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CLINTON SE REUNIO AYER CON EL ENVIADO RUSO VIKTOR CHERNOMYRDIN
Una negociación que vino desde el frío

Después de la reunión con Bill Clinton,
Viktor Chernomyrdin dijo que un acuerdo en el conflicto de Kosovo estaba “más cerca”.

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t.gif (862 bytes)  El paso más esperado de la diplomacia rusa para encontrar una solución negociada en el conflicto de Kosovo fue dado ayer, y según Viktor Chernomyrdin, su país no trastabilló. “Estamos más cerca de una solución diplomática. Seguiremos trabajando. Estamos esperanzados”, declaró tras su encuentro de ayer por la tarde en Washington con el presidente norteamericano Bill Clinton. El enviado ruso para Yugoslavia le entregó una misiva del mandatario ruso, Boris Yeltsin, con propuestas concretas de solución del conflicto que enfrenta a la OTAN contra el régimen de Belgrado. Clinton había mencionado por primera vez la posibilidad de una “pausa” en los bombardeos. Justo después de la visita de Chernomyrdin, la Casa Blanca recibió al reverendo Jesse Jackson, que obtuvo la semana pasada la liberación de tres soldados norteamericanos prisioneros de los serbios. Jackson le recomendó a Clinton que llame por teléfono al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic en agradecimiento.
Bill Clinton aseguró que Estados Unidos está “muy agradecido” por el regreso a casa de los tres militares, retenidos en Serbia durante un mes, pero destacó que hay “un millón y medio de albano-kosovares que no pueden regresar a casa”, y por lo tanto la acción de la OTAN en Yugoslavia “debe continuar”. Sin embargo, la declaración de Clinton más comentada en el día de ayer fue la de que “podríamos hacer una pausa en los bombardeos si está claro que ayudará a un propósito más amplio”. A propósito del encuentro con Chernomyrdin, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Sandy Berger, comentó que las palabras de Clinton sobre la pausa en los ataques no son nada nuevo. “Es lo mismo que venimos diciendo todo el tiempo”, explicó. Pero añadió que Milosevic no debería retirar todas sus fuerzas de Kosovo, sino que “tenemos que tener una demostración verificable” de que las tropas están comenzando a retirarse.
James Rubin, vocero del Departamento de Estado norteamericano, desestimó la importancia del encuentro. De acuerdo con el portavoz, la reunión entre Clinton y Chernomyrdin “no es un evento, es parte de un proceso”. Para la OTAN, los requisitos para un cese de la ofensiva aérea consisten en “señales claras” de retirada de las tropas serbias en Kosovo, el regreso de todos los refugiados, el estacionamiento de una fuerza internacional de paz y el derecho de los kosovares a una amplia autonomía.
na18fo03.jpg (15660 bytes)Milosevic continúa rechazando la presencia de tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte como parte una eventual fuerza internacional de paz en Kosovo. Sin embargo, según Rubin es imprescindible que la OTAN esté presente en Kosovo una vez finalizado el conflicto para dar a los refugiados la confianza de que pueden regresar a sus hogares a salvo.
Chernomyrdin reconoció que el principal problema para lograrlo son las condiciones que la Alianza Atlántica ha establecido para detener sus ataques. Clinton recalcó que la OTAN quiere una activa participación de Rusia, y posiblemente de Ucrania, en la fuerza de paz, para asegurar la eficacia de su misión. Esa participación de tropas de Moscú y Kiev “es una de las razones del éxito en Bosnia” de la fuerza de paz que la OTAN envió allí en diciembre de 1995, añadió.


HABLA ROBERT LEGVOLD, UN ESPECIALISTA DE LAS RELACIONES DE LA OTAN CON MOSCU
“La diplomacia rusa es la clave para la paz”

Página/12
en EE.UU.

Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva York

t.gif (862 bytes) El “nuevo” concepto estratégico de la OTAN es “una regresión a la política internacional del siglo XIX, cuando las grandes potencias se propusieron manejar el mundo”, opinó Robert Legvold, especialista en la relación de la OTAN con los países de la ex Unión Soviética. En diálogo con Página/12, el académico de la Universidad de Columbia, conocedor de las reacciones de Rusia ante la Alianza Atlántica y de las posibilidades diplomáticas en el encuentro entre Bill Clinton y Viktor Chernomyrdin ocurrido ayer, observó que pese a la retórica alarmante y a la estrategia “cruda” de los bombardeos, la OTAN corre el riesgo de desintegrarse si fracasa en Kosovo. “Han habido errores diplomáticos”, estimó el especialista, quien consideró que, para resolver el conflicto, se debería dar cabida más amplia a las iniciativas de Rusia y las Naciones Unidas, “Pero Estados Unidos y los europeos no deben hacer concesiones fundamentales a (Slobodan) Milosevic”, subrayó.
–¿Cómo evalúa la respuesta diplomática y militar al conflicto en Kosovo?
–Este es un momento histórico para la OTAN porque se justifica su existencia en términos de su nueva misión y no sólo de su expansión. Pero si fracasamos en este primer gran examen que es Kosovo, creo que tendrá implicancias muy graves. Amenazaría la existencia de la OTAN a largo plazo. Segundo, cabe preguntarse acerca de si nos estamos ocupando de la misión correcta y acerca de si lo estamos haciendo bien. Opino que hubo un fracaso diplomático porque no supimos enfrentar el problema con imaginación y determinación. Entramos prematuramente en la campaña aérea.
–¿Cómo podría haber sido un tratamiento diplomático “imaginativo”?
–Los objetivos de la OTAN en este conflicto son correctos. Creo que es importante para la comunidad internacional, para los países europeos y para organizaciones como la OTAN responder a la amenaza que representa la política de Milosevic. Para la seguridad europea resulta intolerable que un líder intente resolver los problemas que plantea el separatismo como él lo hace. Pero hubiese sido mejor contemplar la intervención de una fuerza internacional supervisora que no estuviese integrada únicamente por países de la OTAN sino por naciones en las que los serbios confían, como Rusia. Pienso que esa opción no se consideró seriamente. La diplomacia rusa es la clave para la paz y aún no le hemos dado el espacio suficiente. Hay ambigüedad también acerca de si se va a efectuar algún tipo de pacto con Milosevic o si simplemente se busca que él haga todas las concesiones, pese a que corre el riesgo de que posteriormente se lo juzgue como criminal de guerra. No me parece que sea razonable aspirar a esto último. Considero entonces que la posición adoptada al entrar en la crisis ha sido extremista.
–¿Este “extremismo” puede generar divisiones dentro de la OTAN?
–Sí. En este contexto lograr consenso es complicado, así como mantener la cohesión. Esto se ha visto claramente en Kosovo. Ha sido muy difícil ponerse de acuerdo y refinar la estrategia. Si sale mal, si se convierte en un fracaso, entonces tendremos el fenómeno inverso, el consenso que existe, mucho o poco, comenzará a desintegrarse. Una alianza de 19 naciones es realmente una complicación y suele conducir a adoptar estrategias más bien crudas, como las que estamos viendo ahora.
–Para los países que no pertenecen a la OTAN el enunciado de algunos puntos de la Declaración suscripta en la cumbre, como el que la Alianza “actuará contra los países que violan los derechos humanos, llevan adelante guerras y conquistan territorios”, en vez de sonar reconfortantes, desde el punto de vista de la seguridad, suenanalarmantes. Quizá las interpretaciones de la OTAN acerca de su radio de acción pueden ser muy creativas y un día podría decir, por ejemplo, que entiende que dentro de la zona noratlántica entran Perú o Paraguay. ¿Cuáles fueron los criterios para redactar esta Declaración?
–Bajo la presión de Kosovo, estos nuevos principios son muy poco auspiciosos para la política internacional. Muchos países objetan los medios y métodos de la OTAN en Kosovo, aunque respeten los motivos y objetivos de la estrategia. Lo que más alarma es esta decisión de actuar unilateralmente. He hablado con representantes de diversos países en las Naciones Unidas y casi todos están preocupados. Esto es una regresión a la política del siglo XIX, cuando las grandes potencias decían: “manejamos el mundo”. Por cierto, no creo que la OTAN repita a menudo estas acciones. Pero el lenguaje usado para enunciar el nuevo concepto es muy impreciso. Preocupa además –y esto me lo han dicho los ucranianos– que habilita a que otros Estados también decidan operar con el mismo principio. En el futuro, los rusos podrían llevar a cabo acciones amparándose en un principio similar.

 

 

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