcurso de los bombardeos, un caza F-16
perdió el control y se estrelló en territorio serbio. Según el ejército yugoslavo, el
avión fue derribado con un misil tierra-aire, pero la Alianza lo atribuyó a una
falla mecánica. Junto a un F-117 norteamericano, éste es el segundo avión
que la OTAN pierde sobre suelo yugoslavo desde el comienzo de la ofensiva Fuerza
Aliada.
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