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El encubrimiento aparece
en la ruta de la Federal

Por complicidad o negligencia, la Policía vuelve a estar sospechada en el atentado contra la Embajada. La Comisión Bicameral cedió la pericia sobre la cinta aparecida a la misma fuerza.

El jefe de la Federal, comisario general Pablo Baltazar García.
Asistió a la conferencia de prensa con legisladores.

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Por Raúl Kollmann

t.gif (862 bytes) La Policía Federal maniobró, falsificó informes y escondió una orden durante siete años para encubrir negligencias habituales o directamente premeditadas del día del atentado. Esto es lo que quedó claro en la jornada del martes con el caso de la cinta que descubrió la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Atentados. En 1992, la fuerza dijo en forma oficial que no hubo una orden al patrullero de la zona de la Embajada en la que se le indicó que abandone el lugar justo unos minutos antes del atentado. Ahora apareció una cinta en la que queda probado lo contrario. En 1992, la Federal afirmó oficialmente que las grabaciones del Comando Radioeléctrico se habían borrado. Ahora se demostró lo contrario. En 1992 los agentes que iban en el patrullero afirmaron que concurrieron a la Cancillería a las 14.45 por un robo, pero la denuncia de ese hecho recién se produjo a las 17. Ahora, además, se cambió la versión: dicen que fueron a la Cancillería por una manifestación que nadie verificó y que nadie recuerda. En suma, la Policía Federal, por entonces al mando del comisario Jorge Pássero, no sólo no custodió la Embajada de Israel sino que está fuertemente sospechada de haber tapado todo lo que pasó.
Los hechos de aquel 17 de marzo son nítidos. Un agente debía custodiar la Embajada hasta las 14 y a esa hora se fue. Es un movimiento irregular porque el que está de guardia debe esperar su relevo. El agente que debió llegar a las 14 nunca llegó. En la causa judicial sostuvo que se quedó enel cuartel haciendo trabajos de talabartería. El patrullero de la zona tenía que pasar frente a la Embajada; hubiera constatado que no había guardia, por lo que seguro iba a pedir un reemplazo. Supuestamente recibió una orden y pasó por el lugar, pero sin detenerse ni verificar que hubiera guardia. Como se ve, es una serie de coincidencias más que sospechosas.
Las hipótesis que se manejaban ayer eran cuatro:
* Primera hipótesis: que todas las maniobras se hicieron porque hubo algún nivel de complicidad directa de hombres de la Federal con el atentado, es decir con los terroristas. Aunque esta teoría tiene pocos adeptos, el diputado radical Melchor Cruchaga sugirió que hay elementos objetivos que indican que esta alternativa debe investigarse.
* Segunda hipótesis: que hubo algún dato o un alerta de que podría producirse un atentado. Esto es lo que habría promovido los movimientos para que nadie de la fuerza terminara afectado por la explosión. En la Comisión Bicameral hay varios miembros que tienen esta sospecha.
* Tercera hipótesis: todo fue producto de la negligencia de la fuerza y las maniobras de la Federal tuvieron el objetivo de encubrir semejante ineficacia. Por eso se habría inventado lo del robo o la manifestación en la Cancillería. Cuando los tripulantes del patrullero vieron que la investigación –por obra del embajador Itzhak Avirán y la Bicameral-empezaba a apuntar sobre ellos, revelaron la cinta para defenderse. “Nosotros no tuvimos la culpa, recibimos una orden”, es lo que pretenden dejar en claro, adjudicándoles la maniobra de encubrimiento a sus superiores.
* Cuarta hipótesis: el patrullero efectivamente pasó por la Embajada, vio el coche bomba segundos antes del atentado, pero no hubo reacción ni intervención de ningún tipo. Cuando se produce el estallido, obviamente la Policía Federal no podía decir que sus hombres vieron todo pero no reaccionaron. De manera que hubo que preparar una coartada, lo que incluyó el invento del robo y la manifestación en la Cancillería, la elaboración de una cinta con la orden al patrullero de desplazarse y otras maniobras de ese estilo. Esta variante es la más estudiada por los investigadores.
Lo más grave de todo es que las historias oficiales de la Policía Federal no cierran. La frutilla de la torta se puso en la antevíspera en la Comisión Bicameral, al decidir que sea la misma Federal la que realice una pericia sobre la cinta mágicamente aparecida.

 

Claves de un debate
Por R.K.


La aparición de la cinta clandestina de la Policía Federal agudiza el debate sobre el papel jugado en la investigación por esa fuerza, el Ministerio del Interior y la Corte Suprema.
El primer informe oficial de la Policía Federal –revelado en exclusiva por Página/12 en el pasado mes de marzo– exhibe información falsa del mismo estilo: no hubo coche bomba, se detectaron israelíes que entraron clandestinamente al país, se estaba negociando un plan para asentar judíos en la Patagonia, lo que produjo el estallido fueron explosivos que estaban dentro de la embajada. Los propios peritajes de la Federal, la Gendarmería y especialistas de España, Israel, Estados Unidos y Alemania demostraron lo contrario. La Corte Suprema y en especial el secretario a cargo de la investigación, Horacio Bisordi, orientó la pesquisa también hacia los israelíes. Pese a los peritajes, los restos del coche bomba y el cráter sobre la calle, los ministros de la Corte se negaron a reconocer que la explosión fue afuera y hasta contrataron a ingenieros, sin experiencia alguna en explosiones, para tratar de echarle la culpa a los propios israelíes. Recién ahora, después de siete años, reconocen que la explosión fue producto de un ataque con un coche bomba.
En semejante ambiente, se inscribieron las maniobras de la Federal para tapar el hecho de que la embajada no tuvo custodia alguna y que todos los que tendrían que haber garantizado la seguridad estuvieron ausentes.

 

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