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China exigió juicio y  castigo a los culpables

Pekín rompió su colaboración con EE.UU. en temas militares y de derechos humanos y pidió castigos por la destrucción de su embajada.

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The Guardian
de Gran Bretaña

Por John Gittings
Desde Pekín

t.gif (862 bytes)  El presidente de China, Jiang Zemin, denunció ayer la “diplomacia cañonera” de Estados Unidos, en una declaración que no parecía admitir compromisos. El gobierno de Pekín recibió al enviado ruso Viktor Chernomyrdin, mientras la administración Clinton montaba un esfuerzo concertado para superar el desastroso resultado político del bombardeo de la embajada China en Belgrado de la noche del viernes. El presidente Bill Clinton emitió otra disculpa pública en una declaración televisada desde la Casa Blanca, llamando al bombardeo “un hecho aislado trágico”. La OTAN le brindaría a China la información completa de cómo y por qué se produjo el ataque, dijo la secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright. Pero China suspendió unilateralmente la cooperación con Estados Unidos en temas militares y de derechos humanos, y aplazó la segunda cumbre ChinaUnión Europea que debía celebrarse el jueves en Pekín.
La Casa Blanca dijo que Clinton había tratado de telefonear al presidente Jiang para disculparse personalmente por los bombardeos. Pero la embajada china en Washington dijo que Jiang no estaba listo todavía para recibir ese llamado. El ministro de Relaciones Exteriores chino, Tang Jiaxuan, insistió ayer en Pekín en una completa disculpa pública y abierta, rechazando las disculpas de la OTAN como inadecuadas. También pidió una investigación a fondo del bombardeo de la embajada, la publicación de los resultados y un castigo a aquellos responsables.
Mientras las manifestaciones anti-Estados Unidos continuaban en toda China con el apoyo del gobierno, Pekín suspendió la cooperación militar y las discusiones sobre los derechos humanos con los Estados Unidos. Los contactos militares de alto nivel y las conversaciones sobre la no proliferación de las armas nucleares, el control de armas y la seguridad internacional se detuvieron hasta nuevo aviso. Más señales de tirantez diplomática llegaron cuando la Unión Europea anunció la cancelación de una cumbre con China. El canciller alemán, Gerhardt Schroeder, el presidente interino de la comisión europea, Jacques Santer, y el comisionado interino Sir Leon Brittan debían concurrir el jueves a la cumbre de un día en Pekín.
Miles de manifestantes anti-OTAN siguieron marchando ayer en las ciudades chinas, pero en menor número que durante el fin de semana. En Nanjing, el McDonald’s y el Kentucky Fried Chicken cerraron para evitar el riesgo de ser apedreados. La embajada de Estados Unidos en Pekín fue rodeada por policías cuando los estudiantes regresaron. Hubo más manifestaciones en Hong Kong y en Taipei. La ola de ira parecía genuina, pero fue sin duda incentivada por la cobertura mediática sin precedentes de las manifestaciones durante el fin de semana.
China renovó su apertura diplomática con Moscú, en un intento de usar el tema para fortalecer las relaciones chino-rusas. En un llamado telefónico al presidente Boris Yeltsin, Jiang estableció las condiciones para cualquier iniciativa en conjunto con el fin de negociar un acuerdo sobre Kosovo en el Consejo de Seguridad de la ONU. Insistió en que las discusiones no debían comenzar hasta que cesaran los bombardeos y que cualquier propuesta debía ser aprobada por Yugoslavia. La denuncia de Jiang de “diplomacia de cañonera” de ayer concuerda con la opinión de muchos funcionarios acerca de que los Estados Unidos están embarcados en un rumbo de “neoimperialismo” que conducirá a un conflicto con China.

Traducción: Celita Doyambéhère

 

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