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Un día de puro terror para el Trencito Travieso

Un ladrón se metió en un jardín de infantes de San Justo y con un cuchillo amenazó a padres y maestros. Después lo atraparon.

El ladrón aprovechó la entrada de un padre para meterse al jardín.
Amenazó con matar a los chicos, pero nunca entró en las salas.

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t.gif (862 bytes)  Como todas las mañanas, padres y chicos se amontonaban en la puerta del jardín El Trencito Travieso de San Justo para entrar. El ladrón aprovechó la ocasión para entrar con ellos. Pocos minutos después, cuando los chicos ya estaban en las aulas, las maestras y algunos padres miraban azorados la hoja del cuchillo con que los amenazaba un muchacho de 20 años y les pedía la plata y objetos de valor que tuvieran. Luego huyó en un remís con un magro botín, pero la policía, alertada por una maestra con celular, lo pescó a unas cuadras de allí. El ladrón se trenzó en un tiroteo del que salió herido y detenido.
Mauro Gabriel López, de 20 años, se coló con un hombre que llegaba con su hijo al jardín, en el que los padres habitualmente acompañan a los chicos hasta adentro. Cuando el hombre se acercó a la puerta, López se coló con él mientras lo amenazaba con un cuchillo de cocina, e insistía a las personas que aún quedaban afuera para que ingresaran. Una vez adentro, amenazó a los padres y a la directora para que le entregaran el dinero y los objetos de valor que llevaban. El botín que consiguió no fue muy importante: anillos, relojes, y unos diez pesos que la directora se disponía a entregar a una de las mamás. Previsor, encerró a las maestras en un baño y le preguntó a la directora si había teléfonos en la escuela. La respuesta fue negativa, y el muchacho comenzó a planear su huida.
“Nos amenazó con un cuchillo para que le diéramos los objetos personales porque si no, nos mataba o mataba a los chicos; pero en realidad nunca ingresó a las salas”, dijo Martha de Ortega, directora del jardín ubicado en Juan Florio 3624 del barrio de San Justo, en el partido de La Matanza, al que asisten cerca de 50 chicos. Pero López no fue tan previsor: una maestra logró alejarse de su vista y llamó desde su teléfono celular a la policía mientras él evaluaba las posibilidades para escapar. En la entrada del Trencito Travieso, una mujer descendía con su hijo de un remis. López lo abordó, y le exigió al remisero que continuara hasta la localidad de La Tablada, pero su viaje no duró demasiado.
La policía lo encontró a unas diez cuadras de la escuela, en la esquina de Adolfo Berro y Sarandí, y comenzó el tiroteo. El remisero se arrojó fuera del auto y López intentó continuar solo mientras disparaba con un revólver calibre 22 que llevaba consigo. A los pocos minutos fue herido en una pierna y se entregó. Más tarde fue internado en el policlínico de San Justo con custodia policial de la comisaría 1ª de San Justo. A esa comisaría se acercaron luego padres y maestras a recuperar sus pertenencias; el dinero no fue devuelto porque, según fuentes policiales, el joven lo habría arrojado por la ventana del auto durante la persecución. La causa por “robo agravado por uso de arma, atentado y resistencia a la autoridad y abuso de arma”, es investigada por el fiscal número 4 Daniel Sueiro.
A pesar de que los chicos casi ni se enteraron de lo que pasaba en el jardín, el incidente asustó a la directora, quien señaló que en dos oportunidades entraron ladrones por los techos, pero el Trencito Travieso estaba vacío. En cambio, consultado por este diario, el subcomisario Miguel Flamenco le restó importancia al hecho con una peculiar comparación: la masacre de Denver en los Estados Unidos. “Fue un hecho delictivo común de un oportunista; no hubo bandas armadas, ni cuestiones como en el caso de Estados Unidos; no fue un hecho traumático”.

 

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