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Por P.V. Las cartas están echadas. Con la victoria del domingo en el Superclásico, Boca (32 puntos) se sacó de encima a River en la pelea por el torneo, sacándole ocho puntos de ventaja cuando quedan 21 unidades (siete fechas) en juego. Pero ahora es San Lorenzo (27 puntos) su último gran obstáculo en la defensa del título de campeón que conquistó en el pasado Apertura 98. El equipo que dirige Oscar Ruggeri se mantiene a cinco unidades del Boca sólido y gallardo que se enseñorea en el liderazgo del Clausura, y un análisis de lo que se viene indica que tiene un fixture algo más favorable que el que les espera a los muchachos de Bianchi. Sin embargo, toda la ilusión que deben estar albergando los hinchas de Boedo puede irse al diablo en menos de dos semanas, porque su equipo visitará a Boca el domingo 23, y allí, en ese partido en la Bombonera, es posible que el destino del certamen quede sellado. Es cierto que acaso a Boca el fixture lo favorezca menos que a San Lorenzo (ver El fixture...): tiene que jugar cuatro partidos de visitante (contra tres de su inmediato perseguidor) y el promedio de puntos hasta aquí de sus rivales es levemente superior que el de aquellos que jugarán con los azulgranas. Sin embargo, Bianchi sabe que su equipo cuenta con una enorme ventaja a su favor, que se desprende de los cinco puntos que hay entre uno y otro equipo: no necesita jugarse la vida en cada resultado. Dicho de otra manera, San Lorenzo sabe que tendrá que ganarle sí o sí a Boca dentro de dos fechas si quiere salir campeón; el conjunto puntero, en cambio, está seguro de que no precisa vencer, porque un empate en el peor de los casos también le será útil para neutralizar la carga de los de Boedo. Esa certeza sirve, sobre todo, para salir a jugar con menos presiones, no sólo el clásico del 23, sino también cualquiera de los últimos partidos. Y la tranquilidad es un ómnibus que siempre deja más cerca de la victoria. Los resultados no son tan trascendentales para Boca como sí lo son para su perseguidor. Más allá del clásico, San Lorenzo parece tener partidos menos comprometidos: recibe a los jujeños, visita a un Huracán probablemente ya descendido en la 16ª fecha, recibe a Belgrano y al conflictuado Racing en la última fecha; sus encuentros claves serán contra Gimnasia en el Bajo Flores (porque el conjunto de Griguol siempre puede complicar) y el viaje a Rosario para enfrentar a Newells, que a partir de la tradición San Lorenzo es un aliado de Central puede plantear una lucha inesperada. De todas maneras, el promedio de puntos de esos equipos (excluyendo a Boca) hasta la 12ª fecha es de 15, menos que los 16,33 que promedian los rivales del puntero. Sin embargo, esta escalada de San Lorenzo, más sencilla en los planteos previos, puede quedar reducida a la nada si Boca le impide tomar velocidad a su sueño, ganándole el clásico de la 14ª fecha. De nada podrían servirles a los escoltas la mayor accesibilidad de los rivales si se ven obligados a descontarle ocho puntos a Boca en las cinco fechas que restan, teniendo en cuenta, además, que entre el torneo anterior y éste, Boca ganó 77 de los 93 puntos que jugó, es decir que en promedio sólo perdió a razón de medio punto por encuentro: si se mantiene la racha, la victoria de Boca ante San Lorenzo prácticamente le aseguraría el título. Los jugadores de Bianchi tienen que viajar tres veces antes del fin del certamen: a La Plata para enfrentar a Estudiantes (ayer quedó confirmado que juegan el sábado a las 20.10 para la TV, y aunque puede haber cambio de cancha no se jugará en Mar del Plata), a Córdoba para jugar con Talleres, y a Santa Fe para vérselas con Unión en la última fecha. Este último partido puede ser más o menos conflictivo de acuerdo con la situación de los rojiblancos respecto del descenso, pero tampoco hay que quitarle gravedad a la visita a Avellaneda para enfrentarse con Independiente. A la Bombonera llegarán Central (el único equipoque pudo ganarle a San Lorenzo en este Clausura), Lanús y el equipo de Boedo. Bianchi enfrenta además una preocupación adicional: los lesionados. Sin Abbondancieri (ver No cuenten...) y con Córdoba todavía en tren de recuperación, el arquerito Muñoz puede ser sometido a la presión de otro clásico como el que jugó el domingo. Sin Serna ni Pereda (que se unirá a la selección peruana), el técnico deberá resolver el rompecabezas del mediocampo.
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