Por Maximiliano Montenegro
Una y otra
vez, el presidente Menem se preocupó por desmentir que durante su gobierno haya aumentado
la desigualdad. Página/12 publica hoy, en exclusivo, más datos del Banco Mundial que
ratifican el abrupto salto de la diferencia entre ricos y pobres. Según un documento
reservado del organismo, el quinto más rico de la población gana hoy 13,5 veces más que
el quinto más pobre, mientras que al comienzo de la convertibilidad ganaba 10,8 veces
más. El grado de concentración del ingreso con que concluirá el gobierno de Menem es
similar al que se registró en octubre del 89, en plena hiperinflación. Esto
significa que el año pasado el grupo más favorecido se quedó con 10 mil millones de
dólares más de ingresos de lo que le correspondía, de haberse mantenido la
distribución de hace ocho años, a costa de la clase media y baja (ver aparte). Argentina
ha dejado de ser un caso peculiar de equidad dentro de Latinoamérica.
Las cifras forman parte del exhaustivo estudio sobre pobreza (Argentina Poverty
Assesstment) que, en secreto, realiza el Banco Mundial a manera de auditoría social de la
gestión menemista. El informe del organismo se titula Poverty and Income
Distribution in Argentina, Patterns and Changes, fue coordinado por el funcionario
Norman Hicks y está fechado el 23 de marzo de 1999. En las primeras secciones se
encuentra la primera estimación de la pobreza realizada a nivel nacional: según publicó
este diario el viernes, allí se calcula que 13,4 millones de argentinos no alcanza a
comprar una canasta elemental de bienes y servicios (línea de pobreza), mientras que 3,2
millones viven directamente en la indigencia, ya que ni siquiera acceden a los alimentos
mínimos.
La sección D del estudio se refiere a la distribución del ingreso en el
país. Sobre la base de estadísticas oficiales (la Encuesta Permanente de Hogares del
INdEC), los resultados a los que arriba el Banco Mundial confirman el incremento de la
desigualdad durante la administración de Menem.
Según el informe, en 1990, el quinto más rico de la población ganaba 10,8 veces más
que el quinto de menores recursos. En 1998, esa diferencia se había agrandado a
13,5 veces. Desde que se relevan estas estadísticas en 1980, sólo se había alcanzado un
nivel de concentración semejante sólo durante un mes, en octubre del 89, en medio
de la hiperinflación. Sin embargo, el dato no es comparable porque en la medición
siguiente, en mayo del 90, la desigualdad de ingresos entre ambos extremos ya
rondaba de nuevo las 11 veces.
Otra manera de expresar la concentración, también consignada en el documento, es la
siguiente:
* En 1990, el quinto más rico se apropiaba del 50,7 por ciento de la torta del ingreso,
pero ocho años más tarde esa tajada creció hasta el 53,9 por ciento. En cambio, el
estrato más bajo pasó de recibir un mísero 4,7 por ciento a un insignificante 4 por
ciento.
El documento aclara que en las encuestas de ingresos suele haber una subdeclaración
importante, en especial, por cuestiones impositivas, en el segmento más alto. De
ajustarse las cifras, la concentración del ingreso sería todavía mayor.
Comparando esos datos con los incluidos en el Anuario 98 del propio Banco Mundial
para el resto del mundo, se llega a la conclusión de que Argentina está consolidando un
patrón distributivo de los más desiguales: no sólo en relación a los países
desarrollados sino también respecto de Latinoamérica, el Sudeste Asiático y Africa del
Norte.
Las cifras a nivel internacional son las siguientes:
u En Estados Unidos y Canadá, el quinto más rico se queda con el 41 por ciento del
ingreso mientras que el quinto más pobre obtiene el 5,3 por ciento.
u En América latina, el quinto más alto recibe 52,9 y el quinto más bajo 4,5 por
ciento. * En el Sudeste Asiático, el quinto más pudiente se adueña del 40 por ciento de
la torta y el quinto del fondo se lleva el 8,8 por ciento.
u En Europa y Asia Central, el Banco calcula que el grupo más adinerado se queda con el
37,8 por ciento del ingreso anual contra el 8,8 por ciento del otro grupo.
u En Medio Oriente y Norte de Africa los números son 45,4 y 6,9 por ciento,
respectivamente.![cuadro1.jpg (27595 bytes)](cuadro1.jpg)
En la DGI no se enteran de que hay más ricos
La recaudación de Ganancias y del
impuesto a la Riqueza fue un fracaso estrepitoso. Pese a la agresiva campaña oficial,
aumentó la evasión en Bienes Personales. También bajaron los ingresos por IVA, reflejo
de la recesión. |
![na04fo01.jpg (12081 bytes)](na04fo01.jpg)
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Los
datos de recaudación impositiva, difundidos ayer por el Ministerio de Economía, revelan
que los vencimientos de Ganancias y Bienes Personales de abril fueron un fracaso. La
recesión fue uno de los motivos de los magros ingresos impositivos, pero los números de
recaudación de Bienes Personales rozan el papelón y se asocian directamente con un salto
de la evasión: la caída fue del 33,6 por ciento. Roque Fernández deberá esforzarse
recortando gastos para cumplir con las metas de déficit fiscal acordadas con el Fondo
Monetario Internacional.
La recaudación en abril fue un 2,4 por ciento menor que durante igual mes del año
pasado, en tanto que los ingresos por IVA y Ganancias fueron 5 y 10 por ciento inferiores,
respectivamente. Otro de los rubros que se desplomó, en este caso no sólo por la menor
actividad económica sino también por un incremento de la evasión, fueron las
contribuciones a la seguridad social, que cayeron un 8 por ciento.
De acuerdo a las planillas oficiales, en abril ingresaron al fisco 3807,6 millones de
pesos. La merma más pronunciada se produjo en el Impuesto a las Ganancias que,
contabilizando los vencimientos, tuvo una caída de 10 por ciento. A diferencia del IVA,
la baja de Ganancias no puede explicarse por el derrumbe de las importaciones, ya que la
parte del tributo recaudado por la DGI se derrumbó un 9 por ciento. La porción que
embolsa la Aduana, en tanto, se precipitó un 26 por ciento.
La recaudación de IVA fue un 4,9 por ciento menor a la del año pasado. Aquí sí, el IVA
recolectado por DGI se mantuvo prácticamente planchado, mientras que el de Aduana se
derrumbó un 21 por ciento. La performance del Impuesto al Valor Agregado es mucho más
preocupante todavía si se tiene en cuenta que las devoluciones del impuesto que el
Gobierno realiza a los exportadores cayeron en abril un 17 por ciento (55 millones menos).
Las cifras de ingresos por tarifas aduaneras también confirman el ajuste en las
importaciones que está forzando la recesión interna: la recaudación del comercio
exterior cayó un 25 por ciento en relación al año pasado.
Además, Roque Fernández logró compensar parte del derrumbe de la recaudación gracias a
los fondos que le acercaron los dos nuevos impuestos creados con la controvertida reforma
tributaria: los ingresos por el impuesto a la Ganancia Mínima Presunta totalizaron 105
millones de pesos, en tanto que 69 millones se lograron con el flamante tributo a los
intereses pagados por las empresas.
BRASIL POSTERGA NEGOCIACIONES
Pasen las elecciones
Cuando
aún no cesaron en Argentina los cimbronazos provocados por la devaluación del real, las
relaciones entre los principales socios del Mercosur volvieron a tensarse. Según el
semanario paulista La Gaceta Mercantil, el canciller brasileño, Felipe Lampreia,
comunicó a su par argentino, Guido Di Tella que las negociaciones para superar las
diferencias que surgieron dentro del mercado común quedarán congeladas hasta después de
las elecciones presidenciales, en octubre próximo.
Si Brasil sostiene esta posición se transferirán para la agenda del próximo gobierno
cuestiones vitales de la relación bilateral, como la definición de un régimen automotor
común.
Las elecciones en Argentina influyen en las negociaciones, comentó también
el director del Departamento de Integración de la Cancillería brasileña, José Alfredo
Graça Lima. Ese criterio bien podría ser sentido en Buenos Aires como un castigo sobre
una herida abierta: el Gobierno enfrenta fuertes presiones para atenuar el impacto que la
devaluación del real tiene sobre la industria.
Para abonar las difícil relación que existe dentro del bloque regional, un fallo del
Tribunal Arbitral del Mercosur ordenó a Brasil a no aplicar más licencias de
importación desde fines de este año. El país vecino aplicó esa medida paraarancelaria
para proteger, fundamentalmente, su industria láctea. Ahora, Jorge Campbell celebra ese
fallo asegurando que se demuestra así que hay instituciones que funcionan.
Pero a pesar de la optimista interpretación del secretario de Relaciones Económicas
Internacionales, entre los dos socios hay clima de tormenta. Félix Peña, subsecretario
argentino de Comercio Exterior, aseguró ayer que en la próxima reunión bilateral,
prevista para el próximo 10 de abril, advertirá a Brasil que Argentina aplicará
derechos compensatorios sobre las importaciones de azúcar desde aquel país.
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