El País de Madrid
Por Ferrán Sales desde Jerusalén
Siete jóvenes palestinos
resultaron ayer heridos por los disparos de soldados israelíes cuando se manifestaban en
diversas localidades de Cisjordania en protesta por el aplazamiento de la proclamación
del Estado palestino, que debía de haberse efectuado ayer al finalizar los cinco años de
autonomía establecidos en los Acuerdos de Oslo. El aplazamiento fue decidido la semana
pasada por la cúpula de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) a fin de
no interferir con las elecciones generales israelíes del próximo día 17.
Las manifestaciones de protesta convocadas por las milicias juveniles del partido
gubernamental palestino, Al Fatah, y por los opositores radicales del Frente Popular para
la Liberación de Palestina discurrieron por las localidades de Hebrón, Ramala y
Beitunia. En esta última localidad, próxima a Jerusalén, se congregaron más de 1000
estudiantes con gritos hostiles al proceso de paz y a favor del nuevo Estado palestino.
Los manifestantes se lanzaron al encuentro del ejército israelí, que mantiene un puesto
de control en la carretera, con piedras y cócteles molotov. El primer ministro israelí,
Benjamin Netanyahu, y el ministro de Relaciones Exteriores, Ariel Sharon, aprovecharon
ayer la oportunidad para celebrar el aplazamiento de la proclamación del Estado
palestino, y aseguraron que se trataba de un retroceso de Yasser Arafat y de
un triunfo de su política.
Somos hostiles a un Estado palestino soberano que pudiera dotarse de armas, aliarse
con Irak e Irán y crear plataformas terroristas a nuestras puertas, afirmó
Netanyahu en plena campaña electoral. Con el recurso del miedo a los palestinos, el
candidato conservador trata de superar los ocho puntos que lo separan de su principal
rival, el laborista Ehud Barak.
Por otra parte, 500 personalidades israelíes de la política y la cultura suscribieron
ayer un manifiesto a favor del Estado de Palestina. Los firmantes del documento proponen
que Jerusalén permanezca unificada y se convierta en la capital de los dos Estados.
Tensión por Córcega
El primer
ministro francés Lionel Jospin dijo ayer que no renunciará por una torpe operación
policial en Córcega que ha manchado la estricta política de ley y orden de su gobierno
en la isla mediterránea. No veo cómo podría surgir la pregunta, dijo Jospin
durante una entrevista de televisión preguntado sobre si renunciaría por el escándalo
en el que la policía presuntamente ordenó incendiar un restaurante en la playa.
Está claro que enfrentamos una crisis. El problema es superarla, agregó
Jospin a la cadena de televisión francesa TF1.
Políticos de oposición y dirigentes separatistas corsos instaron a Jospin y a su
gobierno a renunciar después que el prefecto Bernard Bonnet, el más alto funcionario del
gobierno francés en Córcega, fue puesto bajo custodia como parte de la investigación en
torno al incendio premeditado. Seis agentes de la policía paramilitar de elite se
encuentran también bajo investigación tras admitir que recibieron órdenes de sus
superiores, no identificados, de incendiar el restaurante, que fue construido en la playa
sin permiso. Jospin indicó que Bonnet fue destituido de su cargo y será reemplazado en
una reunión de gabinete en la mañana de hoy. Agregó que también disolvió la oscura
unidad de gendarmes sospechosa de incendiar el restaurante. El premier francés dijo
además no saber lo que pasó en el restaurante, alegando que el
gobierno no está en Córcega y no vive en medio de esas pasiones contradictorias.
|