Por David Cufré
El rector de la
UBA, Oscar Shuberoff, es un irresponsable. La ex ministra de Educación, Susana Decibe,
confundió a la opinión pública. El recorte del presupuesto universitario nunca
existió. Roque Fernández se empeñaba en demostrar que la protesta que en ese
momento desfilaba por Avenida de Mayo no tenía razón de ser. Después, enojado, anunció
que el Gobierno resolvió elevar en 150 millones de pesos el déficit fiscal para
destinarlos a educación, reparando en parte el ajuste anterior de 280 millones.
El ministro aclaró de inmediato que el FMI aceptó esa decisión, a la que él se opuso
tozudamente hasta último momento. Desde que llegó al Palacio de Hacienda, Roque asumió
que su rol era obedecer las órdenes de Menem, y ayer la instrucción del Presidente,
debilitado políticamente, fue destapar la olla a presión antes de que estallara.
Por la mañana, el jefe de Estado había convocado a Roque, a Carlos Corach, a Jorge
Rodríguez y al flamante ministro de Educación, Manuel García Solá, para buscar una
salida al conflicto con docentes y estudiantes. Al mediodía, durante un almuerzo en el
Consejo Profesional de Ciencias Económicas, el titular de Economía comunicó que se
repondrán 150 millones de pesos a la educación.
De alguna manera, se ha instalado en la opinión pública que el Gobierno tiene una
especie de actividad persecutoria sobre la educación. No sé si confundida por las
declaraciones del rector Shuberoff, o por lo que dijo la ex ministra Decibe, o no sé por
qué razón. Pero con el Presidente decidimos fortalecer aún más el presupuesto para la
educación, explicó Roque. Sabemos plenamente que tenemos que contener una
situación difícil en un año difícil, añadió, reconociendo que la coyuntura
política superó las fuerzas del Gobierno para mantener a pleno el ajuste sobre la
educación.
Para Menem, es una obsesión que el final de su mandato no quede asociado con el caos
social, ya que quedaría en manos de sus adversarios la misma arma que él utilizó a
destajo contra Raúl Alfonsín. Por eso, anteayer anunció nuevos programas de fomento del
empleo, cuando se insinúa que la tasa de desocupación volverá a trepar a niveles
alarmantes, y ahora cedió ante los reclamos del sector educativo. Roque sintió que
estaba tragando un sapo cuando ayer le tocó informar esa decisión. En su discurso no
ocultó su malestar.
No ha habido ningún tipo de recorte de gastos que pueda justificar la convulsión
política, que, en mi opinión, Shuberoff ha estado politizando de manera muy
irresponsable, disparó. Roque sostuvo que el presupuesto a la UBA asignado por el
Gobierno era de 280 millones de pesos, que luego el Congreso elevó a 296 millones, y que
finalmente el Poder Ejecutivo recortó a 279 millones. En 1998, afirmó, los fondos para
la UBA habían sido 280 millones, por lo que no hubo recorte de gastos. La
diferencia entre los 279 millones decretados por el Gobierno y los 296 fijados por el
Congreso, forma parte del ajuste global de 100 millones para todas las universidades
nacionales. Pero Roque no hizo mención a esa cifra.
El ministro de Economía aclaró que la ampliación del déficit fiscal en 150 millones
fue discutida con el FMI. Me comuniqué telefónicamente con la gerencia del Fondo
para decirle que vamos a modificar la meta de déficit en ese monto. Ellos me dieron la
autorización, explicó. Para contener eventuales protestas de otros sectores
afectados por el ajuste de gastos como la salud y los beneficiarios de programas
sociales, Roque advirtió que no habrá más retoques al ajuste.
Ya hemos hecho un esfuerzo que van a tener que pagar todos los argentinos, las
generaciones futuras, porque son los contribuyentes quienes tendrán que asumir este
aumento del endeudamiento, agregó el ministro. Pero creemos que es lo que
políticamente corresponde hacer en este momento, y así nos ha instruido el Presidente de
la Nación, concluyó.
ROQUE RENUNCIO AL RECORTE PARA SALVAR A SU
VICE
La tijera casi corta a Guidotti
Por Maximiliano Montenegro
El ministro de Economía
tuvo ayer un día agitado. Roque, quiero que encuentres la forma de darle una
solución a esto. No se puede tener un muerto en las calles por la irresponsabilidad de
(Oscar) Shuberoff, le ordenó el Presidente por la mañana. Hasta ese mismo momento,
Fernández ni siquiera había considerado la posibilidad de ceder a la protesta
estudiantil. En los mercados financieros se habló de su renuncia, y hasta se barajó el
reemplazante. Sin embargo, quien peligra en su puesto no es él sino su segundo, Pablo
Guidotti. Es una barbaridad. Pero no te preocupes, no abandono el barco, le
dijo ayer a su jefe, desde Nueva York, el verdadero artífice del ajuste.
Apenas salió de la reunión con Menem, Roque se comunicó telefónicamente con Michel
Camdessus, director gerente del FMI. El Presidente quiere que ampliemos el déficit
fiscal, por lo menos, en 150 millones para financiar la educación, planteó. Ni
siquiera dijo que el ala política presionaba, en realidad, por conseguir un perdón por
los mil millones que cuesta el ajuste. El ministro temía una gestión más complicada ya
que, según Guidotti, la intransigencia del organismo para moverse más allá del déficit
de 4950 millones era total. Pero Camdessus no opuso ningún reparo. Luego, en el clima
distendido que ofrecía el almuerzo del Consejo Profesional, Roque hizo el anuncio,
enfatizando que era una decisión política. En privado, reconoció a sus colaboradores:
Fuimos presa del chantaje de Shuberoff. Ya a mediodía, los rumores en la city
hablaban de una renuncia del ministro y su reemplazo por el cuestionado titular del Banco
Central, Pedro Pou. No obstante, la venta de papeles efectuada por grandes bancos de
inversión, que derrumbó el índice Merval 3,2 por ciento, olió más a una oportunidad
para hacerse de buenas ganancias tras un largo rally de subas.
El propio ministerio alentó las versiones, como forma de fortalecer su recortado poder de
negociación. Así, se dijo que el jefe de asesores, Miguel Kiguel, había sido abrumado
en Nueva York por las consultas de inversores. Y que el tema había influido en la caída
del precio de los bonos argentinos. Pero el mercado de bonos de países emergentes
reflejaba otras cuestiones: la suba de la tasa de interés de largo plazo que paga el
Tesoro norteamericano.
El ala política clamaba ayer por la cabeza del secretario de Hacienda, Pablo Guidotti,
mentor del ajuste, quien regresa hoy de una gira por el exterior. Roque se comunicó
telefónicamente con él y escuchó sus lamentos por la decisión presidencial. Ya
demostraste que sos un tipo serio, que no modifica su postura. Pero la realidad está
difícil, es un final de año muy complicado, y no hay que abandonar el barco cuando todos
se quieren bajar, le dijo, político, el ministro. Guidotti le prometió que, por
ahora, no dará un portazo.
GARCIA SOLA SALIO A APAGAR EL
INCENDIO
Debut en autobomba
Manuel García Solá le explicó el nuevo
presupuesto a los rectores.
Los gremios docentes y estudiantes desconfían de su verborragia. |
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Por Nora Veiras
En su primer día como
ministro de Educación, Manuel García Solá tuvo que olvidar su discurso beligerante y
dedicarse a tratar de apaciguar el repudio social provocado por el recorte presupuestario.
Después de una reunión urgente con el presidente Carlos Menem y su par de Economía,
Roque Fernández, el sucesor de Decibe aseguró que en el Poder Ejecutivo hemos
resuelto que el presupuesto educativo quede tal como fue votado en el Congreso.
Todavía es sólo una promesa arrancada por la presión de los miles de docentes y
estudiantes en las calles. El oficialismo en Diputados se comprometió a garantizarle a
Educación 218 de los 280 millones de pesos que Economía le podó. Roque Fernández no
tuvo más remedio que pedirle permiso al Fondo Monetario Internacional para aumentar el
déficit en 150 millones y prometérselos a Educación. El resto saldría del adelanto de
partidas previstas para el segundo semestre.
Es como comprar el auto ahora con la plata que tenía reservada para pagar el
alquiler en noviembre, graficó un colaborador de García Solá para tratar de
explicar la reingeniería contable que harán para cumplir con las obras
pautadas. Después de diez días de movilizaciones en todo el país y ante la inminencia
de una concentración masiva en la Plaza de Mayo, Menem convocó a García Solá,
Fernández, Jorge Rodríguez y Carlos Corach a buscar algún camino para desactivar el
conflicto universitario. Apenas salió de esa reunión, el nuevo ministro convocó a una
conferencia de prensa en el Palacio Sarmiento.
El ministerio hará una reorganización interna de las partidas para poder dar
crédito presupuestario a las universidades y a la Agencia de Promoción Científica y
Tecnológica. Se dispuso un desplazamiento en el cronograma de construcción de obras,
para lo cual firmamos una resolución que modifica la forma de ejecutar las obras de
infraestructura educativa y se creó un fondo rotatorio que va a utilizar los fondos
ociosos que haya en algunas provincias, en otras que los necesiten para su plan de
infraestructura escolar, explicó García Solá sin mayores precisiones.
Los gremios y los estudiantes desconfían de la verborragia del ministro que se
autodefinió como discípulo y colaborador de Menem y esperan que el Congreso
rechace hoy el recorte de 280 millones de pesos. Con el propósito de desactivar el foco
del conflicto universitario, García Solá se reunió a primera hora de la tarde con los
rectores del comité ejecutivo del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Continuó la
maratón en Diputados con el duhaldista Eduardo Mondino y en el Senado con Augusto
Alasino.
Tanto en el Senado como en Diputados, la hegemonía duhaldista ofreció resistencia desde
un principio al recorte educativo y amenazó con oponerse a todo el ajuste. Después de
diez días de confrontación, con la movilización estudiantil in crescendo y el
aplastante triunfo del duhaldismo en al interna bonaerense, Menem no tuvo más remedio que
negociar. Llamó al mediodía al titular del bloque del PJ, Humberto Roggero, para que le
garantizara los 100 millones de pesos a los rectores y apagara, por lo menos, ese foco.
En el entorno de la ex ministra Susana Decibe, que dio un portazo el viernes por el
recorte de presupuesto, repetían que sirvió para algo nuestro planteo y
descargaban las culpas contra el viceministro de Economía, Pablo Guidotti, y de Gabinete,
Miguel Solé, que impulsaron el recorte sin tener idea de la reacción social que
provocaría.
Los riesgos de protestar Los que hemos vivido las décadas del 60 y el 70 sabemos que es una
irresponsabilidad total del rector Oscar Shuberoff mandar a los chicos a la calle, con los
riesgos que esto implica. Entre sus argumentos para denostar al titular de la
Universidad de Buenos Aires, Roque Fernández incluyó un costado desgraciado: rememoró
con dramatismo las luchas estudiantiles de tres décadas atrás, cuyo pico estuvo dado por
el rechazo a la política educativa de la dictadura de Juan Carlos Onganía. Precisamente,
en dicho período fue cuando se generó el más feroz episodio de represión contra el
movimiento estudiantil argentino, que se recuerda como La noche de los bastones
largos. No mucho tiempo atrás, en 1992, fue el presidente de la Nación, Carlos
Menem, quien realizó otra poca feliz comparación, al referir que tras las
manifestaciones estudiantiles de entonces podría haber nuevas Madres de Plaza de
Mayo. |
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