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“Menem nunca tomó partido a favor de mi candidatura”

A tres días de la interna bonaerense, Antonio Cafiero está tranquilo, convencido de varias cosas: de que sacará la minoría, de que votará
a Duhalde para Presidente y de que Menem no lo apoyó.
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Cafiero sostiene que el domingo se “volcarán algunas urnas”, pero no está muy preocupado. Dice que sus candidatos son Duhalde-Ortega.

Por Diego Schurman

t.gif (862 bytes) El mundo transcurre a distintas velocidades. Una fuera del despacho, otra dentro.
–¡¡¡El senador lo está esperando!!! –dice agitado Carlos Campolongo, acelerando el paso de Página/12.
Pero Antonio Cafiero no muestra el mismo apuro. Saluda amablemente. Invita a tomar asiento. Y antes de comenzar la charla se esmera en encender un cigarro holandés.
“Van a volcar los padrones. Van a hacer trampa y no tengan dudas de que vamos a reaccionar”, dice parsimonioso, como si describiera un hecho lejano, mientras exhala una interminable bocanada de humo.
–Habla como si fuera algo natural.
–Yo tengo confianza en que Duhalde no va a admitir un fraude. Pero estoy convencido de que alguno de sus hombres, que necesitan defender sus cargos locales, van a hacer fraude.
–¿Quiénes?
–No... no... Es un tema que no se puede dominar.
–...Pero si usted sabe quién...
–...Mire, Duhalde me prometió garantías que no cumplió.
–¿Qué le prometió?
–Que la elección iba a ser la segunda quincena de mayo. Y al final la convocó para el 9. Me dijo que iba a contratar al Correo Argentino para el traslado de las urnas y el escrutinio. Me prometió que iba a recomponer la junta electoral, que me desfavorece 7 a 1. Nada de esto se cumplió.
–¿Y entonces?
–Vamos a estar atentos. Para empezar ya existe un fraude intelectual.
–¿Un fraude intelectual...?
–Sí, porque en la boleta de Ruckauf aparece arriba y con caracteres enormes “Duhalde Presidente”. Y la gente no va a votar a favor o en contra de Duhalde, sino a favor o en contra de Cafiero. Yo, además, impugné esa lista sábana ante la Justicia porque aparece primero Duhalde, que es candidato a diputado nacional y recién después Ruckauf, cuando el cargo más importante que se disputa es el de gobernador.
–¿Y qué otro tipo de fraude prevé?
–Bueno, que el escrutinio no lo haga el Correo ya me hace dudar.
–¿Por qué no lo hace el Correo?
–Nos pedían 1,2 millón de pesos. Era caro, pero era subsanable. Pasaron los días y el Correo nos comunicó que no tenía tiempo para participar. Y ahora se venció el tiempo.
Camino a La Plata
Cafiero se distrae. Campolongo entra y sale del despacho con una parva de papeles. Entre ellos algunas encuestas de los últimos días. Ninguna de las que se conocen lo dan ganador. Y eso alimenta las sospechas de que desde la Casa Rosada –donde se augura un buen resultado para mantener vivo el liderazgo de Menem– se intentará “embarrar” los comicios.
–Es posible que se genere un clima litigioso– reconoce–, pero la verdad es que ahora comenzamos a ver cosas que antes no veíamos.
–No parece un buen argumento. En los últimos días se sumaron presentaciones para suspender la interna. Dos de ellas las hizo Roberto “Roby” Fernández, uno de los pioneros de la cruzada reeleccionista.
–Yo las rechacé de plano. Pero qué voy a hacer...
El senador suspira. Por primera vez parece perder la paciencia, y amaga con sacar otro Café Crème de su cigarrera. Pero no es más que parte de su coreografía. Inmediatamente se arrellana en su sillón y espera la siguiente pregunta.
–Ruckauf lo acusó de obstaculizar la carrera presidencial de Duhalde.
–Mi intención no es debilitarlo. Pero él mismo generó el cortocircuito al nacionalizar la campaña.
–¿Por qué Ruckauf no debatió con usted? –Dicen que el ganador no arriesga...
–Usted le puso condiciones.
–No, no. Yo le dije que la hagamos en cualquier condición, pero al final no se animó.
–Si hoy fuera la elección a presidente, ¿a quién votaría?
–¿Yo? A Duhalde.
–¿Aunque surja después una candidatura alternativa?
–No visualizo otra candidatura.
–¿Ni la suya con Carlos Reutemann o Eduardo Menem?
–Por ahora no. Le saco el por ahora porque si no pierde fuerza. Ponga no.
–Entonces le hubiese convenido poner en la cabeza de su boleta el lema “Duhalde Presidente”, igual que Ruckauf.
–Algunos amigos así lo propusieron y creo que fue Duhalde el que dijo que no.
El patriarca de bronce
No se siente muy a gusto hablando de Duhalde. Lo debe atacar. Pero cómo hacerlo a quien será su candidato a presidente. No pasa exactamente lo mismo con Menem, de quien reconoce esperaba más respaldo del que finalmente obtuvo.
–¿Se arrepiente de haberse presentado como el candidato de Menem?
–Menem está convencido de que yo soy el mejor candidato. Lo que para mí no es malo. Pero él no tomó partido a favor de mi candidatura.
–Aunque sí de la de Luis Patti.
–Sí. Y, en cambio, no hablo de mí, ni bien ni mal. Es más, en un discurso dijo: “Yo estoy por arriba de esta elección”.
–¿Se siente desamparado?
–No. Yo nunca conté a Menem como un factor decisivo de mi posición. No lo puede desechar porque es un apoyo importante. Me apoyan los duhaldistas críticos, los orteguistas decepcionados y los cafieristas duros que siempre me acompañaron.
–Algunos creen que es funcional porque legitimaría la candidatura de Ruckauf y Duhalde.
–Sí, es verdad. Pero a la vez logro la movilización del peronismo, algo que faltaba.
–Más allá de las chicanas, ¿cree que Ruckauf sería un mal gobernador?
–Yo digo que yo sería mucho mejor que él.
–No me contestó.
–Deme una licencia...
–¿Imagina un acercamiento entre Menem y Duhalde?
–Soy medio ingenuo y a la vez optimista. Cuando se asomen al precipicio y vean que pueden caerse van a tener que repartir poder y tolerarse.
–¿No escuchó a los duhaldistas decir “qué pena que Antonio termine su carrera así”?
–Sí. Yo le dije a Duhalde en persona que su estrategia de derrotar primero a Menem para derrotar después a la Alianza no va por buen camino, porque puede ganar con Menem, tal vez sin Menem, pero nunca contra Menem. Y le dije que revise su estrategia de imponer un candidato porque eso representa un gesto autoritario.
–Ahora me está convenciendo de que usted es funcional al menemismo.
–Pero no es mi intención.
–Pero si le llega a ir bien, y esto es que alcance el 30 por ciento, lo que revitalizaría a Menem, se podría profundizar la interna del PJ.
–Y sí. Pero lo que yo busco es la unidad. No lo pude hacer a través del diálogo. Entonces ahora lo busco a través de una posición de fuerza. De otra manera, sería el patriarca de bronce, que no logra nada.

 

 

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