El síndrome de China
La OTAN declaró que durante la semana pasada se realizaron los ataques
más importantes contra Belgrado. En uno de los bombardeos, la embajada china en
Yugoslavia resultó totalmente destrozada. Cuatro funcionarios murieron y diez resultaron
heridos. China convocó de urgencia al Consejo de Seguridad de la ONU, pero sólo logró
arrancar de Occidente un coro de lamentos.
International Crisis Group *
La estrategia de la OTAN sobre Yugoslavia no funciona. Los gobiernos occidentales cayeron
en la trampa humanitaria: concentraron cientos de miles de refugiados que fueron
expulsados de Kosovo sin poder evitar que la tragedia humana continúe dentro de la
provincia (...) Es cada vez más claro que la OTAN no puede conseguir sus objetivos sólo
mediante ataques aéreos. De todos modos, una intervención de tropas terrestres en Kosovo
no será suficiente en sí misma para estabilizar a la región. En este momento, el
principal objetivo de la política internacional para los Balcanes debe ser la salida del
presidente yugoslavo Slobodan Milosevic. Las sanciones económicas y el aislamiento
político deben mantenerse.(*) ONG especializada en el análisis de conflictos
internacionales
The Times
Mostrando su frustración por la intransigencia de Slobodan Milosevic de retirar sus
fuerzas de Kosovo, la OTAN decidió alterar su estrategia de bombardeos hacia mediados de
abril. La Alianza Atlántica permitió al general Wesley Clark atacar blancos no
militares. Funcionarios británicos justificaron este cambio como político. Con una
limpieza étnica casi completa en Kosovo, el bombardeo a edificios civiles iba a
desmoralizar a los ciudadanos serbios y por lo tanto a obligar a una capitulación de
Milosevic. Pero si la lucha era por sostener los valores occidentales contra un barbarismo
brutal, los errores de la OTAN y la destrucción varios símbolos de la cultura serbia
algo de lo que no se habla mucho, también es barbarismo.
(Simon Jenkins)
The Economist
La negativa de Occidente sobre el envío de tropas de tierra a los Balcanes fuerzas de
tierra fue un error desde el principio. Un amplio despliegue de tropas, capaz de combatir
en Kosovo, puede no significar un compromiso para usarlas, pero al menos deja la opción
para hacerlo, y eso crea incertidumbre en la mente del enemigo. Es verdad que la decisión
de una invasión terrestre es el último resorte: sería militarmente difícil y
políticamente divisivo. Pero estas dificultades y divisiones pueden ser menos graves que
una derrota. Quizás el bombardeo todavía pueda resolver el problema, pero no es
demasiado tarde para que la OTAN comience a acumular las tropas terrestres en la región.
(Editorial)
Todas las fichas a Rusia
El G-8 (los siete países más industrializados del mundo más Rusia) llegó a
un acuerdo respecto de la integración de una fuerza de paz que eventualmente entrará a
Yugoslavia si su presidente Slobodan Milosevic cede a las otras exigencias de la OTAN. El
enviado ruso para los Balcanes, Viktor Chernomyrdin, buscará que este acuerdo sea
aceptado por Milosevic.
El Mundo
Confirmando los peores temores, los aliados sellaron por escrito la impunidad de Milosevic
(...). Los Ocho se comprometen a un acuerdo político para dotar de autonomía
a Kosovo bajo soberanía yugoslava. ¿Cuáles van a ser los límites de esa autonomía?
¿Aceptarán en estas condiciones volver los refugiados? ¿Será posible la convivencia
entre las dos comunidades? Estos y otros muchos interrogantes quedan en el aire. Pero de
lo que no hay duda es de que la OTAN acepta como interlocutor a Milosevic y de que desiste
de hacerle pagar por su criminal limpieza étnica. La ambigüedad y los eufemismos de este
acuerdo reflejan la impotencia de la Alianza, a punto de ser derrotada políticamente por
el caudillo serbio.(Editorial)
The Independent
Aunque los rusos fracasen en estas negociaciones de paz, al menos han entrado en un
proceso que, finalmente, los neutraliza como potenciales aliados del régimen serbio. Esto
debilita aún más a Slobodan Milosevic, pero a la luz de los últimos hechos, varios
funcionarios occidentales son conscientes de que se enfrentan a un dilema: cómo mantener
a Rusia comprometido con el acuerdo de paz sin diluir los objetivos de esta guerra. A
pesar de la gran preocupación que hay para evitar el aislamiento de Rusia, se sabe que
todo depende de un verdaderamente decisivo resultado militar en Kosovo.(Donald MacIntyre)
Corriere della Sera
El gobierno de Moscú, que firmó la propuesta de los G-8 en Bonn, no podría oponer su
veto al plan de paz en el Consejo de Seguridad de la ONU. Hay que ver qué hace China. En
todo caso, a partir de Bonn empezó a recorrerse un camino que puede llevar a la paz pero
también a la guerra total. Si con algo cuentan los ministros de Relaciones Exteriores de
los G-8 es con el realismo del dictador serbio Milosevic, con su feroz voluntad de
conservar el poder. ¿Es posible ser optimista? Por la parte de Belgrado, las señales
enviadas los últimos días, desde la liberación de los prisioneros norteamericanos a la
visa para Yugoslavia concedida a Rugova, harían pensar que sí. Y Milosevic hasta podría
adelantarse a las presiones occidentales, y retirarse de Kosovo.
(Franco Venturini)
La guerra de los debates
La ofensiva Fuerza Aliada de la OTAN provocó fracturas
ideológicas como ninguna otra guerra euro- pea en los últimos cincuenta años. En la
izquierday en la derecha tiene defensores y detractores acérrimos. Pero unos y otros
coinciden en que la OTAN no ha conseguido ninguno de los objetivos por los que di- ce
haber salido a batallar por primera vez en su existencia.
La Repubblica
Oficialmente, ésta no es una guerra, y no debe serlo. Los generales la conducen como una
guerra. Los comentaristas, a favor o en contra, la llaman guerra a secas. Oficialmente se
llama acción militar, como algo profiláctico, higiénico. Javier Solana la
llama campaña, y después se distrae y dice nuestra guerra. ¿Es
realmente una guerra? Al llamarla con otro nombre, se arriesga a caer en el eufemismo,
cínico o minimizador. Pero también es verdad lo contrario: que al llamarla guerra se le
reconoce una autorización para emplear métodos muy distantes de los que admite una
simple operación de policía internacional.(Adriano Sofri)
The New Republic
La guerra puede no haber significado el fin de la cultura. Pero aquí en Belgrado, sólo
cinco cines no fueron cerrados. Y a los que quedaron abiertos sólo se les permite exhibir
films serbios. Los medios oficiales y otros favorables al régimen de Milosevic se han
puesto comprensiblemente más xenofóbicos. Realmente, la manera con la que se comportó
la OTAN ayudó al régimen a crear una atmósfera a su favor. El régimen también ha
procurado, y hasta ahora conseguido, que se odie a la OTAN más de lo que se la teme. Más
aún, todo invita a los serbios a pensar que los castigan a ellos y no a Milosevic, y que
durante toda la operación Fuerza Aliada ellos han sido las víctimas.(Robert Gladreeper,
seudónimo del corresponsal en Belgrado)
Libération
Tony Blair habló de la guerra de Kosovo como de una guerra ética. Esta
calificación del conflicto parece sospechosa. Sin embargo, la idea debe ser considerada
seriamente. En primer lugar, porque el conflicto de Kosovo es el primer gran conflicto
nacional de estos últimos 50 años donde las consideraciones éticas no son la simple
racionalización moral de intereses geopolíticos. Lo que no significa que esos intereses
hayan estado ausentes. Pero lo que parece nuevo es que las consideraciones éticas
propuestas por la OTAN no constituyen un engaño destinado a enmascarar motivaciones
estratégicas. Desde el punto de vista occidental, al menos, la ética y la política se
completan y se refuerzan.(Zaki Laïdi, investigador en la Fundación Nacional de Ciencias
Políticas)
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