MALDICION
Ya estaba
entrada la noche en Madrid cuando una inconfundible tonada riojana se escuchó en el
restaurante del Hotel Palace, ubicado frente a las Cortes de la capital española.
"No hay caso --decía compungido Eduardo Menem-- no podemos romper la
maldición." Un argentino que pasaba lo miró sorprendido, pero enseguida se relajó:
comprendió que no hablaba de internas sino del dos a uno con que Boca confirmó su
paternidad sobre River.
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