Por Javier Lorca y Cecilia Sosa
El anuncio más grave
salió de la boca del rector de la UBA, Oscar Shuberoff: La universidad se quedará
sin presupuesto para pagar sueldos y afrontar gastos. Nos veremos obligados a cerrar las
puertas de todas las facultades, colegios, institutos y hospitales, amenazó en
coincidencia tácita con la ministra Susana Decibe. Es la alianza de hecho contra Roque
Fernández.
Las universidades nacionales están al borde de una crisis agónica. La guillotina que
amenaza sus cabezas es un recorte presupuestario de cien millones de pesos, decretado por
el Poder Ejecutivo. El decreto está firmado y reduce en 1055 millones el
presupuesto nacional, aunque todavía no está confirmado cuánto perderán el
Ministerio de Educación y, en particular, el sistema universitario. De todos modos, se
suma un recorte de facto: el Gobierno le adeuda a la Universidad Pública treinta millones
de las partidas correspondientes a los primeros meses de este año. Ayer, Buenos Aires
sufrió los primeros coletazos de la reacción universitaria. Autoridades, profesores y
estudiantes de la Universidad de Buenos Aires salieron a la calle y dictaron clases
públicas en repudio a la tijera oficial que pretende restarle 280 millones a los fondos
educativos.
Si el Gobierno no da marcha atrás, Shuberoff estima que los fondos sólo alcanzarán
hasta el primero de octubre. Ese día, la UBA se autoproclamaría clausurada y dejaría de
dictar clases a sus 220 mil alumnos. Seguiría el rastro dejado por Racing Club, el club
que cosecha la afición del rector. En una conferencia de prensa realizada ayer en la sede
de Ciencias Económicas, Shuberoff dijo que el decreto del Ejecutivo vulnera la
Constitución y anunció que la UBA recurrirá a la Justicia: Ya en el 95
quisieron hacer lo mismo. Pero los jueces nos dieron la razón y tuvieron que devolver el
dinero y agachar la cabeza, recordó en su primera aparición pública tras los
problemas de salud que sobrellevó el mes pasado. No va a ser fácil que nos
dobleguen. Tendrán que aplastar la Constitución y espero que no estén dispuestos a
hacerlo, desafió. Y concluyó: El recorte pone al desnudo el papel que tiene
la educación para los responsables de este desatino.
Pese a que no recibieron ninguna comunicación oficial, las universidades casi dan por
seguro que el recorte se llevará los cien millones de pesos que habían recibido como
aumento para el presupuesto de 1999. Y hacen bien: en diálogo con este diario, la
ministra de Educación, Susana Decibe, confirmó que el detalle del decreto que ella se
niega a firmar, le quita cien millones al sistema de educación superior (ver página 2).
De esa cifra, 16 millones serían los que le toca en suerte perder a la universidad
porteña. El aumento de cien millones nació el año pasado con un sino oscuro: nunca fue
bien visto por el Poder Ejecutivo. En su momento, el presidente Carlos Menem había vetado
el incremento aprobado por el Congreso para la universidad pública. A su turno, la
Cámara de Diputados, incluidos oficialismo y oposición, rechazó el veto presidencial y
aún se esperaba el veredicto de los senadores, cuando el Ministerio de Economía
anunció, la semana pasada, la nueva quita.
Es una pésima decisión elegir la educación para ajustar los gastos. Lo que hace
el Poder Ejecutivo es caprichoso e inadecuado. Y revela un alto grado de irracionalidad.
Van a generar una gravísima crisis en la educación y en toda la sociedad,
protestó Enrique Isola, el presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), el
organismo que agrupa a todos los rectores de las universidades públicas del país.
Este nuevo recorte se sumaría a los 30 millones de pesos que el Gobierno todavía
no nos giró este año. Pero las universidades vamos a defender con todas nuestras fuerzas
lo que había votado el Congreso, dijo a Página/12 Isola, rector de la Universidad
de la Patagonia Austral.
Al interior de la UBA, la protesta logró unir a todos los sectores, shuberoffistas o no,
frente al enemigo común. A la amenaza de autoclausura proclamada por el rector, se
sumaron también las declaraciones de estado de emergencia permanente anunciadas por los
consejos directivos de, entre otras, facultades como Ciencias Sociales, Psicología y
Ciencias Veterinarias. El rechazo al decreto de Menem desató ayer el repudio de los
gremios de los docentes Aduba convocó a un paro para el jueves y el viernes,
los no docentes (Apuba), y de todos los centros y federaciones estudiantiles. Anoche, la
Facultad de Filosofía y Letras permanecía tomadas por los estudiantes.
Un arma para suicidarnos Parece surrealista que en las vísperas del siglo XXI haya que discutir
un recorte al presupuesto educativo. Es pensar qué arma elegimos para suicidarnos,
dijo a Página/12 la vicerrectora de la UBA, Susana Mirande, mientras a su alrededor se
desarrollaba una de las cuatro clases públicas que la comunidad universitaria llevó ayer
a las calles porteñas. Detrás de Mirande, en el escenario montado en la esquina de
Córdoba y Junín, un Menem enmascarado hacía rechinar una enorme tijera sobre la cabeza
de los disertantes. Frente a la puerta de la Facultad de Ciencias Económicas, decanos,
alumnos y docentes protestaban contra el recorte presupuestario. Los cortes de calles y
las clases abiertas comenzaron después de las 17 de ayer, en Independencia y Urquiza,
Paseo Colón e Independencia y a metros de la Ciudad Universitaria. A esa hora, todas las
facultades cerraron sus puertas. El acto central se hizo frente a la Plaza Houssay y lo
inauguró el decano de Económicas. La universidad ha sido gravemente agredida y
vamos a luchar para evitar el tijeretazo, aseguró Juan Carlos Chervatín,
acompañado por un coro de bombas de estruendo. Están tratando de medir nuestra
capacidad de reacción. Espero que con esto den marcha atrás, se esperanzó la
secretaria académica de la UBA, Alicia Camilloni. También Regina Wikinski, decana de
Farmacia, Máximo Giglio, de Odontología y Norberto Alayón, vicedecano de Sociales,
sumaban allí su reclamo. Mañana, a las 19, las federaciones estudiantiles de Buenos
Aires, Rosario, Tucumán y La Plata, entre otras, realizarán un apagón en las diversas
universidades. |
Tres opiniones contra la poda de la educación y de la
universidad |
Por Pablo Jacovkis *
No llegamos a fin de año
El recorte propuesto por el Poder Ejecutivo nacional va a resultar un duro golpe a la
educación pública en general. Aunque es una barbaridad pensar en ajustar el área
educativa, la medida responde a la lógica de este Gobierno, que siempre consideró la
educación como un gasto y no como una inversión.
En cuanto al impacto que tendrá sobre la universidad, coincido con el rector de la UBA en
el sentido de afirmar que el ajuste propuesto por el Poder Ejecutivo hace peligrar
seriamente la finalización del ciclo lectivo. En la Facultad de Ciencias Exactas las
consecuencias de esta medida serían gravísimas. El 90 por ciento del presupuesto se
destina a sueldos. Como los salarios de los docentes y no docentes son una variable
inflexible, cualquier recorte debe focalizarse en las otras áreas. Y la de Ciencias
Exactas es una facultad con importantes requerimientos de infraestructura: laboratorios,
heladeras, equipamiento en general.
A esto se suma otro dato: el Gobierno también prevé un recorte en el área de Ciencia y
Técnica, de donde depende el Conicet. La UBA, al igual que otras universidades,
desarrolla programas de investigación financiados por el Conicet, por lo que la medida
también tendría un impacto importante en este sentido.
Ante la gravedad de esta medida, el Consejo Directivo decidió entrar en estado de sesión
permanente hasta que se resuelva la situación. Los estudiantes ya se manifestaron y
volverán a hacerlo, porque lo central es llamar la atención de la sociedad sobre los
costos que supondría un recorte de esta magnitud.
En síntesis: si finalmente se concreta el ajuste en el área de la educación, las
consecuencias serían gravísimas. A tal punto, que en el caso de la UBA no estaríamos en
condiciones de garantizar la normal finalización del año lectivo.
* Decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. |
Por Marta Maffei *
Atropello a la razón
Es una barbaridad y un atropello a la razón este nuevo recorte presupuestario en un país
que necesita desesperadamente salir de la recesión y del endeudamiento, de los que todos
sabemos que sólo se sale por la vía de la educación porque los demás caminos están
obturados.
Desde el Ministerio de Economía, en lugar de procurar reestablecer alguna forma de
equidad, devolviendo a los más pobres y a los más necesitados una parte de la riqueza,
se los vuelve a castigar y a limitar las políticas sociales para favorecer a los sectores
más concentrados del capital. En lugar de hacer una recaudación adecuada, que es el rol
principal que debe cumplir su ministerio, Roque Fernández sale a recortar y a achicar la
inversión social, cuando en su carácter de economista sabe bien que ésa es una de las
pocas políticas anticíclicas que permiten salir de la recesión. Una mejor recaudación
y una mejor distribución son las claves para evitar la recesión en la que hemos entrado
y mejorar la situación social, muy comprometida a raíz del desempleo, los bajos
salarios, la violencia, temas todos que decididamente están vinculados con el proceso
educativo. Siempre es malo reducir la inversión educativa, siempre daña a la sociedad
restringir el horizonte del conocimiento y las posibilidades de los sectores más
empobrecidos de acceder a ese conocimiento, que están centradas casi exclusivamente en la
escuela pública. Pero, en una situación como la actual, el daño es doble. Fernández
tiene un profundo rechazo hacia la escuela pública y una profunda desvalorización de lo
que significa para cualquier proceso de desarrollo o decididamente, teniendo conocimiento
de lo que esto implica, ha resuelto seguir boicoteando las posibilidades de nuestro pueblo
de tener alguna posibilidad más.
Afortunadamente el fondo de financiamiento educativo no entró dentro del presupuesto
porque si no también hubiera caído en la guillotina del ministro, que ahora intenta
fagocitarnos de otra manera con esta decisión política con forma de venganza con los
trabajadores de la educación y con el sistema educativo.
* Secretaria general de la Ctera. |
Por Pablo Javkin y Raúl Sánchez *
¿Y los gastos reservados?
En este país del revés, mientras se protegen los gastos reservados y el presupuesto de
la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), se recorta ferozmente el presupuesto
educativo. Mientras se manifiesta la preocupación por preservar los fondos para la
seguridad pública, se desatiende gravemente el área más importante en cuanto a la
prevención de los problemas generados por la exclusión social.
Este sinsentido traerá como consecuencia que las universidades públicas no puedan
finalizar el ciclo lectivo que ya comenzó. No existe tremendismo en esta afirmación. El
presupuesto no va a alcanzar hasta diciembre para afrontar el pago de los salarios y de
servicios básicos como el agua, la luz o el gas. Esto se va a trasladar también a las
escuelas medias y a los hospitales dependientes de las universidades públicas.
El Gobierno ajusta para afrontar el pago de la deuda externa. Y para ello multiplica la
cada vez más pesada deuda interna: la del hambre y la marginación social, la de la
desigualdad, la de la desintegración nacional. No hay espacio para la hipocresía. Esta
medida se comparte o no. Si no se comparte, no basta con declamar el rechazo, hay que
actuar en consecuencia. Cualquier especulación política frente al problema educativo es
una actitud denigrante y repudiable.
Los estudiantes vamos a salir a protestar. Vamos a dar clases en la calle y sin luz, como
quieren obligarnos a hacerlo. La Argentina necesita de su Universidad Pública. De una
universidad con salarios dignos, con excelencia académica, que aporte a la creación y
distribución del conocimiento, con inserción social. Una universidad que estudie y
contribuya a la solución de los problemas más urgentes de nuestra gente. En estos
tiempos, en los que mucho se habla de políticas de Estado, habrá que hablar menos y
hacer más. Para que la sola idea de futuro no se convierta en una utopía irrealizable.
* Presidente y secretario general de la Federación Universitaria Argentina (FUA). |
Roque es un perezoso, sólo quiere
recortar
En un reportaje con Página/12, la
ministra de Educación criticó a su colega de Economía y dijo que las planillas
que elaboró con el jefe deGabinete Jorge Rodríguez son nefastas. |
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Susana
Decibe, ministra enojada con ministro.
Se podría haber negociado mejor con el Fondo. |
Por Nora Veiras
Es perezoso,
ineficiente, en lugar de dedicarse a recortar tendría que
recaudar, dijo sobre Roque Fernández la ministra de Educación, dispuesta a pelear
otra batalla y convencida de que el presidente Carlos Menem todavía no tomó una
decisión sobre cómo aplicar el recorte área por área. En diálogo con
Página/12, Susana Decibe confirmó que se sigue resistiendo a que su ministerio no quede
condenado a perder 280 millones de los 1055 que el Gobierno se comprometió a recortar
ante el Fondo Monetario Internacional.
El enojo de Decibe con Fernández la llevó, inclusive, a coincidir con los universitarios
en el rechazo a la poda de 100 millones de pesos que previó Economía. El nuevo match
Decibe-Fernández molestó a Menem, pero ella aseguró a Página/12 que a pesar de las
operaciones que trascienden a mí nadie me pidió la renuncia y yo no me
voy a ir a menos que me lo pidan.
¿Qué va a pasar con el recorte para educación?
No tengo idea, pero las planillas que elaboró Economía con la jefatura de gabinete
son nefastas.
¿Habló con Economía?
No, para nada. El tema es que el presidente le indicó a Economía que tome medidas
para cumplir con el Fondo Monetario Internacional pero sin afectar áreas tan sensibles.
Estuvimos veinte días discutiendo y hasta ayer (por el lunes) sigue planteando lo mismo.
La primer falta importante es de Economía que no le da alternativas al Presidente. La
situación financiera debe ser gravísima para que no se le den alternativas al Presidente
para paliar el costo social. Es inexplicable. No es una cifra para tener este problema: se
podría haber negociado mejor con el Fondo, incrementar la recaudación, rever las cosas
que se está dispuesto a subsidiar como las quiebras de bancos.
¿Qué programas se afectan con las cuentas de Economía?
Si se aplica el recorte que ellos hicieron se eliminan 174 millones destinados a la
Educación General Básica, 6 millones del Conicet, otros 2 millones de Ciencia y Técnica
y 100 millones de las universidades. Esto significa un daño para todas, pero
fundamentalmente para las universidades chicas, que no podrán pagar los gastos de
funcionamiento. Del ajuste general, habrá 83 millones menos para infraestructura, que en
obras son unas 3320 aulas que se dejarán de construir destinadas a cien mil chicos que
ingresarían a octavo y noveno año y otros cien mil que no podrán ver mejoradas las
condiciones de infraestructura. Además se afectará la reforma administrativa en las
provincias, que es una condicionalidad central para el Fondo de Financiamiento. También
se paralizará todo lo previsto para equipamiento informático y para laboratorios.
Usted insiste en que no va firmar el decreto pero el decreto ya está firmado.
Sí, el decreto está firmado pero no las planillas. Si el Presidente no tiene otra
opción es porque el ministro no le da opciones. Voy a comprender la situación del
presidente, pero, por principios, no lo voy a firmar. Tampoco estoy condicionando con mi
permanencia: yo voy a seguir porque la promoción y gestión del impuesto automotor para
el Fondo Educativo depende de este ministerio. Carlos Silvani depende del apoyo nuestro
para informar a los contribuyentes porque no tiene ningún respaldo de Economía para
hacerlo de manera eficiente.
Señala que Roque Fernández es ineficiente para recaudar, pero él, en definitiva,
es designado por Menem...
Eso no depende de mí. Yo lo que querría es que Roque cumpla con sus obligaciones.
Si no tiene posibilidades de fabricar plata y el único recurso es la recaudación de
impuestos y no lo hace, es porque es perezoso y en lugar de trabajar en la recaudación se
dedica a recortar, que es más fácil. Parece que el ministro cree que todo se soluciona
cortando el gastopúblico pero ya no se puede cortar más. Esto no se hace sin costos
sociales y esa es su responsabilidad.
Pero por lo que dice, ¿la culpa no es del Presidente que lo mantiene a Roque como
ministro?
No voy a juzgar eso, prefiero hablar de las responsabilidades. Esta es mi mirada
sobre la situación. No es nuevo esto. En una ponencia en Chile, dije que el problema
estructural es la evasión y no hay una preocupación de Economía explicando, enseñando.
En realidad, el problema de fondo es que Economía prefiere salvar la ineficiencia del
sistema financiero. Si bien es clave tener un sistema financiero fuerte, el problema es
que nuestro Banco Central está siempre dispuesto a pagar ineficiencias o corrupciones de
bancos que sucesivamente caen, presentan quiebras y esas situaciones son atendidas.
¿Es decir que usted no va a renunciar?
El Presidente no ha aprobado nada, tiene la última palabra, está en análisis y
discusión.
LA LOGICA DE LA DISPUTA
Una pulseada ante Menem
Por N. V.
Yo no voy a
polemizar por los medios. No voy a caer en ese juego, le dijo a primera hora de la
mañana el ministro de Economía, Roque Fernández, al secretario general de la
presidencia Alberto Kohan. En voz baja replicó con la única carta que, sabe, no puede
matarse: En todo caso tendría que reclamarle al Presidente, que ya firmó los
decretos.
Como no ignoran que ningún ministro tiene tanta osadía como para desafiar al mismísimo
Carlos Menem, desde la Jefatura de Gabinete los funcionarios empezaron a lanzar los
rumores de renuncia de la altisonante ministra. Y, para complicar aún más el difícil
equilibrio de la única mujer del gabinete, salió a defender su planteo el precandidato a
gobernador peronista, Eduardo Duhalde, el hombre que parece haber sepultado el sueño
reeleccionista del presidente.
La usina de nombres lanzó la candidatura del secretario de Planeamiento Estratégico,
Jorge Castro. Entusiasta menemista, suele abundar ante sus interlocutores con las bondades
de la sociedad informática. No nos dan ni para aulas y Castro sueña con
sofisticaciones hiperinformatizadas, sonreían ayer en el Palacio Sarmiento
descreídos de un recambio de ministro en los últimos siete meses de gobierno. Claro que
el complaciente funcionario jamás protagonizaría trifulcas semejantes con el
perezoso Roque.
En realidad, la disputa Decibe-Fernández se remonta al comienzo de su gestión. Yo
no aprendí nada en la escuela pública, dijo él al poco tiempo de reemplazar a
Domingo Cavallo. Defensor a ultranza del libre mercado, el economista cordobés doctorado
en la Universidad de Chicago pretendería que las escuelas compitan entre sí y en lo
posible generen sus propios recursos. En definitiva, que sobrevivan los más aptos.
Desde Educación, en cambio, se aferran al rol central del Estado para impulsar políticas
públicas que, dicen, permitan compensar las desigualdades. La convivencia en
el gabinete es más que conflictiva. El sabe de la antipatía social que provocan sus
definiciones. Ella aprovecha ese flanco y lleva la batalla a los medios. El Presidente los
deja pelear públicamente hasta que lauda. Conserva a los dos, y hacia afuera acuerda con
el discurso de ella pero siempre termina avalando los recortes de él. El Fondo Monetario
Internacional es más fuerte.
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