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Los diputados recortarán
el recorte del Gobierno

Van a garantizar las sumas que posibiliten el financiamiento
de Educación. Pero el oficialismo desechó la idea de rechazar
de plano el decreto del ajuste. Negociaciones con el Ejecutivo.

Presión: La presión de los gobernadores, sumada a la resistencia del Congreso, le haría imposible al Poder Ejecutivo sostener el recorte de gastos.

Los diputados asegurarán hoy el financiamiento para la educación.
Pero darán una tregua al Gobierno y no rechazarán todos los recortes.

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Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes) La bancada de diputados oficialista llevará hoy al recinto un proyecto de ley para asegurar 100 millones de pesos a las universidades y, posiblemente, otros 118 millones para la administración central del Palacio Pizzurno. Pero los hombres del PJ postergarían otra decisión sobre los otros aspectos del controvertido decreto de recorte, al que Diputados hasta ayer amenazaba oponerse, total o selectivamente. Entre otras cuestiones, el Parlamento pospondría la posible votación de una ley que garantice a las provincias la devolución de todos los fondos que el ajuste amenaza quitarle este año, iniciativa que está analizando la Comisión de Presupuesto y Hacienda. A fuerza de ofrecer un recorte más moderado en el presupuesto educativo y de prometer una nueva negociación con el Fondo Monetario para ampliar el déficit fiscal, el Poder Ejecutivo consiguió modificar la estrategia parlamentaria. Un triunfo módico en un día lleno de derrotas.
Casi al terminar un día de arduas negociaciones, los gobernadores justicialistas Carlos Juárez (Santiago del Estero) y Jorge Busti (Entre Ríos), junto a varios ministros de Economía de las provincias, exigieron al Congreso un reaseguro. El decreto de ajuste inmoviliza hasta octubre del año que viene el 12 por ciento de los fondos específicos que se prorratean entre las provincias, y suspende para este año la garantía de que el Fonavi –administrado por el interior– dispondrá de 900 millones de pesos, más allá de lo que suceda con la recaudación. El mismo decreto prevé un mecanismo para que las administraciones del interior recuperen esos fondos a partir del 2000, pero Busti alentó ayer la propuesta de que esa restitución esté comprometida por una ley.
La presión de los gobernadores, sumada a la resistencia del Congreso, le haría imposible al Poder Ejecutivo sostener el recorte de gastos. Que el Parlamento, a instancia del justicialismo, haya resuelto debatir hoy en una sesión ordinaria un rechazo muy acotado al decreto, les da aire a Jefatura de Gabinete y a Economía para revisar el ajuste y, eventualmente, para cumplir con su promesa de buscar apoyo del FMI y créditos internacionales para financiar un mayor gasto por un total de 1000 millones de pesos.
Si el Gobierno honrase este compromiso –que el secretario de Coordinación de Jefatura de Gabinete, Miguel Solé, asumió frente al titular de la bancada justicialista, Humberto Roggero–, el menemismo transferiría a la próxima gestión la responsabilidad de afrontar una mayor deuda pública. “En definitiva, no va a haber recorte”, explicó ante Página/12 ese colaborador de Jorge Rodríguez.
La idea de más consenso entre los diputados oficialistas es rechazar selectivamente los puntos del decreto de necesidad y urgencia, votando una ley contraria a los artículos que rebanan en 280 millones el Presupuesto de Educación y los que afectan al Fonavi y a los fondos específicos. Por el contrario, dejarían en pie algunas podas a las que hubiera resultado políticamente inviable oponerse. Entre otras, los gastos de Presidencia en “tinturas y colorantes”, sólo por citar un ejemplo.
Pero anoche, las concesiones del Ejecutivo habían logrado cambiar la estrategia parlamentaria. El propósito de los legisladores era llevar hoy al recinto un proyecto de ley del justicialista Eduardo Mondino, que le garantiza a Educación 218 millones de pesos, evitando el recorte que desató la protesta generalizada de docentes, estudiantes aliancistas y duhaldistas. Si se consiguen salvar algunas dificultades reglamentarias, la iniciativa se debatiría después de que la Cámara trate, en una sesión especial, varios proyectos sobre seguridad.
La Alianza está dispuesta a plantear en sesión el rechazo absoluto al decreto 455 por inconstitucional: el Ejecutivo se extralimitó en sus funciones, resolviendo en materia presupuestaria e impositiva, algo que le prohíbe expresamente la Carta Magna. Pero como a la oposición le resultará muy difícil conseguir los dos tercios necesarios para tratar esainiciativa sobre tablas, está dispuesta a acompañar al PJ en su rechazo fragmentado. Según dijo el frepasista Darío Alessandro a este diario, ese previsible acompañamiento no les impedirá acudir hoy a la Justicia para presentar un recurso de amparo contra el decreto, denunciando que viola la Constitución.
Los permanentes contactos entre Jefatura y los legisladores permiten presumir que difícilmente el Congreso vaya a sorprender al Gobierno con alguna decisión imprevista. Por el contrario, después de los gestos concesivos del Ejecutivo, el Parlamento estaría dispuesto a darle una tregua. Del mismo modo que las visitas del ministro de Educación, Manuel García Solé, sugieren que, negociaciones mediante, en las próximas horas podría achicarse la brecha entre los 150 millones de dólares prometidos ayer por Economía a Educación y los 218 que los diputados amenazaban anoche con garantizarle a esa sensible área.

 


 

LAS RAZONES QUE LLEVARON A MENEM A DAR MARCHA ATRAS
El Presidente “pato rengo”

Por Diego Schurman

t.gif (862 bytes) En diez años de gobierno, Carlos Menem recibió los más variados apodos. Algunos despectivos, otros exageradamente concesivos. Pero hay uno que lo iguala en este momento a sus colegas estadounidenses. Es el de Presidente “pato rengo”. Esa es la forma con la que los norteamericanos denominan, sin maldad, pero con evidentes muestras de realidad, a los mandatarios en retirada, aquellos que ven desvanecer su poder y comienzan a relegar el centro de escena a dos años de dejar su mandato.
La marcha atrás de Menem con el recorte a la educación fue el síntoma más reciente de ese debilitamiento. El Presidente tomó la decisión camino a los links de Olivos, donde ayer desafió a su secretario, Alberto Kohan, a un partida de golf:
–Solucionen esto ya –dijo mirando a Roque Fernández en una pequeña escala por la Casa Rosada.
En el despacho del ministro de Economía, los funcionarios se miraron perplejos y no dejaron de cruzarse acusaciones. Carlos Corach tomó un papel protagónico en defensa de los argumentos del Presidente. A esta altura, más que por convicción, el ministro del Interior intentó así mejorar su deteriorada relación con el mandatario.
Nadie hubiese imaginado que la misma persona que prepoteó con la memorable frase “ramal que para ramal que cierra” –en un evidente desprecio a la lucha de los ferroviarios–, se altere en estas horas con una protesta social encabezada por docentes y estudiantes que reclaman lo que el Gobierno siempre retaceó: financiamiento educativo.
El cambio se produjo en cuestión de meses. De aquel Presidente que se autopromocionaba con el lema “yo o el caos”, y en base a eso exigía una nueva reelección –un sueño que decenas de presentaciones judiciales amenazaban con transformar en realidad–, sólo quedan recuerdos. Menem hoy ve emigrar en cuentagotas a sus principales aliados y debe pedir permiso a Eduardo Duhalde para participar en su campaña proselitista.
Si hasta el gobernador pampeano Rubén Marín dio el salto hacia el duhaldismo, aplicando un pragmatismo que aprendió durante sus largos años de convivencia con el riojano. “El 99 por ciento está encolumnado detrás de la fórmula Duhalde-Ortega. ¿No me van a pedir que esté con el uno por ciento restante?”, justificó.
No fue la única sorpresa. Carlos Reutemann, a quien Menem buscó para pelear la presidencial en representación de la Casa Rosada, sorprendió ayer a propios y extraños al lanzar su candidatura a gobernador flanqueado por el propio Duhalde. Poco importa si el Lole invitó al bonaerense o si éste se montó al acto de un hombre que tiene asegurado el triunfo en Santa Fe. Ambos se presentaron como la cara del postmenemismo. La aparición de Menem en ese evento, a través de una conexión poco ingenua del canal estatal ATC, pareció un premio consuelo.
El Presidente ni siquiera logró disimular su debilidad al asumir un nuevo período como jefe del partido, un acto que paradójicamente buscaba transformar en una demostración de fuerza. Esa sensación de desamparo se profundizó el domingo, tras la aplastante victoria del duhaldismo en la provincia de Buenos Aires, un distrito que representa más del 30 por ciento del padrón nacional.
Ahora Menem pide clemencia. No quiere que lo político interfiera lo institucional, como si no hubiese sido él quien vapuleó la Constitución con el único objetivo de lograr su reelección. Su temor, dicen en su entorno, es que el frente que Duhalde y la Alianza armaron para frenar la posibilidad de un tercer período consecutivo se afiance ahora en el Congreso, impidiendo la aprobación de una retahíla de iniciativas claves de la política menemista que coloquialmente se califica como “impopulares”.
Esta claro que Duhalde tiene decidido mantener firme su discurso social, mostrándose como el principal enemigo de un modelo que él mismo ayudó a instaurar. Pero en su entorno están convencidos de que no “fagocitará” aMenem. Algunas veces el duhaldismo mostró su límite, al alinearse con el menemismo para evitar, por ejemplo, el juicio político del ministro Erman González, vinculado con la venta ilegal de armas. Habrá que ver si ahora en más intentará acercarle una muleta o irá en busca de la otra pierna del Presidente “pato rengo”.

 

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