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LA ELECCION SEGUN CAFIERO
El bunker perdedor

 


Por Adrián H. Mouján

t.gif (862 bytes)  "Es una verdadera proeza haber obtenido la minoría enfrentando a la maquina electoral más poderosa que tiene el justicialismo en este momento". El comicio peronista bonaerense había cerrado hacía ya una hora y Antonio Cafiero seguía insistiendo con que su lista había obtenido la minoría y mostraba una gran satisfacción por la tarea que realizó su equipo. Pero sentados en las butacas, los operadores de Alberto Pierri, Federico Scarabino y Juan José Alvarez, los dirigentes en los cuales se sustentaba la precandidatura del senador bonaerense, no podían ocultar sus caras largas, y a medida que pasaban los minutos y se conocían los datos que indicaban una derrota en distritos claves se quedaron sin respuestas ante la requisitoria periodística.

La posición de la lista integrada por cafieristas, menemistas y pierristas respecto al tan mentado tema de la minoría se fue resquebrajando a medida que pasaban los minutos y cada salida de Carlos Ruckauf y el vicegobernador Rafael Romá para anunciar que la lista de Cafiero no iba a obtener la minoría, era un golpe durísimo.

"No vamos a aceptar que jueguen con nosotros, la minoría la conseguimos en las urnas, no es un regalo de nadie", bramó un operador del pierrismo cuando se enteró de que Romá aseguró que el triunfo de la lista de Ruckauf había sido del 80 por ciento y que el cafierismo no había alcanzado la minoría.

Los movimientos de los operadores del pierrismo delataban el nerviosismo. Los datos que venían del conurbano no eran alentadores y tampoco era una buena señal que el candidato del sector no hubiera estado acompañado en las conferencias de prensa ni por Pierri ni por su candidato a vice, Federico Scarabino. Justamente en los distritos de ambos, La Matanza y Quilmes, el duhaldismo comenzaba a dar señales, desde el mismo inicio del escrutinio, de dar un batacazo. Hecho que finalmente se concretó pasadas las 10 de la noche.

Mientras tanto, Cafiero daba otra versión de los hechos, basado en datos de boca de urna de Marcelo Capurro, de la encuestadora ITEC, que le daba un 36 por ciento a su favor. "Este es un resultado que convoca a la unidad del peronismo. Menem y Duhalde deben buscar los consensos y las fórmulas para poner fin al enfrentamiento que afecta al partido", afirmó Cafiero, quien descartó cualquier postulación presidencial. "Sería como pedirle a Carlos Bianchi que me ponga a mí en lugar del mellizo Guillermo Barros Schelotto", ironizó el veterano dirigente quien agregó para cerrar el tema: "no se puede armar una candidatura presidencial en serio y lanzarla para una elección que se va hacer en cuatro o cinco semanas".


Una cautela calculada disimuló la euforia en el bunker ganador

Eduardo Duhalde compartió el triunfo junto a Carlos Ruckauf pero ambos midieron cada una de sus palabras. Otra vez se escuchó aquello del "candidato natural" y el "fin del modelo".

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Por Felipe Yapur

t.gif (862 bytes) Las elecciones internas del PJ bonaerense se jugaron en la provincia pero lo más importante sucedió en Capital Federal. Tanto los candidatos como la junta electoral funcionaron en la ciudad de Buenos Aires y quedó demostrado que la de ayer fue una pelea de aparatos, el de Eduardo Duhalde contra el menemismo. El gobernador intentó demostrar que el triunfo le perteneció a Carlos Ruckauf, pero no lo logró. "Nadie escuchará de mi boca decir que se profundizará el modelo. Si el Presidente insiste, será desautorizado", dijo y Ruckauf lo reafirmó: "Hemos oficializado la fórmula presidencial del justicialismo".

Muy poca militancia esperó los resultados. Apenas un centenar de simpatizantes se reunió en la sede duhaldista. Y el balcón fue utilizado para enviar mensajes al presidente Carlos Menem. Este papel estuvo reservado para Carlos Ruckauf que, casi como un hincha de fútbol, no tuvo empacho en gritar que: "Se siente, se siente Duhalde Presidente". Claro, unos minutos antes habían anunciado a la prensa que no había lugar para el menemismo en el justicialismo bonaerense y, por razonamiento casi lógico, tampoco lo hay para la fórmula presidencial.

Duhalde, que también se mostró cauto, no pudo con su genio y ante la insistencia del periodismo para saber cuál era su opinión con respecto a la participación del Presidente en la campaña proselitista, advirtió que "no habrá dos campañas electorales. Soy una persona grande, doy y acepto consejos, pero la fórmula entrega el programa y lo aprueba el congreso". Aún así no quiso relacionar el triunfo bonaerense con su precandidatura presidencial. "Es preciso adelantar las internas, no podemos seguir esperando", anunció y le dio el pie a Ruckauf para sea el vocero de sus pensamientos. Y el vicepresidente dedicó su victoria: "Este es el triunfo del proyecto Duhalde Presidente".

Los máximos dirigentes se mostraron cautos, no quisieron hablar directamente de los contrincantes. Ese lugar quedó reservado para los operadores: "El próximo destino de (Alberto) Pierri será un caño. El lunes, Eduardo Camaño, llegará al Congreso para pedirle la presidencia". Y no pararon de sonreír, como les enseñó Ruckauf.

Sin duda, fue una fiesta de la dirigencia y de los que se nutren de las necesidades de los candidatos. Ayer fue posible ver al encuestólogo Ricardo Rouvier exultante. "No me equivoqué como mis trabajos y, lo más importante, a los intendentes que les hice sondeos ganaron. Ergo, voy a cobrar", dijo y se sumó al grupo de los que sonreían.

En la sede duhaldista hubo muchos rostros alegres pero la información de las mesas escrutadas brilló por su ausencia. El actual vicegobernador de Buenos Aires, Rafael "Balito" Romá, fue el encargado de anunciar los escuetos datos que llegaban a la mesa de Duhalde Presidente. Mientras Balito se esforzaba en leer el resultado de una mesa perdida en la inmensidad de la llanura bonaerense, en la puerta de la sede la historia era diferente. La gente gritaba el gol de Martín Palermo durante el partido de River-Boca que lo veía en la pantalla gigante que el equipo de Duhalde había ubicado para que la multitud pueda ver a sus líderes. Pero fue el propio Balito el primero en decir que la lista de Cafiero no había alcanzado la minoría: "Alcanzamos el 80 por ciento y ellos no llegan al 20", aseguró.

Ramón Ortega fue el último en llegar a la sede. Su gente había anunciado que no se haría presente. "Lo que pasa es que Palito tiene gente en la lista de Cafiero", lo justificaron. Pero luego apareció, no podía estar ausente y lo convocaron. El tucumano no logró disimular el cansancio y el sueño. Mantuvo, como siempre, un estricto segundo plano durante la conferencia de prensa y evitó hablar. Sus colaboradores agradecidos, nadie hubiera soportado un furcio más.

LA VENTANA  INDISCRETA

 

Cuando la discusión por la minoría amenazó con provocar un escándalo, el diálogo entre duhaldistas y cafieristas se interrumpió. Pero la intervención de Daniel Tognetti, movilero de "Caiga Quien Caiga", modificó la situación. Tognetti conectó a Fernando Galmarini y Felipe Solá con la intención de obtener algún dialoguito picante, pero primó el humor entre ambos dirigentes justicialistas. "Pero Felipe, ¿Cómo hacemos, vamos nosotros para allá o vienen ustedes para acá?", preguntó Galmarini a los gritos, dándole aire al rumor que tenía tensos a todos los presentes para saber si Cafiero iba a caminar tres cuadras hasta el comando duhaldista o si iba a ser Ruckauf quien tuviera el gesto.

Carlos Campolongo, quien alterna los roles de vocero de Antonio Cafiero con el de profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), debió soportar algunas cargadas de los periodistas que cubrían las alternativas del comicio interno bonaerense en el cuartel cafierista. Las bromas, mechados con algunos cuestionamientos, se basaban en la fama de "bochador" a la hora de los exámenes --suele decir que a aquellos que estudian y a la vez trabajan en medios hay que "exigirles el doble-- y a una "borrada" que se pegó el viernes pasado, cuando todos sus colegas dieron clase en la calle en repudio al recorte presupuestario del gobierno.

Felipe Solá estaba exultante, feliz. Se había convertido en el candidato a vicegobernador por el justicialismo y quería decírselo a cuanto periodista se le cruzara por delante. Fue así que, luego de que Carlos Ruckauf anunciara su triunfo, y ante la ausencia de preguntas al ex funcionario menemista, el "caballero audaz", como se autodenomina, salió a ofrecerse para fotos e interrogatorios. Se paró en la valla que separaba a los periodistas y esperó con paciencia que algún cronista se apiadara y lo entrevistara. Durante minutos esperó, firmó un autógrafo, pero nada. Hasta que una cronista radial se apiadó y le hizo un par de preguntas. El respondió con su mejor sonrisa y después no habló más.

Carlos Ruckauf suele hacer gala de su manejo de los medios de prensa y de saber sonreír para las cámaras. Poco antes de comenzar la primera conferencia de prensa, que lo tuvo a él y a Felipe Solá como protagonistas, no esperó que la gente encargada de la organización comenzara a nombrar a los cronistas por el nombre para que hicieran las preguntas. El mismo se encargó de presentar por su nombre a cada uno de los periodistas que estaba en la sala. Luego posó para cuanta foto le solicitaran y, recién, cuando tuvo que hacer referencia a su contrincante, Antonio Cafiero, cambió la expresión de su rostro y mirando a las cámaras dijo: "Antonio, te estamos esperando".

 

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