The Guardian
de Gran Bretaña
Por John Gittings
Desde Pekín
El
presidente de China, Jiang Zemin, denunció ayer la diplomacia cañonera de
Estados Unidos, en una declaración que no parecía admitir compromisos. El gobierno de
Pekín recibió al enviado ruso Viktor Chernomyrdin, mientras la administración Clinton
montaba un esfuerzo concertado para superar el desastroso resultado político del
bombardeo de la embajada China en Belgrado de la noche del viernes. El presidente Bill
Clinton emitió otra disculpa pública en una declaración televisada desde la Casa
Blanca, llamando al bombardeo un hecho aislado trágico. La OTAN le brindaría
a China la información completa de cómo y por qué se produjo el ataque, dijo la
secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright. Pero China suspendió
unilateralmente la cooperación con Estados Unidos en temas militares y de derechos
humanos, y aplazó la segunda cumbre ChinaUnión Europea que debía celebrarse el jueves
en Pekín.
La Casa Blanca dijo que Clinton había tratado de telefonear al presidente Jiang para
disculparse personalmente por los bombardeos. Pero la embajada china en Washington dijo
que Jiang no estaba listo todavía para recibir ese llamado. El ministro de Relaciones
Exteriores chino, Tang Jiaxuan, insistió ayer en Pekín en una completa disculpa pública
y abierta, rechazando las disculpas de la OTAN como inadecuadas. También pidió una
investigación a fondo del bombardeo de la embajada, la publicación de los resultados y
un castigo a aquellos responsables.
Mientras las manifestaciones anti-Estados Unidos continuaban en toda China con el apoyo
del gobierno, Pekín suspendió la cooperación militar y las discusiones sobre los
derechos humanos con los Estados Unidos. Los contactos militares de alto nivel y las
conversaciones sobre la no proliferación de las armas nucleares, el control de armas y la
seguridad internacional se detuvieron hasta nuevo aviso. Más señales de tirantez
diplomática llegaron cuando la Unión Europea anunció la cancelación de una cumbre con
China. El canciller alemán, Gerhardt Schroeder, el presidente interino de la comisión
europea, Jacques Santer, y el comisionado interino Sir Leon Brittan debían concurrir el
jueves a la cumbre de un día en Pekín.
Miles de manifestantes anti-OTAN siguieron marchando ayer en las ciudades chinas, pero en
menor número que durante el fin de semana. En Nanjing, el McDonalds y el Kentucky
Fried Chicken cerraron para evitar el riesgo de ser apedreados. La embajada de Estados
Unidos en Pekín fue rodeada por policías cuando los estudiantes regresaron. Hubo más
manifestaciones en Hong Kong y en Taipei. La ola de ira parecía genuina, pero fue sin
duda incentivada por la cobertura mediática sin precedentes de las manifestaciones
durante el fin de semana.
China renovó su apertura diplomática con Moscú, en un intento de usar el tema para
fortalecer las relaciones chino-rusas. En un llamado telefónico al presidente Boris
Yeltsin, Jiang estableció las condiciones para cualquier iniciativa en conjunto con el
fin de negociar un acuerdo sobre Kosovo en el Consejo de Seguridad de la ONU. Insistió en
que las discusiones no debían comenzar hasta que cesaran los bombardeos y que cualquier
propuesta debía ser aprobada por Yugoslavia. La denuncia de Jiang de diplomacia de
cañonera de ayer concuerda con la opinión de muchos funcionarios acerca de que los
Estados Unidos están embarcados en un rumbo de neoimperialismo que conducirá
a un conflicto con China.
Traducción: Celita Doyambéhère
|