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PROCESAN A GAGGERO Y DE FORTUNA
Cavallistas en apuros

Bagnasco consideró que Hugo Gaggero cobró parte de la
“gratificación” de IBM a los directivos del Banco Nación y que De Fortuna encubrió la operación prestándole su cuenta en un banco suizo.

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Adolfo Bagnasco, el juez federal a cargo de la investigación sobre el affaire IBM-Banco Nación.
Consideró que las explicaciones que le dio Gaggero en su declaración fueron “una burla”.

Por Adriana Meyer

t.gif (862 bytes) El juez federal Adolfo Bagnasco procesó al ex vicepresidente del Banco Nación, Hugo Gaggero, por cohecho y defraudación, y al ex administrador de Aduanas, Walter Pascual de Fortuna por encubrimiento. El magistrado consideró que Gaggero cobró parte de la “gratificación” de la empresa IBM (37 millones) a los directores del Banco Nación por haber direccionado el proceso licitatorio en su favor, lo que concluyó con la firma del contrato Proyecto Centenario para informatizar todas las sucursales bancarias, por un monto de 249 millones de pesos. Gaggero había dicho que le pidió prestada la cuenta suiza a su amigo De Fortuna por pedido de un “tercero”, lo cual fue considerado por Bagnasco como una “burla”.
El nuevo capítulo del megaescándalo informático IBM-Banco Nación se produce a partir de la información que recibió el juzgado durante los primeros meses de este año y de la presentación espontánea que hizo el 10 de marzo el millonario De Fortuna, quien quiso adelantarse a la llegada de los datos desde Suiza que lo involucrarían. El ex funcionario de Domingo Cavallo fue indagado por pedido del fiscal Carlos Cearras y reconoció que es el titular de la cuenta 127511 EWAD del Citibank de Zurich, en donde los investigadores habían detectado 480 mil dólares que integraban la ruta de la coima. Pero aseguró que se la había prestado a Hugo Gaggero. De Fortuna dijo desconocer el origen de ese dinero, pero Bagnasco consideró que “no podía escapar a su conocimiento que Gaggero, siendo funcionario de la administración pública, no podía haber tenido acceso a semejantes sumas, sino a través de una actividad ilícita”. Según la resolución a la que tuvo acceso Página/12, el juez entendió que De Fortuna “tampoco justificó suficientemente el motivo por el cual no indagó sobre la procedencia de los fondos”.
Además de los dichos de los propios imputados, el juez contó con la documentación relativa a la cuenta 7606 Filasa del Banque Privée Edmond de Rothschild de Luxemburgo que da cuenta del ingreso de 480 mil dólares a la cuenta 127511 EWAD. Esa transferencia recorrió la misma ruta que el dinero que se derivara a las cuentas de los ex directores del Banco Nación Alfredo Aldaco y Genaro Contartese y –según Bagnasco– tuvo el mismo “modus operandi” para desviar y ocultar los fondos.
Gaggero había sido procesado por Bagnasco en abril de 1996, pero la Cámara Federal revocó esa medida. Tras la revelación de su amigo, el juzgado lo volvió a indagar y en esa declaración el ex funcionario manifestó que la transferencia a Suiza de casi medio millón de pesos la había hecho por orden de un “tercero”, que se reservaba la facultad de nombrarlo y que aportaría esos datos “oportunamente” al tribunal. Bagnasco tomó como una “burla” estas respuestas porque jamás aportó la información prometida y la existencia del “enigmático tercero” nunca fue comprobada. El magistrado consideró que Gaggero también incurrió en el delito de defraudación a la administración pública por administración fraudulenta porque “no formuló ningún tipo de objeción ni se preocupó por el asesoramiento en cuestiones informáticas” en relación al Proyecto Centenario.
La Compañía General de Negocios (CGN) –del banquero Carlos Rohm– informó que el 10 de mayo de 1994, por órdenes verbales de Marcelo Cattáneo, pasó tres millones a la cuenta 853-0. Juan Ignacio García del Río reconoció que retiró 193 mil pesos en efectivo de esa cuenta. Sus titulares eran quien fuera en vida Roberto Julio García –padre del imputado– y Haroldo Omar Bearzi, mientras que él era el apoderado.
El agente de bolsa Eduardo Pellet Lastra “prestó (a Aldaco y Contartese) la colaboración necesaria para la apertura de las cuentas en el exterior y facilitó el ocultamiento de sus identidades detrás de la pantalla que significó que dichas cuentas quedaran a nombre de sociedades. A través de su experiencia en transacciones bancarias efectuó las gestionespertinentes para que los fondos recorrieran un confuso camino, que ha podido ser en parte desentrañado”, afirmó el magistrado. Con relación a Bearzi, el juez consideró que, si bien era el co-titular de la cuenta 853-0, “no se ha acreditado fehacientemente que éste tuviera poder de disposición de los fondos de la misma”.

 

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