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Por Marcelo Raimon En varias de sus biografías la fecha es 6 de mayo. Pero la verdad es que Guy Williams, el más célebre de los actores que interpretaron a El Zorro, murió el 7 de mayo de 1989, hace hoy una década, en su departamento de la calle Ayacucho al 1900, en Buenos Aires. Había decidido instalarse aquí empujado por los negocios, las oportunidades de trabajo y un fulminante amor, más de veinticinco años después del rodaje de aquellos capítulos de la serie que lo convirtieron en ídolo de niños y adolescentes en muchos países del mundo. Sin embargo, su muerte apenas si mereció algunas necrológicas en los diarios argentinos de mayo de 1989, en plena época de la hiperinflación. Hoy, cuando las viejas series de El Zorro siguen girando en las pantallas televisivas de todo el mundo, la popularidad de Williams es notable en Estados Unidos, donde tiene docenas de clubes de fans. Parte de esa amplia organización de admiradores está empeñada en conseguirle una estrella en las famosas veredas de Hollywood. Guy había nacido en Nueva York como Armando Catalano, hijo de un oficial del ejército italiano que emigró a Estados Unidos. Su aporte al Zorro, personaje que en la historia interpretaron también, entre otros, Douglas Fairbanks, Tyrone Power, Alain Delon y Antonio Banderas, fue en exactos 74 capítulos de media hora y 6 de una hora, filmados entre 1958 y 1970. Después, la serie televisiva dejó de existir, pero el personaje de Don Diego de la Vega ya era famoso para siempre. Convertido en millonario por el súper éxito mundial de la serie, y por las presentaciones que hacía en todas partes en su papel de El Zorro, Williams vino por primera vez a Buenos Aires en 1973, algunos años después de terminar el contrato que lo unía a la CBS para hacer Perdidos en el espacio. Las giras con el personaje del Zorro lo habían llevado también por México, Canadá y varios países de Europa, pero en ninguna parte cosechaba el cariño que obtenía aquí, según decía. En 1978 llegó otra vez, de la mano de un contrato con Canal 13 para participar del programa que por entonces tenía Jorge Porcel. El programa, un sketch con el humorista disfrazado como el enmascarado y una canción que quedó en la memoria de una generación, que decía ¿Quién es, quién es el Zorro? Seguro, seguro que es el Gordo. En los estudios de TV, Guy conoció a un jovencito que engancharon para que trabajara como su partenaire. Era un flaquito, campeón de esgrima, que luego haría carrera, primero como modelo y luego como actor. Se trata de Fernando Lúpiz, a quien Guy adoptó casi como un hijo. A través de Lúpiz, Williams conoció también a Araceli Lisazo, actriz y periodista que flechó el corazón del Zorro que estaba en retirada del romance con su esposa Jenifer, que lo había acompañado hasta aquí y lo mantuvo atado a Buenos Aires por casi una década. ¿Qué hacía en la Argentina de esos años una estrella del primer mundo? Al parecer, no gustaba demasiado del mundillo de Hollywood, un poco porque había mermado su trabajo y convocatoria y otro poco porque su espíritu liberal no cuajaba con la hipocresía de la fábrica de películas. Después de los primeros años de trabajar con Lúpiz en el Circo Real Madrid de los Hermano Segura (con giras que le dejaron muy buen dinero), de codearse con el jetset local en toda reunión que incluyera chicas bonitas y/o asado, y de ver cómo se esfumaba la posibilidad de filmar una película (El Zorro vivo o muerto) en escenarios naturales de Salta que ya había elegido, Williams se dedicó a la buena vida. Invirtió en propiedades y gastó sus horas caminando o tomando café en los bares de la Recoleta. En el medio tuvo una embolia de la que lentamente fue recuperándose, en 1983, y había desistido de una serie de intentos por volver a Los Angeles. Ya había terminado su romance con Araceli y tenía un nueva novia que regularmente lo visitaba en su departamento de Recoleta. Para 1989 se había vuelto a contactar con Lisazo y, en uno de sus encuentros, le prometió una llamada telefónica para el 1 de mayo, el día del cumpleaños de su ex novia.Araceli esperó en vano ese llamado. La novia nueva no asomó por esos días, y fueron los vecinos quienes avisaron a la policía que del departamento de Williams llegaban olores muy fuertes. Su cuerpo estaba tan descompuesto, que Lúpiz contó una vez que lo pudo reconocer en la morgue gracias a los coquetos bigotitos. Sobre su muerte, oficialmente por un paro cardíaco, corrieron versiones de todo tipo. Que había dinero de por medio, gente interesada en cobrar una deuda de una de sus novias (las que tuvo después de Araceli) y otros detalles misteriosos que hacen del episodio excelente materia prima para uno de esos especiales sobre casos raros que emite el canal estadounidense de cable E!. Al poco tiempo llegó a Buenos Aires el hijo de Guy, Steven, retiró los restos de su padre del nicho adonde habían sido colocados en el panteón de actores del cementerio de Chacarita y los cremó en Los Angeles. Desde mucho antes de la película de Banderas que el año pasado hizo renacer al personaje del justiciero enmascarado de Monterrey, la imagen de Guy Williams venía creciendo en Estados Unidos, donde varios clubes de sus seguidores tienen sitios en Internet. El principal de esos grupos es el que está reuniendo firmas para que El Zorro tenga su estrella en el Hollywood Walk of Fame. El proyecto se llama Give the Guy a Star y está liderado por las chicas de la Guy Williams Obsession League (GWOL). Para sumarse a la iniciativa solamente hay que enviar una carta y una solicitud de adhesión a PO Box 6694 - Omaha, NE 68106 - Estados Unidos. El website de la GWOL está en www.geoci ties. com/TelevisionCity/Stage/8312/, repleta de fotos y cartas de fanáticos del mundo. También tiene su página el hijo de Guy, en www.zorrofx.com/dads_pg.htm, y muchas otras pueden encontrarse siguiendo los links que incluyen esos sitios. Una buena forma de recordar al viejo Guy, la estrella de los niños de todo el mundo que eligió Buenos Aires para morir, y para regalarle parte de su leyenda.
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